TresCuatroTres cumple once años y, como viene siendo tradición, algunos de los integrantes del equipo se reúnen en este artículo para escribir sobre aquellos jugadores portadores del citado número y que marcaron sus vidas.
Esperamos que disfruten y, como siempre, gracias por estar al otro lado de la pantalla.
Mágico González
Manuel Infante

“Hubo otro jugador tan o más grande que Pelé o que yo: Jorge González, un fenómeno”.
Si estas palabras las pronuncia cualquier aficionado, pasarían por ser, seguramente, producto de un ataque de forofismo agudo. Pero si el autor de esta afirmación es el mismísimo Diego Armando Maradona, es lógico que la frase alcance otra dimensión.
En la actualidad, se pagan auténticas barbaridades por cualquier jugador que se salga un poco de lo común.
El Cádiz ganaba por dos goles a cero al Racing de Santander, ambos tantos anotados por Jorge González. En una nueva jugada de ataque cadista, el balón le llegó al salvadoreño al borde del área rival. Se libró de dos defensores con gran habilidad y otro le salió al paso. Lo eludió con un fugaz juego de cintura y quedó frente al guardameta.
Antes de que el portero pudiera reaccionar, contempló como le sobrepasaba el esférico gracias a una genial vaselina del delantero. El Ramón de Carranza se tiñó de blanco a causa de los miles de pañuelos que poblaron sus gradas. González se zafó del abrazo de sus compañeros para disponerse a continuar el encuentro, pero una mano le tocó en su hombro.
Al volverse, contempló sorprendido al portero del Racing que había recorrido medio campo para felicitarlo por la jugada que acababa de realizar.
“Tenía que darle la mano, porque fue algo extraordinario”, explicó luego el guardameta.
¿Cuánto dinero se pagaría hoy por un jugador capaz de realizar tales jugadas?
Uno de los mayores halagos que se puede hacer a un futbolista es que, con sus acciones, justifica el dinero que ha costado la entrada.
Cada vez que asistí a un partido donde jugaba el salvadoreño, salí del campo con esa sensación de dar por bueno el dinero gastado por tener la suerte de contemplar aquella magia.
Porque puedo decir, con total satisfacción, que yo vi jugar a Mágico González.
Rivaldo
Alexandre Iglesias

Para un coruñés nacido en los 90, que poco o nada pudo disfrutar del fútbol de Bebeto en la ciudad, Rivaldo se convirtió en el 11 heredero de una camiseta con tanto peso para el Deportivo. Aunque su estancia en A Coruña solamente duró una temporada, recuerdo la calidad y el golpeo que caracterizaban al brasileño. Fue uno de esos primeros recuerdos futbolísticos que uno guarda en su memoria de forma inexplicable (en la temporada 96/97 el que escribe tenía solo 4 años).
Su físico ya me llamaba la atención: un mediapunta alto, de piernas largas, con un golpeo de zurda extraordinario, que hacía los estragos de las defensas rivales cuando se acercaba a la frontal del área.
Tras su gran temporada en A Coruña, puso rumbo al Barcelona, dejando para el club coruñés una cantidad más que importante de dinero (lo equivalente en pesetas a 24 millones de euros, lo que sigue siendo a día de hoy la segunda venta más alta en la historia del club).
En Barcelona, Rivaldo se convirtió en leyenda, y se abrió hueco como uno de los ídolos de mi infancia, tras hacer cosas inimaginables para un niño de 7 años, como la famosa exhibición contra el Valencia, con un guion de película: hat-trick con goles de falta y de chilena incluidos en el último partido de Liga para meter al Barça en la Champions. No daba crédito; ese partido parecía uno de los muchos que jugaba con mi hermano en la play 1 más que fútbol real.
No obstante, si un evento deportivo marcó mis primeros años de aficionado fue el Mundial de Corea y Japón 2002. Fue el primer Mundial del que soy plenamente consciente y recuerdo cada detalle. La Brasil pentacampeona fue una selección invencible, con Ronaldo, Ronaldinho y Rivaldo liderando el ataque.
El que fue balón de oro en el 99, leyenda de los dos clubes que me acercaron al fútbol y excelso campeón de mi primer Mundial, merecía un pequeño homenaje por mi parte al convertirse, probablemente, en el dorsal 11 de mi vida.
Alexia Putellas
Paco Luna

Fue en 2013. Una joven de solo 19 años anotaba un golazo de altísima calidad en la, por entonces, casi clandestina final de la Copa de la Reina. El Barça vencía 2-0 al Praínsa Zaragoza al filo del descanso cuando recibía un pase en profundidad pegado a banda derecha. En una décima de segundo, pisa el balón con la izquierda y arranca con la espuela de la derecha dejando sentadas a las dos defensas que la perseguían. Un recorte seco a la portera y marca a puerta vacía. Digno de Maradona, de Messi… o de Alexia Putellas.
Ese gol es uno de mis primeros recuerdos de fútbol jugado por mujeres, y el que me convenció de intentar acercarme a conocer mejor esa parte femenina de mi entretenimiento favorito. También me acercó a ese nombre que hoy en día, a los 29 años, es la única persona nacida en España que ha logrado ganar dos veces el Balón de Oro. A ello suma siete Ligas, seis Copas, tres Supercopas de España, dos Champions, una Euro sub 17 y, por supuesto, el Mundial.
Capaz de mirar a la cara en cuanto a palmarés a las más brillantes estrellas del fútbol español, suma un éxito que no se mide en trofeos ni en medallas. Es parte principal del espectacular salto evolutivo del fútbol jugado por mujeres en España, tanto desde el terreno de juego, como en la proyección internacional que logró para las futbolistas españolas. Pena que la rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda en verano de 2022 hiciera que no pudiera disputar la Euro de 2022, a la que llegaba en el mejor momento de su carrera. Tampoco pudo disputar a pleno rendimiento el Mundial de 2023. Pero sí ha sabido disputar con alma de capitana el importantísimo partido por las mejoras de las condiciones de las jugadoras. Ese que recientemente dijo que tanto la cansaba y que no le dejaba centrarse al 100% en lo que más le gustaría: jugar al fútbol.
Moviéndose por cualquier lugar del frente de ataque, tiene una capacidad innata para encontrar pases entre líneas, un olfato genial a la hora de llegar a posiciones de gol y un manejo del balón al alcance de muy pocas. Va cogiendo ritmo tras el duro año que siguió a su lesión y esta temporada, tras quedar fuera de las seleccionadas para el Balón de Oro, quiere volver a estar al máximo nivel de rendimiento. Ahora, disputa otro partido fuera del campo, el de la renovación de contrato con el Barça, que puede acabar con ella fuera del club. Veremos si también lo gana. Personalidad no le falta para ello.
Pavel Nedved
José Luis Ruiz

Uno de los ídolos para la generación millennial. Su calidad técnica, el carisma que atesoraba y el exotismo de su origen para la época, convirtieron al León de Praga en una estrella del fútbol indie. Un interior izquierdo con un maravilloso golpeo de balón con ambas piernas y una privilegiada visión de juego. Tampoco iba mal cuando tocaba regatear. En definitiva, contaba con un dominio de la técnica que, además, complementaba con un físico, forjado en una concienzuda y espartana preparación, que también le permitió destacar en ese aspecto y mantenerse en activo hasta los 37 en una posición muy exigida.
Aunque tardó algo en llegar, la carrera de Nedved se desenvolvió casi íntegramente en Italia. Primero en la mejor Lazio de la historia, donde ganó la última Recopa de Europa disputada. Y luego en la Juventus, club en el que su 11 se convirtió en un emblema. En Turín siempre le quedó la espinita de la final de Champions de 2003, que, además, no pudo jugar por sanción. Esa temporada le hizo merecedor del Balón de Oro. Tampoco hay que olvidar su papel capital en las mejores selecciones checas que ha visto el fútbol, sirviendo de puente entre las Eurocopas de 1996 y 2004.
Michael Owen
Carlos Serrano

El gol en la sangre. Cada vez que el balón llegaba a sus botas con opción de golpeo, cualquier cosa era posible. Ya fuera en su Inglaterra natal o en la Liga Española, Owen siempre ha sido sinónimo de perforar porterías rivales. En su breve estancia por el Real Madrid demostró su facilidad en el arte anotador. El Bernabéu todavía lo recuerda con cariño. No es para menos, alcanzó cifras muy meritorias. Ello a pesar de se suplente. En total, 16 goles y dos asistencias en su única temporada de blanco.
¿Por qué Owen? Además de por su puntería, allá por donde ha pasado ha dejado grandes recuerdos en sus aficiones. Pocos delanteros pueden presumir de este hecho. Liverpool, Madrid, Newcastle, Manchester United y Stoke City son destinos que pueden dar fe de la profesionalidad de este depredador del área. Eternamente cuestionado por su Balón de Oro con 21 años, los datos hablan por ellos mismos de aquella temporada: Owen fue pieza clave en la colección de títulos que fue el Liverpool aquel año. Nos referimos a: Copa de la Liga, FA Cup, Copa de la UEFA, Charity Shield y la Supercopa de la UEFA. Owen fue decisivo en todos estos trofeos marcando y regalando asistencias. Elegancia y gran puntería, desgraciadamente mermada por problemas físicos que impidieron alcanzar cuotas anotadoras mucho mayores de las obtenidas. Resumiendo, no digamos gol. Digamos Owen.
Romario
Jorge M. Rodrigo

Romario con la camiseta de Brasil y su número 11 celebrando el Mundial de Estados Unidos 94 Fuente: El Español
Hoy en día, en 2023, todos tenemos acceso a cualquier partido profesional de fútbol mundial, las mejores competiciones en nuestra propia televisión y cualquier jugador en internet, ya sea de una liga menos conocida o se trate de una joven promesa ¿quién no ha buscado las mejores jugadas de algún jugador que ha fichado su equipo y al que no tenía en el radar?… pero hubo un tiempo, muy muy lejano, donde ver jugadores que no estuvieran en la liga española se daba en casos muy concretos, también estaba el PC Fútbol, pero en este caso tenías que fiarte de las habilidades que les otorgaban y realmente no los veías jugar a nadie más allá de una simulación con puntuaciones bastante irreales.
Así es que los tres casos para descubrir a jugadores lejos de nuestro fútbol, 1) que televisaran un partido de las diferentes copas de Europa, 2) poder ver, los entonces tan importantes, torneos de verano, donde venían clubes jugadores de muy lejos o, 3) que ese año hubiera un torneo de selecciones donde abundaban jugadores de los que no habíamos oído hablar. El número 11 del que os voy a hablar lo descubrí en este último caso, en un partido de los Juegos Olímpicos de Seúl, 16 años antes de que naciera Youtube, y aunque, en algunos de sus clubes no llevó este dorsal, en su selección siempre llevó a la espalda el 11 y con él fue, ni más ni menos que, campeón del mundo.
Estoy hablando de Romario y en esa competición marcó 7 goles en 6 partidos y fue nombrado mejor jugador y eso que no consiguió la medalla de oro que se llevó la U.R.S.S. de Dobrovolski, jugador que anotó 6 goles en Seúl y que estuvo en dos equipos de la liga española, Castellón y Atlético de Madrid. Pero desde que vi a ese jugador diferente, goleador, imaginativo en aquellos Juegos Olímpicos donde ya apuntaba maneras, no dejó de crecer su leyenda hasta convertirse en uno de los mejores delanteros de la historia. A nivel selecciones lo ganó todo o casi todo (esa plata de Seúl…) a nivel club no y por eso, para mí, es el mejor delantero que jamás ganó una Copa de Europa o Champions. Regates imposibles, vaselinas perfectas, golpeos certeros y goles, muchísimos goles, un jugador que no dejaba indiferente, que era especial y que, aunque ha habido grandísimos jugadores que ha portado el número 11 a su espalda, esos Juegos Olímpicos, fue algo que jamás olvidé.
Alfonso
Juan Ariza

«¡Qué bonitos, qué bonitos son los goles de Alfonsito!» coreaban allá por mediados de los noventa las gradas abarrotadas de un Benito Villamarín entregado al mago de las botas blancas, el getafense Alfonso Pérez Muñoz. Uno de mis primeros ídolos vestido de verdiblanco, que protagoniza gran parte de los recuerdos que componen la memoria futbolística de mi última niñez y mi primera adolescencia. Filigranero, inteligente, técnico y oportunista; Alfonso Pérez es por méritos propios uno de los arietes españoles de referencia de la época, a caballo entre los siglos XX y XXI.
Componente de aquel mítico plantel que conquistó la medalla de oro olímpica en Barcelona ´92 y campeón con el Real Madrid de un título de liga, uno de Copa y otro de Supercopa, fue en el sevillanísimo equipo de las Trece Barras Verdiblancas donde encontró el hábitat perfecto para brillar, tanto que en la temporada 96/97 anotó la nada despreciable cifra de veinticinco goles en el campeonato liguero, sólo por detrás en la tabla de artilleros del mejor Ronaldo Nazario, que aquel curso militó en el Barcelona. Curso aquel que igualmente acabó con aquella dolorosa derrota en la prórroga frente al conjunto azulgrana en la final de Copa del Rey, con gol de Alfonsito incluido.
Pudo resarcirse Alfonso de aquel sinsabor años después, un 11 de junio de 2005, en el que un Betis comandado de nuevo por Lorenzo Serra sí logró alzar la tan ansiada copa, aunque esta vez con un papel residual en la plantilla del delantero getafense.
Pero no sólo en Heliópolis brilló, sino que también ocupa Alfonso un pequeño lugar de honor en la historia de la Selección. Ningún aficionado español podrá borrar de su memoria aquel agónico gol de Alfonso ante Yugoslavia en el Jan Breydel de Brujas que suponía el 4-3 final en el luminoso y que nos permitía seguir adelante en aquella Eurocopa, que habíamos empezado perdiendo con Noruega.
Alfonso Pérez Muñoz, sin duda, el once de mi vida.
Y yo desde este comentario pondría a Marcelo Campanal,Campanal II,jugador y atleta que jugó y compitió la mayor parte de su dilatada carrera como defensa central en el Sevilla,Dorsal de Leyenda que le concedió el club en un acto al que tuve el honor y la alegría de asistir.Fue un jugador que por su potencial físico sobresalía en el fútbol de esos años y terror de los delanteros por su contundencia y un salto inigualable,a veces estaba tan sobrado de fuerzas que acabado el partido se quedaba en el campo haciendo carreras y ejercicios gimnásticos,retirado del fútbol siguió compitiendo como atleta hasta casi su fallecimiento.Era un espectáculo verlo jugar.
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