Nuestra visión eurocentrista del fútbol limita demasiado la mirada de los aficionados al balompié en Europa. La cercanía y cierto chauvinismo al sentirnos pioneros de este deporte hace que el fútbol de otras latitudes quede relegado al ostracismo. Es más, preferimos ver un partido clasificatorio para la Eurocopa tan desequilibrado como un Liechtenstein-Italia o deglutir un experimento fallido como el de la Europa Nations League antes que imbuirnos en la Copa Libertadores o la de Oro, por ejemplo. Sin embargo, y para beneficio de nuestra amplitud de miras, internet y la globalización han contribuido a la accesibilidad hacia nuevas realidades futbolísticas. Algo ligado también a otro factor quizás menos agradable como el del auge de las apuestas, que provoca la retransmisión de todo tipo de partidos alejados del foco mediático para el seguimiento de los apostantes. No obstante, muchos llevamos ya décadas abducidos por la grandeza del fútbol indie. Y casi todos, nos preguntamos este invierno qué fue de la Copa de África. Pues bien, no sólo volverá este año, si no que además, lo hará con su edición más espectacular.
Y es que si habitualmente se disputaba en los meses de enero y febrero, su calendario se ha occidentalizado en esta edición para fijarse en junio y julio. Este cambio producirá una mayor comodidad para las federaciones, que no tendrán así que pelear con los clubes la participación de futbolistas en pleno curso. Por lo tanto, se podría producir un efecto llamada entre las grandes estrellas y mejores promesas en este suculento escaparate. Sin embargo, no ha sido fácil el proceso hasta Egipto 2019. La cita iba a ser organizada por Camerún, sede que hubo que descartar por problemas políticos y amenazas terroristas. Por lo que al designar al país de las pirámides como alternativa, se acordó retrasar el inicio hasta finales de junio en pos de respetar el Ramadán. Pero el factor principal se centra en la tendencia de ampliar los cupos en las grandes citas, véase la Eurocopa, que también ha llegado al continente africano. Anteriormente, eran dieciséis equipos cuando ahora son veinticuatro los elegidos, abriéndose las posibilidades a selecciones menos potentes. A las tres selecciones debutantes dedicamos las siguientes líneas. Tres países cuyos nombres aparecerán entre las bolas del sorteo que tendrá lugar junto a las Pirámides la semana que viene.
Si nos atenemos al ranking FIFA, la selección mejor colocada entre las debutantes es Mauritania (101º). Un hecho sorprendente si nos centramos en la inestabilidad política de un país que ha estado fuera de CAF y FIFA durante años. Sin embargo, de la mano de un viejo conocido en el banquillo, el exdeportivista Corentin Martins y el español Luis Fuertes en los despachos, los mauritanos han cosechado su gran éxito en este 2019. De hecho, su trayectoria se limitaba a la disputa de la desaparecida Amilcar Cabral Cup, reservada a territorios de África Occidental: Senegal, Mali, Guinea… Para clasificarse tuvo que derrotar a la Burkina Faso del lyonés Traoré, aunque la gloria llegara con el doblete de Diakité a Botswana. El delantero de la liga tunecina será uno de los baluartes de esta selección junto al medio El Hacen, canterano del Real Valladolid. Nos encontramos con un equipo al alza por lo que no se descarta una sorpresa de los verdes.

No muy lejos en la clasificación mundial se encuentra Madagascar. Un país más conocido por la saga de películas de animación que por otra cosa. Y es que pocos conocerán a la selección que ocupa el puesto 107º en el ranking FIFA. Tampoco ha sido fácil la trayectoria hasta este logro, ya que ha tenido que retirarse en varias clasificatorias tanto de CAN como de mundiales, lo que también provocó varias sanciones. Sin embargo, en esta ocasión, los bueyes han sabido hacerse fuertes en un grupo con gallitos como Senegal o Guinea Ecuatorial. De hecho, las victorias ante la antigua colonia española son las que han certificado el pase. Es difícil destacar a un jugador en un conjunto tan modesto como equilibrado, aunque podríamos poner el foco en el medio Rakotoharimalala, que juega en Tailandia o en Andriatsima, delantero del Clermont en Ligue 2. Toda una gesta para la selección entrenada por el francés Claude Dupuis y sobre todo, para un país calificado como uno de los menos desarrollados del planeta por los organismos internacionales.
Por último, en el 138º lugar del ranking FIFA se sitúa Burundi. Su bagaje internacional se limita a la participación de su selección sub 20 en el Mundial de Qatar de 1995, en el que quedó eliminada en fase de grupos. Sin embargo, parece que este es el año de las golondrinas. Con una clasificación plagada de empates, su regularidad le ha valido para dejar en la cuneta a la Gabón de Aubameyang. Sólo Mali pudo adelantar a los rojiverdes, uno de los pocos combinados africanos entrenados por un local, en el grupo C. Casi todas las esperanzas en Burundi pasan por el olfato goleador de Abdul Razak Fiston, máximo artillero de las clasificatorias con seis goles. El delantero de la liga argelina contará como escudero al burundés más mediático, Sadio Berahino, jugador Premier del Stoke City. De ellos y su capacidad para contagiar su técnica a un combinado semiamateur dependerá la chance de esta selección novel en el torneo.

En definitiva, nos encontramos a meses del torneo más interesante, con permiso de la Europa Nations League, que se va a disputar a nivel de selecciones este 2019. Una CAN repleta de cambios con objeto de atraer al aficionado europeo. Una Copa África que no nos podemos perder. Que suene eternamente la música en las gradas porque el fútbol africano exige su sitio.