También hay liga en Francia. Aunque todas nuestras miradas estén puestas, como es lógico, en las últimas tres jornadas de la Santander, la competitividad también ha vuelto al país vecino. La magia del fútbol está de enhorabuena este curso como nunca lo había estado en el último lustro. Porque la incertidumbre con la que Ligue 1 y Liga Santander llegan al final de campeonato descubre las costuras de ese elitista invento de la Superliga. Sobre todo en territorio galo, donde la llegada de Al Khelaïfi hace una década al Paris Saint-Germain se ha traducido en siete entorchados ligueros, entre ellos los tres últimos. Y aunque el jeque no participara del engendro, por peloteo a Ceferin, el PSG es un referente en el football business.
Pero para un servidor, la alegría es doble. Y es que a la posibilidad de que otro equipo gane un torneo en el que el Goliat es desproporcionadamente gigante, se une el sentimiento. El cariño que acabé cogiéndole al club de la ciudad en la que desarrollé mi estancia como Erasmus: Lille. Esa adhesión a los dogos que me granjeé acudiendo al frío Metropole. Un estadio que se encontraba en la ciudad dormitorio que albergaba mi universidad, Villeneuve d’Ascq, y que sirvió de feudo al club mientras se construía el moderno Pierre-Mauroy. Razones suficientes para que un romántico del fútbol sonría ante un final de Ligue 1 tan apasionante.
Vender para crecer
La mayor seña de identidad del LOSC contemporáneo se circunscribe a su política de fichajes. Una filosofía basada en la adquisición de jóvenes y desconocidos talentos de cualquier parte del mundo que acaban revalorizándose en poco tiempo dejando cifras desorbitadas en las arcas del club. Muchos de ellos previo paso por una de las canteras más prolíficas del fútbol europeo. Son los casos de Yohan Cabaye, Adil Rami o el más sonado de todos, Eden Hazard. Tres de los artífices del mayor hito histórico de los norteños, el doblete de la 2010-11.

Sin embargo, no todo se limita a la fábrica de talento de Luchin. La dirección deportiva de los dogos ha sido capaz de denotar una visión incomparable a la hora de reclutar diamantes en bruto. En ello ha jugado un gran papel estos años el portugués Luis Campos, antiguo scouter del Madrid de su íntimo Jose Mourinho, y reincidente, pues ya lo había bordado en el Mónaco. Algunas de las operaciones más sonadas del Monchi de la Ligue 1 son las de Nicolas Pépé o Victor Osimhen, logrando 70 y 58 millones de plusvalía respectivamente. No obstante, en diciembre dejó Lille y ya se lo rifan los más grandes, entre ellos el Barça.
El entrenador de moda
Uno de los grandes culpables del buen momento lillois es su entrenador, Cristophe Galtier. El marsellés es uno de los entrenadores más alabados del país vecino, lo cual se refleja en sus dos galardones de Entrenador del año (2013 y 2019). Otro síntoma de brillantez radica en la longevidad de sus proyectos, una cualidad poco común en los banquillos. Su primer periplo serio como míster lo convirtió en ídolo del Saint-Étienne. De hecho, su etapa con los stéphanois, adornada por la consecución de una Copa de la Liga, se convirtió en la segunda de mayor duración protagonizada por un técnico verde.
Ya en Lille, el míster que se vió implicado en la vergonzosa pelea de vestuarios entre miembros del Marsella y Marcelo Gallardo, lleva tres temporadas y media. Le tocó enmendar a mitad de la 17-18 la crisis de resultados que sufrían los entrenados entonces por Bielsa. Y de ahí, todo ha sido escalar, logrando el subcampeonato hace dos años y un meritorio cuarto puesto en el truncado curso pasado. Además, ha sido capaz de abandonar su etiqueta de entrenador defensivo, logrando un juego vertical, vistoso y en ocasiones brillante con los dogos. Todo ello con un 1-4-4-2 de base en el que destacan la velocidad por las bandas y la predilección por el contraataque.
Mezcla de juventud y veteranía
La plantilla del LOSC ha sabido conjugar a la perfección estas dos realidades. En el primer grupo, encontramos a jugadores como Mike Maignan (25), que sólo ha encajado 22 goles este año en liga y está llamado a ocupar la portería de un grande. O los defensas Celik (23) y Botman (20), uno llegado desde la 2ª turca y el segundo proveniente del filial del Ajax. Sin olvidarnos de dos promesas del PSG que se han hecho realidad en el Pierre-Mauroy: Soumaré (22) y el ya internacional Ikoné (23). Cierra este grupo el fichaje más caro de la historia lilloise, Jonathan David (21), un delantero del que se espera muchísimo, aunque también podríamos nombrar a Yazici (23), Weah (20) o Renato Sanches (23), que prometía mucho más.

En el lado de los veteranos también hay algunas piezas clave del esquema de Galtier. En concreto son tres los titularísimos que superan la treintena. Detrás, destaca el mariscal de la zaga y capitán José Fonte (37), aún referente en la selección portuguesa. En el medio del campo el trabajo lo pone el incombustible pivote Benjamin André (30). Y mención especial merece Burak Yilmaz (35). El temperamental delantero turco, que tanto sonó para el Atlético hace años, es el principal argumento ofensivo de los dogos. Con 15 goles en 26 partidos disputados en Ligue 1 está viviendo una segunda juventud.
Cambios en la planta noble
Pese a la trayectoria deportiva ascendente que está disfrutando el Lille en los últimos años, su situación económica no es la más deseada. Y es que, a pesar de las fructíferas operaciones de fichajes que lleva realizando años, el club norteño arrastraba hasta finales del año pasado una importante deuda. Un agujero cifrado en unos 130 millones de euros a consecuencia de la pandemia y una negociación infructuosa de derechos televisivos. Esto obligó a que el hispanoluxemburgués Gerard López vendiese el club al grupo que representa Olivier Létang, antiguo mandatario del Rennes.
El exfutbolista del Stade de Reims liderará la planta noble nordiste con la idea de resarcirse de la desagradecida rescisión con la que los dueños del Rennes pagaron su brillante etapa en Bretaña. Y lo hará con un staff totalmente renovado en el que destaca el ascenso de Franck Beria en la dirección deportiva, antiguo segundo de Campos, y la incorporación de Sylvain Armand como enlace entre el cuerpo técnico y la plantilla.

Aún quedan dos jornadas en la Ligue 1 y todo puede pasar, pero está claro que el curso completado por el Lille obtendrá una alta calificación. Si la lógica económica acaba imperando y el PSG remonta la desventaja de dos puntos, se quedará en un notable. Pero si termina consiguiendo el campeonato, los dogos harán historia, a la vez que mandarán un claro mensaje al fútbol: el presupuesto no lo es todo. Y si es así, un servidor lo celebrará.
Todo lo que sea luchar contra los intocables del fútbol,los que por presupuesto,influencia y soberbia se creen un escalón por encima de los demás,bienvenido sea y siempre esto contribuirá a darle vida a las competiciones e incrementar la afición por este nuestro deporte.
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