La nueva situación, los calendarios trastocados, los cambios en las reglamentaciones, los estadios vacíos… En estos últimos meses han variado tantas cosas en el mundo, que absolutamente nadie tenía claro como iba a ser la vuelta a los primeros compases de la normalidad. En el caso del fútbol, la Bundesliga alemana ha sido la pionera en el regreso a la competición. Por tanto, es la que está sirviendo de banco de pruebas para todas las demás ligas.
El regreso tras dos meses de parón, deparó múltiples teorías sobre lo que sería este fútbol sin público y con cinco cambios. Con ligas que acabarán más tarde de lo habitual, con las competiciones europeas en agosto y sin una pretemporada al uso con la que preparar este rearranque. Tampoco habrá vacaciones ni una preparación adecuada para el próximo curso, y los clubes tendrán que apretarse el cinturón en lo económico. Pero esos últimos factores influirán sobre la próxima campaña, que será cuando habrá que analizarlos.
En lo que resta de la actual, nos hemos interesado por estudiar una serie de factores de los partidos, para determinar qué hay de nuevo en el fútbol que se está jugando desde la vuelta a los campos. Para ello, hemos usado algo tan sencillo e innegable como las estadísticas. Hemos comparado datos numéricos de las cinco últimas jornadas disputadas antes del parón y de las cinco que ya se han disputado desde la vuelta, para evitar especulaciones a la hora de sacar conclusiones sobre lo que tiene de nuevo el, valga la redundancia, «nuevo fútbol».
Lo primero que ha llamado la atención es el escaso número de victorias locales. En las cinco jornadas postcoronavirus, solo se han visto 10 victorias locales, por 22 victorias visitantes. Es verdaderamente llamativo, pero hay que tener en cuenta que en las cinco jornadas anteriores al parón, hubo 16 victorias visitantes por 15 locales. El efecto del jugador número 12 parece determinante, así los campos vacíos han provocado que las victorias visitantes hayan pasado del 36% al 48%.
En cuanto al efecto según el nivel de cada equipo, vemos que los mejor clasificados han aumentando las diferencias respecto al porcentaje de victorias. Hemos dividido la Bundesliga en tres grupos de equipos en función de su clasificación. En el primer grupo, están los seis primeros clasificados. Un segundo grupo lo integran los equipos del 7º al 12º, y el tercero es para los seis últimos de la clasificación. Así, observamos que el primer grupo ha aumentado su porcentaje de victorias tras el parón, pasando del 57% al 63%. En el tercer grupo, las victorias han descendido del 17% al 13% de los partidos disputados. Podríamos decir entonces que la vuelta del fútbol a beneficiado a los grandes.

Pero no solo hemos analizado el dato del resultado puro y duro. También hemos revisado aspectos propios del desarrollo del juego, utilizando las mismas variables para la comparación. Por un lado, los partidos de antes del parón contra los de después del parón, diseccionando entre equipos locales y visitantes, además de entre los tres escalones de la clasificación que ya hemos explicado antes.
Así, a la hora de analizar los goles anotados, vemos un leve descenso, de 1’6 goles por equipo y partido antes a 1’51 goles por equipo y partido después del confinamiento. Es una diferencia poco significativa, pero resulta más interesante si disgregamos de donde parte dicha diferencia. Mientras entre los equipos locales los goles se han reducido ligeramente, de 1’59 por partido a 1’28, entre los visitantes ha subido de 1’61 a 1’74. Esto iría en la línea que vimos al hablar anteriormente de las victorias, incluso en lo referente a la variable clasificatoria. Los equipos mejor clasificados son los únicos que marcan más goles ahora que antes de la crisis del coronavirus. Mientras, los equipos peor clasificados han caído por debajo de un gol por partido.
Otras variables relacionadas con el ataque nos ayudan a matizar estas ideas. Se hace un número algo mayor de tiros actualmente que hace dos meses. Sin embargo, solo los mejor clasificados hacen más tiros entre los tres palos. Esto puede tener que ver con que en todas las variables analizadas, ha aumentado sustancialmente el porcentaje de tiros desde fuera del área. Si antes eran el 36%, ahora son el 50%.
Si a esto unimos el dato del número de pases, podemos pensar en que estamos ante un juego algo menos elaborado. En todas las variables, tanto de posición en la clasificación como entre locales y visitantes, se observa un número algo menor de pases. No obstante, el porcentaje de acierto de estos pases es prácticamente igual o incluso levemente superior. También se regatea menos, cada equipo ha pasado de 10’68 regates de media por partido a 8’59. El descenso es especialmente llamativo entre los equipos locales, que bajan de 11’43 a 8’89 regates. Eso sí, el porcentaje de éxito en los regates intentados es muy parecido, viendo solo tendencias llamativas en el hecho de que en el grupo de los peor clasificados se ha reducido, mientras que en el resto aumenta.
Esta idea de un juego más directo y menos elaborado, se puede reforzar con el dato de la cantidad de duelos aéreos. Antes del parón forzoso cada equipo ganaba 16’81 duelos aéreos por partido, mientras que ahora llegan a 19’3 de media. En acciones defensivas, como las entradas ganadas y los despejes efectuados, no hay diferencias fundamentales. Solo cabría destacar que los equipos de la zona media de la tabla son los únicos que han aumentado la cantidad de acciones de estos dos tipos.

Los córners no han sufrido mucha diferencia, aunque han subido de 4’86 por equipo y partido a 5’03. Esta subida se ve sobre todo en los equipos locales y en los de la última parte de la tabla clasificatoria. Los fueras de juego han bajado, tal vez también relacionado con una menor elaboración del juego. El descenso es leve y más marcado en los equipos más pequeños, que pasan de 2’14 por partido a 1’61.
En otras acciones a balón parado, vemos también que han aumentado las faltas cometidas. De 10’63 como media por equipo y partido, han pasado a 13. Aquí lo más curioso es la distribución entre locales y visitantes (13’2 contra 12’8 faltas por partido). La cantidad de faltas de los que juegan en casa ha empezado a superar a las de los visitantes. No vemos estas diferencias entre los grupos clasificatorios, que suben de forma parecida.
Esto va en consonancia con la distribución de tarjetas. Las amarillas han subido de 1’88 a 2’08 por equipo y partido, mientras que las rojas han pasado de 0’05 a 0’11. Como con las faltas, vemos que el ascenso se debe a los equipos locales, que veían 1’7 y pasan a 2’17 tarjetas por partido. Tal vez, los estadios vacíos supongan una reducción de la presión sobre los árbitros. También en este aspecto, la importancia de ser local se ha difuminado.
Eso sí, los mejores clasificados han reducido levemente su número de tarjetas, observando que, cuanto peor clasificado está un equipo, más ha aumentado su número de tarjetas recibidas.
Para acabar, el punto que seguramente, más nos ha sorprendido del análisis. Para tratar de tener una idea de cómo ha variado la cantidad de lesiones, hemos investigado el motivo de los cambios en los partidos. Si bien parecía haber unanimidad en que esta vuelta tras el confinamiento iba a provocar una oleada de lesiones, hemos podido ver que el número de cambios por lesión era de 0’33 por equipo y partido antes del coronavirus, y ahora es de 0’32. No queremos decir con esto que la previsión que hacían entrenadores, médicos y expertos en preparación física fuera equivocada. Entendemos que las medidas que los equipos hayan tomado dada esa previsión, la norma de los cinco cambios y la adaptación que los clubes hayan hecho en la preparación física para evitar problemas, han sido efectivas.

En los últimos días, se ha hablado mucho en España sobre quién sale beneficiado en este tema de la preparación física y la acumulación de partidos. En el caso de Alemania, en lo que respecta a las lesiones, vemos que son los equipos de la parte baja de la tabla los que han reducido su número de lesiones (de 0’41 lesionados por partido a 0’23). Mientras, los de la cabeza y la mitad de tabla las han aumentado ligeramente. También se ven más lesiones entre los visitantes que en los locales, mientras que se lesiona un jugador de casa cada cuatro partidos, en los de fuera se lesiona como media algo más de uno cada tres partidos.
En definitiva, el nuevo fútbol trae poco más que matices a la hora de la verdad. Aunque es cierto que se refuerza el hecho de que el factor local sea poco determinante, como hemos visto, en la Bundesliga ya se veía esta tendencia. Esta importancia de la ausencia de público se ve también en el comportamiento de los árbitros. También observamos que apenas varía el número de goles anotados y aumentan los tiros a portería, aunque sean más lejanos. Esto acaba con la idea de que iba a ser un fútbol notablemente más aburrido.
También vemos que los grandes sacan más partido de esta nueva situación. Tener mayores recursos siempre ayuda a adaptarse a las circunstancias que vengan. Aunque en el controvertido tema de las lesiones, ni tener mayor profundidad de plantilla parece ayudar demasiado, ni ha llegado la plaga que algunos preveían.
No obstante, son conclusiones derivadas de un reducido número de jornadas, aunque suficiente para ir viendo tendencias, y solo en un país concreto. En pocos días se reanuda la liga española, como ya hizo la portuguesa el pasado fin de semana y como harán en breve otras competiciones como la italiana o la inglesa. Cuando la normalidad se asiente, llegará el momento de mirar atrás y diseccionar a fondo los cambios que el covid 19 haya traído a nuestro fútbol.