Un equipo que funciona tiene al menos 5 necesidades y necesita por tanto de 5 liderazgos dentro de los jugadores de la plantilla.
Como mínimo, existen 5 necesidades psicológicas en un equipo. El orden es independiente, todas son igual de importas y todas deben ser cubiertas si queremos que nuestro equipo rinda.
El líder social
Su objetivo es claro: crear un ambiente de trabajo que favorezca el rendimiento (en otras palabras, ocuparse de que haya buen rollo en el grupo). Cumple dos funciones principales: facilita la incorporación de nuevos jugadores y hace de relaciones públicas. De igual manera que el liderazgo social del entrenador está orientado a las relaciones con los jugadores, el líder social del equipo acompaña y cuida a los nuevos jugadores hasta que estén aclimatados, le pone al corriente de las normas y sanciones del grupo y en clubs más grandes, ayuda con los temas logísticos (transporte, casa,…).
Ejemplos: Piqué en el Barcelona, Reina en la selección española,…
El líder anímico
Se suele decir (y así es) que el fútbol es un estado de ánimo. El líder anímico es aquel que cuando todos los jugadores agachan la cabeza y piensan en negativo, pega un par de gritos, mira a la gente a los ojos…y cambia el estado de ánimo del equipo. El líder anímico también es capaz de parar el partido si lo considera necesario o de bajarle las revoluciones a su equipo si el partido así lo requiere, es decir, actúa como un termómetro para su equipo. Si el líder anímico considera que debe subir el ánimo, lo hace, y si considera que debe ser bajado, lo baja.
Ejemplos: Sergio Ramos en el Real Madrid, Puyol en el Barcelona, …
El líder del compromiso
Su principal función es demostrar al resto de jugadores que lo que pedimos como entrenadores es posible. Actúa como ejemplo a seguir: tira del carro cuando el grupo se queja, toma la iniciativa, se deja la piel en cada ejercicio, es un ejemplo de puntualidad y cumplimiento de normas, eleva el nivel de autoexigencia del grupo y contribuye a que se genere una dinámica de esfuerzo en la que hay un claro beneficiado: el equipo. Si el líder de compromiso da el máximo en cada entrenamiento, obliga (como mínimo) a que todos sus compañeros den su mínimo.
El líder estratégico
El líder estratégico trabaja en dos ámbitos. En lo deportivo, es la prolongación del entrenador en el campo: tiene clara la táctica a seguir durante el partido y tiene galones para dirigir como lo haría el entrenador, es decir, se ocupa de que el equipo funcione, es decir, sabe qué es lo que hay que hacer y cómo hacerlo. La persona que ocupa este tipo de liderazgo tiene claro cuál es el camino. El líder estratégico es aquel que detecta un problema antes de que aparezca.
Ejemplo: Busquets.
El líder resolutivo
Resolutivo, determinante, decisivo, … El líder resolutivo es aquel jugador que con una sola acción es capaz de resolver los partidos en un momento. Cuando el resto de los jugadores no saben qué hacer y están apurados, le pasarán la pelota al líder resolutivo. Precisamente por esa capacidad de ser decisivo, suele ser el jugador que más calidad tiene dentro del equipo. Es de esos jugadores que hacen mejores al resto del equipo.
Ejemplo: Messi.

Pautas para gestionar como entrenadores estos liderazgos
Una vez identificados los tipos, nos encontramos con el “problema” de gestionarlos, es decir, combinar esos liderazgos de forma que todos tengan claro cuál es su papel y la importancia para el colectivo.
Por mucho que exista en un equipo una persona que sea capaz de ejercer los cinco liderazgos (hecho muy improbable), no es aconsejable darle los cinco tipos. Primero, porque generamos una dependencia total del grupo hacia esa persona: el día que esa persona falte, los jugadores se mirarán unos a otros y la mayoría no sabrá que hacer, es decir, será un caos.
Segundo, le metes presión a esa persona, le mandas un mensaje de que como falle en alguna de las cinco áreas, lo estará haciendo mal y el equipo lo va a notar. Y tercero, porque si le damos los cinco liderazgos a la misma persona, estamos perdiendo la posibilidad de que otras personas crezcan. Con esto no digo que sea necesario nombrar a cinco líderes distintos, lo que sí digo es que se reparta el juego, de la manera que sea, pero que esté repartido.
El segundo aspecto a tener en cuenta es la incompatibilidad entre los liderazgos. Si eres el líder dentro del campo (estratégico), es muy difícil que lo seas fuera del (social). Básicamente porque las reglas no son las mismas dentro del campo que fuera de él y por tanto, se necesitan líderes distintos. Otro ejemplo: si tienes el talento necesario para convertirte en el líder resolutivo, lo tienes complicado para ser el que más cumple en el equipo, es decir, el líder de compromiso.
Como entrenadores tenemos dos posibilidades: asumir alguno de los liderazgos (excepto el resolutivo, que implica necesariamente estar dentro del campo) o convertirse en un coordinador de líderes, siendo esta la mejor opción: nos permite tener una visión externa, mucho más global, que se perdería en caso de ejercer un liderazgo. Además, precisamente este “distanciamiento” del grupo le permite cierta jerarquía, necesaria si hay quetomar decisiones en situaciones límite.

¿Cómo cubrir los 5 liderazgos?
1. Valorar cuáles están cubiertos
Recuerdo que no es necesario que haya cinco líderes, pero sí es necesario que haya varias personas para cubrirlos. La idea clave es repartir el juego e implicar a las personas adecuadas, siempre buscando el beneficio colectivo.
2. Cubrir las vacantes
La primera condición para ser un líder es querer serlo. Si los liderazgos no surgen por la inercia del grupo, se piden voluntarios. No es necesario ser el mejor, simplemente basta con ser el más adecuado para el puesto de líder.
3. Proceso de selección de candidatos
Al más puro estilo empresarial, analizando fortalezas y debilidades de los candidatos en relación al puesto a cubrir. Se le explica cuáles serían sus funciones y responsabilidades y si está dispuesto a aceptarlas, es decir, qué se espera de él y si se ve capaz de cumplirlo. Si se presentan varios, decidimos entre los que más fortalezas tengan.
Un ejemplo: el equipo trabaja bien, pero es demasiado serio en algunos aspectos, los jugadores apenas se conocen entre ellos y se tienen demasiado respeto: estamos buscando un líder social, alguien que cohesione al grupo y lo haga sentir como una solo unidad. Alguien se presenta voluntario, pero tiene algún problema: es muy tímido, apenas conoce 2 o 3 personas dentro del grupo y no tiene los medios necesarios para serlo. No vale para el puesto.
4. Publicar los liderazgos
Una vez definidos y aceptados los liderazgos, sean los que sean, deben hacerse públicos. Con esto se busca alcanzar dos objetivos: aumentar el compromiso de los líderes con sus funciones y que el resto del equipo pueda echarles una mano si ve que algo no funciona bien.
Por lo tanto, como mínimo, existen 5 necesidades psicológicas en un equipo. El orden es independiente, todas son igual de importas y todas deben ser cubiertas si queremos que nuestro equipo rinda.
Me ha gustado este análisis,es muy interesante y enriquecedor desde esta perspectiva psicológica de los entresijos del fútbol.
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