Mañana sábado se disputa en el Wanda Metropolitano la primera final de la temporada. El nuevo estadio rojiblanco será el lugar en el que la Copa del Rey llegue a su fin esta temporada y serán Sevilla FC y FC Barcelona los encargados de disputarse el título en 90 minutos.
Los de Valverde llegan a la final copera por quinta vez consecutiva y, de conseguir alzarse con el trofeo, sumarían su trigésima copa de la historia. Unos datos que se presentan optimistas aunque no tanto como lo está su entrenador después de lo que vio la semana pasada en la vuelta de cuartos de la Champions. Y es que el equipo blaugrana fue eliminado de la competición después de una remontada digna de la Roma que consiguió el pase a las semis dejando a los blaugranas más que tocados.
Sin embargo, los culés aspiran a dos títulos, uno de ellos la Liga a la que le quedan solamente cinco jornadas para concluir y la cual lideran desde los principios. Superan a los colchoneros por 12 puntos tras la derrota del equipo del Cholo anoche y solamente le hace falta una victoria para hacerse con el título por adelantado. Si mañana consiguiesen la Copa en la capital española, se alzarían con un posible doblete que quitaría un poco de hierro a la eliminación del Barcelona en Champions.

Por otro lado tenemos al Sevilla, equipo que peleará por el sexto título copero de su historia. El equipo de Montella ocupa la séptima posición en la clasificación liguera y corrió la misma suerte que el Barcelona la pasada semana cuando fue eliminado de la Champions League por el Bayern. Este posible título copero sería de momento la única alegría de los hispalenses esta temporada aunque éstos todavía tienen cinco jornadas para quedar situados entre los puestos de Europa de cara a la próxima temporada.
El partidazo tendrá lugar mañana a las 21:30 de la noche en el estadio rojiblanco donde cerca de 68.000 aficionados de ambos equipos llenarán las gradas de color y cánticos que animarán a sus jugadores a conseguir el principal objetivo que no es otro que salir de allí con el trofeo y dirección a las respectivas ciudades para poder celebrarlo.

Con suerte, y no como viene pasando los cuatro últimos años en los que el Barcelona ha jugado una final copera, algunos de los aficionados blaugranas allí presentes no empeñarán el emotivo momento en el que el himno de España suena por megafonía antes de dar comienzo al partidazo que se vivirá.
Quizá el sentido común invada a aquellos que aún no saben dejar a un lado las cuestiones políticas cuando de Fútbol o cualquier otro deporte se trata y se centren únicamente en disfrutar de un espectáculo tan maravilloso como es un partido de Fútbol entre dos equipos que realmente necesitan ese empujón de felicidad, cuando a la temporada le queda un suspiro para concluir.