Día 7 de noviembre del 2020. Corría el minuto 31 del partido FC Barcelona-Betis, Ansu Fati sufrió una dura entrada por detrás del central del Betis, Mandi. Penalti favorable al Barça y la desaparición de los terrenos de juego de la joven estrella blaugrana.
Desde esta sección queremos acercaros las principales lesiones relacionadas con el mundo del fútbol, desde un abordaje anatómico, clínico y de prevención y recuperación. Todo ello, con un lenguaje asequible y ameno.
Se dice que la articulación de la rodilla es la más sofisticada del cuerpo y la mayor de las articulaciones sinoviales. Atención “palabra rara”, ¿qué significa sinovial? Que presentan un cartílago, que cubre las superficies óseas que participan en la articulación (de manera que estas no contactan directamente), una cápsula articular con líquido (sinovial) y una gran movilidad. De hecho, la articulación de la rodilla participa en la flexión, la extensión y ciertos movimientos de deslizamiento y rotación solo cuando se flexiona.
¡Yo necesito una demostración! Simplemente ponte de pie e intenta girar la rodilla hacia un lado, ¿verdad que no puedes? Y esto ¿por qué es así? Pues porque cuando se realiza una extensión completa, el fémur rota medialmente (hacia dentro, hacia la parte interna) sobre la tibia, al mismo tiempo que los ligamentos que unen ambos huesos se tensan y la rodilla está en posición de bloqueo. Este bloqueo permite optimizar el grado de contracción muscular necesaria para mantener la articulación extendida cuando estamos de pie (bipedestación).

Hemos mencionado ya las estructuras óseas que participan en esta articulación. Podemos decir que la articulación de la rodilla se compone de la articulación entre el fémur y la tibia y de la articulación entre la rótula y el fémur. Mientras que la primera colabora en soportar el peso del cuerpo, la articulación entre la rótula y el fémur permite la flexión de la rodilla, mediante el tendón de inserción del cuádriceps femoral, sin que dicho tendón se desgaste.
Esta articulación, tan fundamental en nuestra vida diaria que es la que nos permite caminar, debe tener una gran estabilidad ¿Y qué es lo que otorga estabilidad a una articulación? De manera esquematizada podemos definir tres factores fundamentales.
En primer lugar que las superficies articulares (la parte de cada hueso que se une con el otro) sean congruentes (que encajen lo mejor posible, como si fuese una llave con una cerradura, una superficie cóncava con otra convexa,…).
En segundo lugar, que las “cuerdecitas” que unen estas superficies articulares estén íntegras (que no se hayan roto), estas estructuras son los ligamentos. Y, en tercer lugar, el buen tono muscular que rodea la articulación. Supongo que habréis oído hablar de personas con problemas articulares en la rodilla a los que los profesionales de la salud les han recomendado que ejerciten la musculatura del cuádriceps, la musculatura isquiotibial,…Esto se hace así para mejorar la estabilidad de la articulación y evitar pasar por el tan temido quirófano.
En articulaciones como la de la rodilla es importante la presencia de estructuras anexas que proporcionan la estabilidad, como es el caso de los meniscos y las estructuras ligamentosas.
Una vez presentadas las “vedettes” de la rodilla, vamos a ir hablando brevemente de ellas para centrarnos en el menisco.
- Como ya veremos a lo largo de esta sección, las articulaciones móviles presentan dos ligamentos colaterales, a ambos lados de la articulación, en su parte más interna (medial) y externa (lateral). De igual manera, existen dos potentes ligamentos que conectan los extremos adyacentes del fémur y la tibia, y cuya función principal es sustentar sus posiciones opuestas durante el movimiento, estos ligamentos son los ligamentos cruzados (anterior y posterior), que por su especial relevancia clínica y anatómica serán objeto de una entrada exclusiva.
- Dos meniscos fibrocartilaginosos de forma semilunar, uno a cada lado, entre los cóndilos femorales y las cavidades glenoideas de la tibia. Debido a sus inserciones, el menisco lateral (o externo) es más móvil que el medial (o interno), lo que deriva en que, al ser más fijo, el menisco interno sufra más lesiones.
Se dice que el menisco interno tiene forma de “C” y el externo de “O”. Como curiosidad la regla mnemotécnica es recordar la marca de coches “CItrOEn” (C-Interno, O-Externo).
La principal función de los meniscos es mejorar la congruencia (recordad que era uno de los elementos especialmente relevantes en la estabilidad articular), entre las superficies articulares del fémur y de la tibia durante los movimientos de la articulación de la rodilla. Brevemente, su función sería acompañar a los cóndilos femorales (las superficies articulares del fémur) en sus movimientos de deslizamiento durante la flexión, extensión y la rotación, adaptándose a las variaciones en estas superficies articulares (ejemplo: la superficie expuesta en la flexión es una curvatura pequeña mientras que en la extensión es una gran superficie plana).

Otras funciones no menos importantes son contribuir a absorber la carga corporal (pensad por ejemplo en la carga que soporta la rodilla al andar a la pata coja o al ir a chutar un balón) o colaborar en la nutrición del cartílago.
Estas funciones se han demostrado tras el estudio de las alteraciones meniscales. De esta manera se estima que la extirpación de un tercio del menisco triplica la presión, y por tanto el desgaste, sobre el cartílago articular. Así como que la extirpación total de los meniscos afecta a la biomecánica articular de manera desigual, mientras la distribución de las cargas se ve afectada tras la extirpación del menisco lateral, la extirpación del menisco interno implica una pérdida de la estabilidad articular.

Y así una vez conocemos un poco más acerca del funcionamiento del menisco en la articulación de la rodilla nos planteamos la siguiente cuestión: ¿toda inflamación d la rodilla es una rotura de menisco? NO.
Hay que tener en cuenta que, dado su escaso volumen (1-2 ml) el líquido sinovial es prácticamente indetectable. Cuando exist un derrame (esto es, una acumulación de líquido en el interior de la rodilla) me está indicando la existencia de una patología intraarticular ¿Qué es ese líquido? Pues puede ser líquido sinovial, sangre, pus o una mezcla de estos fluidos.La existencia de sangre en el interior de la rodilla (hemartrosis) no suele ser compatible con lesión meniscal ¿Y por qué? Porque los meniscos son predominantemente avasculares, y a menos que sufran un desgarro en la periferia o que se asocien a otros trastornos internos no provocan hemartrosis. Como podemos ver en la imagen las porciones de la periferia del menisco están bien vascularizadas, por lo que una lesión en esta zona puede curarse de manera espontánea.

La existencia de hemartrosis sería compatible por ejemplo con un desgarro del ligamento cruzado o fractura intraarticular. De hecho la velocidad con la que aparece la hinchazón (o tumefacción) constituye un indicio diagnóstico.
• Una tumefacción intensa y rápida (<30 minutos) indicaría hemartrosis y por tanto afectación ligamentosa o fractura.
• Una tumefacción de menor intensidad (24 horas) sería compatible con un desgarro meniscal.Las lesiones meniscales se suelen producir en movimientos de giro repentino sobre la rodilla flexionada y en carga, y se caracterizan porque el paciente sufre dolor cuando extiende o le extienden la rodilla, como hemos dicho afectan más al menisco medial.

Recuperación de la lesión de menisco interno
Una vez que tenemos clara la lesión ¿cómo puedo recuperarme de una lesión de este tipo? Esta pregunta podría ser considerada relevante para cualquier lector ya que la incidencia de lesión meniscal en el ámbito deportivo ronda entre 30 y 70 casos por 100.000 hab/año. De hecho, se relaciona con el aumento de la actividad física siendo 4 veces más frecuente en hombres.
La respuesta es compleja y dependiente del tipo de paciente que sufra la lesión. Nos explicamos, en un primer lugar es importante conocer qué tipo de lesión podemos sufrir en el menisco. Además, factores como la edad del paciente, el tiempo desde que la lesión está instaurada y otras características como el nivel de actividad física o las limitaciones funcionales que nos produzcan pueden determinar si nos decantamos por un tratamiento conservador o un tratamiento más quirúrgico.
Este último, en el caso de que sea el tratamiento de elección puede variar entre una sutura de menisco o un tratamiento mediante menisectomía parcial de dicha estructura. Las pequeñas roturas del cuerno posterior del menisco interno son las consideradas más habituales, pero, aunque parezca lo contrario los resultados a largo plazo son muy buenos y la recuperación es más rápida si lo comparamos con la sutura del menisco.
Todos los que conocemos esta lesión recordamos que desde el día 1 después de la operación pudimos salir apoyando el pie siempre ayudado con muletas. Y, además iniciamos la recuperación inmediatamente después de la intervención. Alrededor de la semana de la intervención se inicia la bicicleta y a partir de ahí todos los ejercicios de fortalecimiento de cuádriceps e isquiotibiales con la consideración de que en ningún ejercicio apoyemos el pie en el suelo. Este tipo de ejercicio se conoce como ejercicio en cadena cinética abierta (ver imagen adjunta) y nos aseguran un fortalecimiento precoz con la menor compresión sobre la estructura meniscal.

Como bien se ha mencionado anteriormente el menisco tiene la función de mejorar la congruencia articular, pues al realizar los ejercicios sin apoyar el pie aseguramos que no comprometemos una estructura que está en proceso de recuperación. A partir de los quince días realizamos una progresión a la carga a medida que el menisco en cada ejercicio soporta más fuerza de compresión.
Para que nos hagamos una idea, Usain Bolt llegó a ser el mejor corredor de 100 metros del mundo, pero antes de realizar ese record mundial estratosférico tuvo que correr en marcas inferiores hasta que su cuerpo estuviera preparado para tal hito. Esto quiere decir, la recuperación y rehabilitación de cualquier estructura corporal hay que adaptarla y progresarla a medida que nuestro cerebro sea capaz de asimilar cada uno de los nuevos movimientos que está aprendiendo.
En el caso de que se realice una sutura meniscal el proceso será similar, con la recomendación de retrasar el inicio de la recuperación 2-3 semanas. De esta manera la descarga completa de la rodilla para que esa suture se cicatrice. A pesar de todo, la recuperación suele ser positiva y prácticamente cualquier lesionado/a partir del año de la lesión recupera su rendimiento deportivo.
Esperamos que esta entrada sobre la lesión de menisco interno haya sido de vuestro agrado y nos vemos en próximos artículos. Si tienes interés en que tratemos algún tema en concreto no dudes en solicitárnoslo.