Ante la decadencia continua del fútbol inglés, que no de su Liga (la Premier), me refiero a sus futbolistas y a los concatenados fracasos de la Selección Nacional (no pasan de cuartos de un Mundial desde hace 24 años), los clubes británicos se han visto obligados a mirar fuera de sus fronteras para fichar a sus estrellas.
Desde hace años cuesta, y mucho, encontrar jugadores británicos en las plantillas de los clubes de la Premier League. Este hecho hace una década era impensable, pero la ausencia de destacados futbolistas ingleses y la pujanza económica de los equipos han obligado a estos a buscar en el extranjero para poder conseguir éxitos en Europa.
La afición británica era tradicionalmente fiel a los jugadores patrios. Muchos clubes anglosajones tardaron más que los de otros países europeos en apostar por fichar a extranjeros como estrellas para sus plantillas. En ese aspecto, otras Ligas como el Calcio italiano y la Liga Española se adelantaron y apostaron claramente por foráneos cuando en su territorio no encontraban el talento que necesitaban.
Los primeros cracks extranjeros en la Premier
A finales de los años setenta llegaron los primeros y grandes futbolistas no nacionales a la Premier League. El Tottenham fichaba por entonces a Ossie Ardiles y Ricky Villa, dos de las estrellas de la Argentina de Maradona que ganó el Mundial de 1978. El Ipswich Town, equipo que ahora milita en la Segunda División inglesa (la Championship League), fichó aquellos años a dos holandeses Arnold Muhren y Frans Thijssen, que fueron claves en la Copa de la UEFA del 81 que ganaron The Blues o The Tractor Boys (los chicos del tractor), como así se les llama.

El Manchester United comenzó apostando por jugadores como el danés Jesper Olsen, un extremo izquierdo que llegó a jugar 4 años para los de Old Trafford. Otro danés, el centrocampista Jan Molby, llegó a ser toda una institución en el Liverpool de los 80, donde jugó una década y ganó dos campeonatos ligueros.
En las siguientes décadas, el número de futbolistas extranjeros en Inglaterra ha ido incrementándose al mismo ritmo que la FA, la Selección de Inglaterra, ha ido decreciendo en calidad.
Del Manchester United recordamos a maravillosos delanteros como el noruego Soslkjaer, el portugués Cristiano Ronaldo y el holandés Rud Van Nistelrooy.
En Stamford Bridge, la afición del Chelsea ha disfrutado de jugadores como el goleador italiano Gianluca Vialli en los 90, y más tarde de futbolistas como los españoles Torres y Mata, los africanos Drogba y Essien y el porterazo checo Cech.
En Liverpool, Rafa Benítez abrió las puertas de la Premier a un buen grupo de futbolistas españoles como Reina, Torres, Luis García, Barragán, Morientes, Arbeloa… jugando también en Anfield otros grandes como el defensa finlandés Hyypia y el delantero uruguayo Luis Suárez.
Los grandes apuestan por fichar fuera
Ahora, con la ausencia total de verdaderas estrellas (tan solo nos podríamos acordar quizás, y siendo generosos, de futbolistas como Gerrard, Lampard, Sturridge y Rooney) los grandes clubes ingleses apuestan por atraer a los mejores futbolistas del exterior. El City tiene a los jóvenes españoles Silva y Navas, y al mago argentino Agüero. El Liverpool ha fichado al excéntrico italiano Balotelli. El Chelsea de Mourinho tiene como referentes a los españoles Cesc y Diego Costa y los brasileños William y Oscar. El Arsenal ha apostado por el chileno Alexis, ex del Barcelona, por los españoles Arteta y Cazorla y el alemán Özil. Y el Manchester United sueña con recuperarse de su horrorosa última campaña con el español Mata, el argentino Di María y el recién fichado Falcao.
Rooney y Sturridge son los únicos cracks que destacan entre las plantillas de los clubes importantes con DNI o Identity Card (que dirían en Reino Unido) británico. Conclusión, los buenos de la Premier no tienen acento inglés.