Los granotas liderados por Juan Ramón López Muñiz han realizado una campaña de sobresaliente cosechando el ascenso un mes antes de finalizar la competición. Una extensa y competitiva plantilla, un buen entrenador y una solidez defensiva, las claves de su ascenso por la vía rápida.
Cuenta una leyenda que en la primavera de 1963 un “gracioso” colocó un gato muerto en los pies de una palmera frente al Estadio de Vallejo, el por entonces estadio del Levante Unión Deportiva. Aquel hombre dejó junto al gato un cartel con el siguiente escrito “cuando el gato suba a la palmera el Levante estará en Primera”. Y pocos meses después el Levante consiguió su primer ascenso y un aficionado granota colocó un gato de plástico en la cima de esa palmera. Pues bien, el famoso felino valenciano vuelve a subirse a lo más alto de este árbol, y es que el Levante, el club centenario de Valencia regresa por la puerta grande a la gran liga de las estrellas.
El gran premio que acaba de conseguir el Levante es la recompensa a un trabajo muy bien hecho desde arriba hacia abajo. Una directiva liderada por un presidente, Quico Catalán, que trabaja desde la cordura, con una idea clara de organización y estabilidad económica. El Levante ha pasado de asomarse al abismo hace menos de una década a ser un club viable, equilibrado en sus cuentas, y a tener “un futuro a conquistar”, como decía el lema de su camiseta hace unas temporadas.
Con el tercer mayor presupuesto de la categoría era una obligación estar en los playoff de ascenso y pelear por esas dos primeras plazas que dan el pasaporte directo a Primera. Tras los errores en la planificación deportiva de la campaña anterior y la marcha de Manolo Salvador, su director deportivo en la última década, el club debía construir un nuevo arquitecto en el diseño de la plantilla. El pasado verano, tras diversas entrevistas con varios profesionales el Levante apostó por Tito como Director Deportivo y Carmelo del Pozo como Secretario Técnico, y este tándem ha resultado más que exitoso.

Estos dos hombres con experiencia en el fútbol modesto tuvieron que proponer al consejo de administración el entrenador del nuevo proyecto, y ese técnico fue: Juan Ramón López Muñiz. A partir de ahí había que construir una plantilla competitiva para regresar a Primera. Los principios de ese nuevo proyecto eran claros: buscar los mejores jugadores con experiencia en Segunda, traer futbolistas comprometidos en el proyecto, y construir un equipo desde la solidez defensiva.
Desarrollando estos principios el Levante tuvo que ceder a futbolistas importantes como Camarasa, gran joven talento de la casa pero que demostró en verano no apostar por este proyecto (se negó a entrenar forzando su salida a clubes de Primera). El Levante no cedió a una venta por un dinero que consideraba escaso por el jugador pero tampoco le forzó a quedarse en el club. Le buscó una salida como cedido, y se fue al Alavés. El vestuario del Ciutat de Valencia no aceptaba jugadores con la cabeza fuera del Levante.
Por otra parte, se completó una plantilla muy equilibrada, con dos hombres por posición. Quizás otros clubes tenían jugadores más llamativos pero el Levante tenía a buenos jugadores en todas las posiciones, y un banquillo notable. Raúl Fernández en portería ha mostrado su experiencia en Segunda aportando seguridad a la defensa granota. La solidez defensiva ha sido la clave de la buena marcha de este club con hombres como Rober Pier (cedido por el Depor), el capitán Pedro López, Sergio Postigo (que vino de la Segunda italiana tras pasar por el Leganés), Toño…

En el centro del campo del Levante el control del juego se lo han dado futbolistas como Javier Espinosa con un 80% de pases correctos de media esta temporada, con el canterano Morales siendo fijo en la medular granota, José Gómez Campaña aportando su extensa experiencia en la categoría y también su buena aportación ofensiva con cuatro goles.
Y en ataque Roger, el chico de la casa, era la gran apuesta de la entidad y le ha funcionado bien. Tras sus cesiones a otros clubes como Valladolid y Zaragoza, donde no explotó, la dirección deportiva creyó en él y Roger ha devuelto la confianza con más de 20 goles en lo que llevamos de curso.
El Levante volvió a sus raíces como hace una década con Luis García Plaza cuando logró otro ascenso a Primera. Ahora lo hace por la puerta grande de Segunda, tras una excelente campaña y un club que si sigue apostando por trabajar serio y duro tiene, sin duda, todo un futuro por conquistar.