Clave 1: Luis Enrique ¿loco o genio?
Yo, que aun no me había recuperado del shock que supuso para mi ver a España llegar a semifinales de una Eurocopa en la que no pensaba que fuéramos a pasar del primer cruce, me veo a nuestra selección a un paso de levantar un título y aun no me lo creo. Sí, yo, a quien las convocatorias de Luis Enrique me siguen sonando casi tan raras como los listados de participantes en Supervivientes. Yo, que no consigo entender la elección de ciertos futbolistas, la persistencia en el uso de algunos de ellos o los constantes cambios en la alineación, que a veces parecen decididos al azar. Hoy, yo, tengo que preguntarme: ¿Qué es Luis Enrique? ¿Un genio o un loco?
Más allá de que el tono chulesco y despectivo de su trato con los medios de comunicación (que, al fin y al cabo, ejercen de enlace con el aficionado) me repela, siempre he intentado comprender sus decisiones. Y cuando no las he comprendido, las he respetado bajo el sencillo pensamiento de que, en definitiva, es a él a quien le pagan por ser seleccionador. Si decide dejar fuera a éste y convocar a aquel… es Luis Enrique quien se juega el puesto.
Pero llegados a este punto, he de reconocer que contar con algunos imberbes como Yéremi Pino o Gavi, sin dejar de ser sorprendente, es un riesgo que le está funcionando. En estos dos casos concretos, su rendimiento en esta fase final de la Nations League ha sido bastante alto, tanto en juego como en personalidad. Antes de éstos, fueron ganando pesos otros invitados inesperados, como Pedri, Ferrán Torres u Oyarzábal. Al que sigo sin cogerle el punto es a Éric García. Pero ya sabrá Luís Enrique por qué confía tanto en él.
La cuestión es que, a un personaje tan propicio para cogerle ojeriza por sus múltiples despechos como jugador y como entrenador, va a haber que empezar a concederle méritos por sus decisiones. Es un entrenador de los que influyen en los partidos, de los que dejan su sello en la alineación, en la composición de los equipos y en el planteamiento de cada encuentro. Con Luís Enrique nada es previsible. Y ese riesgo es de agradecer. Sin tenerle especial cariño, debo decir que me parece que los últimos resultados en Eurocopa y Nations League están muy por encima del nivel actual de los jugadores españoles.
Clave 2: Francia, campeona de la Nations League
Convengamos que esto de la Nations League es el Torneo de la Galleta, versión 2.0 Una vez puestas las bases de la importancia de este campeonato, el hecho de que venga a sustituir los otrora habituales (y soporíferos) partidos amistosos de selecciones me hace sentirme agradecido de su existencia. Desde luego, este formato en el que hay algo en juego y los equipos se enfrentan con otros de niveles parecidos, es mucho más atractivo que esos amistosos contra equipos de cuarta fila en los que desconectabas a los 20 minutos.

Dicho esto, una vez que llegas a la final, el interés se multiplica. Ya nos habría gustado, tras darnos el gustazo de eliminar a la Italia campeona de Europa en su país, rematar la faena levantando la Copa. Pero no pudo ser. Esa Francia plagada de grandes individualidades, como dijo Luís Enrique, nos acabó remontando para imponerse 2-1.
Tras su mala actuación en la Eurocopa de este verano, los franceses toman aire con este título y se prepararán con mejores ánimos para defender título Mundial en Catar. Pero es una selección que sigue pareciendo de lo más funcionarial. Son un grupo de brillantes oficinistas del fútbol físico que corren, chocan, destruyen y le pegan al balón de maravilla. Pero que proponen poco FÚTBOL, así, con mayúsculas.
La inclusión de Benzema parecía ir en esa línea, pero en la Eurocopa se notó que aun no estaba acoplado al libreto de Deschamps. Además, choca ligeramente con Griezmann en ese deambular entre líneas para sacar petróleo de alguna combinación. Muy difícil que estos dos puedan ambos rendir bien juntos al mismo tiempo.
Viendo lo que despunta en el fútbol francés, lo que parece asomar, es más de lo mismo. Brillante en el aspecto físico, limitado en creatividad. Incluso Mbappé evidencia que pierde mucho cuando no tiene campo libre para correr.
Pero ¿acaso no es esto el fútbol postmoderno que se nos viene?
Clave 3: ¿Pero eso no es fuera de juego?
Seguramente ustedes también se harían ayer esta pregunta viendo el segundo gol de Francia. Cuando Theo Hernández metió ese balón interior a Mbappé buscando la espalda de Éric García, el astro del PSG se encontraba más adelantado que el defensor barcelonista, a la sazón, último hombre de la zaga hispana en esa acción.
Cualquier persona de bien que vea esa acción coincidirá en que se incurre en fuera de juego. Pero según las explicaciones de algunos de los habituales exárbitros que colaboran en los diferentes medios de comunicación, parece que por la redacción actual de las normas, la jugada es correcta ¿El motivo? Que al intentar cortar el pase, Éric García, sin interferencia de Mbappé, toca el balón hacia atrás, considerándose pues que el balón llega al francés impulsado por un rival.
Más allá de que esta explicación ponga de manifiesto que, como con las manos y algunas cuestiones más, se están regulando cosas de forma diferente a como el uso habitual del fútbol las había entendido en su historia, deja a los defensas con el terrible papelón de, una acción así, tener que dejar pasar el balón. Claro, sin tener la certeza de que el delantero que acecha a su espalda (parte del cuerpo en la que, recuerden, no se encuentran los ojos), esté o no en posición adelantada. Si no la deja pasar y la intenta cortar, puede pasar que la roce y habilite al palomero que espera su fallo.
Yo, que siempre pensé que la infracción de fuera de juego se producía cuando el compañero del jugador adelantado efectuaba el pase, me sorprendo al darme cuenta de que, aunque la intención del pasador sea conectar con el jugador en posición incorrecta, lo que pueda pasar desde ese momento es una lotería. Todo un horror que va contra la lógica. Y en este caso, contra España. Perder un final con un golazo como fue el empate de Benzema (este chico cada vez le pega mejor al balón) es una cosa, perder con una jugada endiablada, por muy legal que sea, hace que se te quede cara de tonto.
Clave 4: Italia, sin hambre
Para Italia, a pesar de jugar en casa, probablemente esta fase final de la Nations League le cogiera con el hambre saciada. Ese récord de partidos sin perder que les otorgaba un aura de invencibilidad, y el título de campeón de la Euro multisede de este verano, nos lo pasamos por la piedra en una semifinal donde dominamos claramente durante una hora larga de partido. Venganza de esa otra semifinal donde los penaltis nos dejaron fuera.
La cuestión es que esta Italia no ha mordido como la del verano. No ha sabido hacerse con el mando, ni llegar al ataque por todos lados, ni recuperar, ni defender tan bien como lo hizo en la Euro. Tal vez algunas bajas o algunos jugadores que fueron importantes y ahora no están al nivel que mostraron en junio y julio (como los casos de Spinazzola, Verratti, Insigne, Chiellini o el propio Jorginho), o tal vez que después de ese título ya todo lo demás se toma menos en serio. Seguramente, una mezcla de todos esos motivos.

Lo que está por ver es si la Italia de Mancini sigue yendo en serio de cara al Mundial del año que viene o si la Euro fue el canto del cisne de este grupo que tampoco da para más. Personalmente, creo en este grupo y en el trabajo de su seleccionador. Me da la impresión de que volverán al nivel de la Euro, o incluso superior.
Clave 5: Bélgica, la que nunca llega
Pues sí, la cuarta en discordia de esta fase final fue Bélgica. La que siempre clasifica con brillantez, la que siempre parece que va a deslumbrar, pero la que nunca llega. Esta generación dorada del fútbol belga cada vez está más cerca de conseguir la tarjeta dorada que Renfe da a la tercera edad que de otro tipo de reconocimiento áureo.
Aunque fuera un torneo menor, esta Nations League hubiera sido algo que llevarse a la boca en la carrera de los Courtois, Alderweireld, Ventonghen, Witsel, Hazard, De Bruyne, Carrasco o Lukaku, que van acumulando decepciones en las grandes citas.
Aunque los integrantes de este listado rozan o superan la treintena, aun les quedan un par de balas para demostrar que su condición de favoritos en los últimos campeonatos tenía sentido. Además, vienen jóvenes como Denayer, Saelemaekers, Doku, Tielemans o De Ketelaere, con calidad para dar el relevo. Reconozco que me daría pena que esta gran generación no ganara nada, veremos cómo llegan al Mundial de Catar.
Desde luego la revelación de este torneo menor ha sido España a la que no se le esperaba, y menos con esta pléyade de jugadores, fruto de la fe o la tozudez de este antipático seleccionador,pero que tiene una tremenda confianza en si mismo y lleva sus ideas a la práctica por encima de cualquier otro condicionante, incluidos medios y aficionados.Estaremos expectantes en los próximos encuentros de clasificación para el Mundial.
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