Llegó la jornada del Clásico en esta primera vuelta, como un agujero negro capaz de absorber toda la actualidad del fútbol español. Ganó con solvencia el Real Madrid frente a un Barça que mostró algún descosido. Desarrollaremos más adelante cómo fue el partido.
Pero pasaron más cosas importantes. La victoria del Atlético en San Mamés da pie a un triple empate por el tercer puesto junto a Betis y Real Sociedad, en una carrera que se huele apasionante por quedarse con los puestos de Champions. Por abajo, el Espanyol y el Sevilla van tratando de coger distancia con unos puestos de descenso a los que ha caído el Almería y que acechan a Real Valladolid, Getafe y Girona.
Fuera de nuestras fronteras también ha habido Clásicos este fin de semana. En Francia discutían PSG y Olympique de Marsella por dirimir una rivalidad de toda la vida. Más reciente es el hecho de que Liverpool y City se enfrenten como máximos candidatos al título de Premier, pero es sin duda un gran partido que se ha disputado también este domingo. Vamos con el repaso a todo ello.
El partido: Real Madrid 3 – F.C. Barcelona 1
El Barça llegaba líder al Santiago Bernabéu como una forma de querer demostrar que las cosas habían cambiado mucho del curso pasado al actual. Pero el pinchazo ante el Inter entre semana, que le deja con muy pocas opciones de continuar en Champions, ya resultaban un mal presagio. Algo menos esotérico y más mundano resultaban las bajas en defensa. No contar ni con Araujo ni con Bellerín para el lateral derecho, además de Christensen para la zona central, obligaban a actuar a Sergi Roberto frente a Vinicius y a Éric García como central. Y eso es algo más que un mal presagio.
Porque desde luego, este Clásico del Bernabéu tuvo poco que ver con el del año pasado. En aquel, un Barça con los pies de barro dio una exhibición ante un Real Madrid que ya se veía campeón y goleó 0-4. Tras siete meses en los que todo parecía haber ido a mejor para los de Xavi, fue zarandeado y vapuleado a ratos por los blancos. Cosas del fútbol.
En un partido que empezó con golpecitos de tanteo, como un combate de boxeo a 15 asaltos, rápidamente los de Ancelotti sacaron el primer puño que dolió a la defensa blaugrana. Doce minutos en los que el Barça parecía querer empezarse a sentirse cómodo con el balón, mientras los locales se iban situando para aprovechar los espacios. Así, Kroos, que tuvo una de esas tardes de auténtica precisión germana, encontró la carrera de Vinicus a la espalda de Sergi Roberto. Cuatro defensas del Barça corriendo tras él, sin opción a alcanzarle y sin la frialdad necesaria para cubrir la segunda jugada.
Ter Stegen rechazó el mano a mano en lo que acabó siendo una especie de asistencia en diferido para que Benzema encontrara con la pierna izquierda el hueco necesario para el 1-0. De izquierda a derecha, Balde, Éric, Koundé y Sergi Roberto, perfectos para la foto, ninguno se enteró de quién venía detrás para remacharles. Al resto del equipo, ni estaba ni se le esperaba.
Poca rebeldía mostraba el Barça, que enseñaba mucho toque sin alma, a excepción de algún arranque de Pedri o de Raphinha, sin mucho acierto, pero al menos con intención. Así, una conexión entre ambos, acabó con un balón al segundo palo que superó a Lunin, pero que Lewandowski cazó demasiado forzado y mandó desviado.
Para colmo, en el 34 se volvió a venir arriba el Real Madrid. Un balón que Vinicius domó de la nada, que ante la atenta mirada de los cuatro de la línea defensiva blaugrana dejó de tacón para Tchouameni. Que ante la falta de interés por salir a presionarle de sus rivales, abrió para Mendy, que ante tres defensas cuyo máximo esfuerzo fue poner las manos en la espalda para evitar el penalti, cedió para la llegada desde fuera del área de Valverde. No debieron pensar los del Barça que uno de los más potentes chutadores del Real Madrid fuera una amenaza llegado a la frontal. Prefirieron perseguir a Tchoaumeni y Vinicius, que entraban al área. Pero el uruguayo soltó un latigazo que entró cerca del palo derecho de Ter Stegen.
Con una hora de partido por delante, 2-0, y en la foto de este segundo gol, hasta siete defensas culés metidos dentro del área, y ninguno cerrando las llegadas de los centrocampistas. Cuesta creer, viendo este partido, que el Barça solo hubiera recibido previamente un gol en Liga.
Enfrente, un Real Madrid que al descanso daba la sensación de poder vengar sin mucho sudar el 0-4 del pasado año. El equipo de Ancelotti no es de una brillantez exquisita. No termina de enamorar cuando le ves jugar, pero es capaz de dar en cada momento la respuesta que el juego necesita ¿Hay espacios? Se atacan los espacios ¿No los hay? Rompe entre líneas y se aprovechan las ocasiones ¿Toca defender? Se coloca a la perfección y es tremendamente rocoso atrás. El técnico italiano está haciendo un excelente trabajo en esta segunda etapa como madridista, y los resultados le avalan. Lejos queda en ese sentido el Barça de Xavi, que si bien sabe ser brillante, aun le falta ese trabajo fino para no cometer errores y desajustes graves.
No obstante, según fue avanzando el segundo tiempo, los cambios del Barça fueron dándole más presencia en el campo. Este Real Madrid no muestra gran interés en hacer sangre más allá de lo necesario. Mientras, la entrada de Gavi o, sobre todo, Ansu Fati, dotó de dinamismo al juego posicional de los catalanes. Sin brillar demasiado, al menos fue frenando lo que en el primer tiempo y principio del segundo olía a baño. Incluso con un golazo de Benzema anulado por fuera de juego.
Precisamente entre Gavi y Ansu recuperaron y generaron la jugada del 2-1 en el minuto 82, que embocaba Ferrán Torres. Para entonces, el Barça gobernaba sin fe, pero al menos se vivía cerca del área de Lunin. Ese recorte de la ventaja parecía suficiente para proporcionar diez minutos de inesperada emoción al final del partido. De hecho, en el 86 un doble remate de Sergi Roberto primero y Ansu Fati después, salió rozando el poste de Lunin.
Hasta ahí llegó el resuello del Barça. Rodrygo forzaba en el 89 el penalti de Éric que el propio brasileño convertiría en el definitivo 3-1. Un resultado rotundo y justo, que le dan buena disposición para el continuar del campeonato, aunque los blancos no deben olvidar que pasaron cinco minutos de agobio al final.
El momento: El penalti que desinfló al Barça
Tras un mal partido, insulso y carente de recursos para el lado blaugrana, el arranque de Ansu Fati les posibilitaba llegar con vida al minuto 89. Una situación claramente favorable viendo el desempeño de cada equipo a los largo del duelo. Solo un gol de desventaja y el dominio tanto del territorio como del ritmo de esos últimos minutos.
Un Real Madrid que hacía minutos que no se acercaba a Ter Stegen, pisaba campo rival subido al tren de Federico Valverde. El uruguayo, todo potencia, cada vez sabe mejor como aprovechar sus virtudes, y con Ancelotti al mando está dando lo mejor de sí mismo (que es mucho). Valverde se planta en la frontal del área y abre a la derecha para Rodrygo, bien situado para la descarga.
Bordeando el fuera de juego, arranca contra Eric García, que le espera dentro del área. El central de Martorell se traga el sencillo recorte hacia dentro de su rival y paga el engaño con un pisotón sobre el pie del atacante. Sospecho que ni el árbitro podía creer que pudiera ser verdad, de ahí que fuera el VAR quien tuviera que avisarle.
De manera increíble, García suspendió el examen de primero de central que le puso Rodrygo. Dentro del área mete el pie a un recorte hacia el exterior y se cargaba cualquier atisbo de posible remontada. Era la última asignatura de un partido en el que Eric García ya había aparecido entre los suspensos del equipo en los dos goles anteriores. Descolocado, fuera de cacho, sin fe, sin garra…
No es el primer día que el barcelonista sale en fotos de malos momentos, ni con su club ni con la selección. Es uno de esos centrales del fútbol moderno que saben hacer todo, menos defender. Una pena que sus cualidades no le lleguen para cumplir de manera fiable con el que debería ser su trabajo, por muy buena salida de balón que tenga.
El personaje: Benzema, Balón de Oro
Aunque falten unas horas para hacerlo oficial, nadie duda ya de que Benzema va a recibir esta noche su primer Balón de Oro como mejor jugador de la pasada temporada. Le llega esta distinción a un mes de cumplir los 35 años, en uno de esos casos que tanto estamos viendo últimamente, de jugadores que parecen mejorar al pasar de los 30.
El francés de origen argelino, que llegó al Real Madrid hace ya 13 años, no lo ha tenido nada fácil durante estas temporadas. La coexistencia con Higuaín, que le resultaba competencia directa en sus primeros años con un estilo más llamativo, y con un Cristiano Ronaldo que fagocitaba todo el juego de ataque del blanco hasta 2018, le convirtieron en una especie de artista incomprendido. Nadie se atrevía a decir que Benzema era un mal futbolista, pero ese estilo de falso nueve sin demasiado apego por el gol, no terminaba de cuajar.
Pero cuando salió Cristiano del club y todo el mundo esperaba a ver quién cogía su testigo goleador, mientras jugadores como Bale o Asensio se apagaban, la figura de Benzema se agigantó. De cinco goles en la Liga 17/18, pasó a 21 en cada una de las dos siguientes campañas, 23 en la 20/21 y 27 goles en la pasada, su techo goleador.
También fue fundamental en la consecución de la 14ª Champions madridista, con 15 goles en doce partidos. Pero no solo son los 15 goles, sino que estuvo presente en todos los momentos clave de las remontadas y resurrecciones que protagonizó el club blanco el año pasado.
Un jugador con personalidad, de madurez tardía, que superó los problemas que parecían poder lastrar su carrera de joven (las multas de tráfico o el affaire del caso Valbuena) para centrarse con la treintena en hacer lo que mejor sabe. Jugar al fútbol.
Ahora, le llega el momento de levantar el Balón de Oro. En poco más de un mes, le llegará el Mundial, donde querrá reeditar el título que logró Francia en 2018 sin él, que penaba por su mala cabeza fuera de la selección.
El dato: La igualada rivalidad liguera de Real Madrid y Barça
Esta temporada había una curiosidad histórica en la máxima rivalidad de nuestro fútbol. En 184 partidos de Liga disputados (el rival contra quien más veces han jugado en la competición ambos), se daba la circunstancia de que los dos equipos habían marcado 295 goles en sus enfrentamientos. Algo que incluso dio pie a la publicidad oficial de LaLiga sobre el partido.
Desempataron para dejar un 298 a 296 a favor del Real Madrid tras el Clásico de ayer. Una distancia asumible, que los catalanes tratarán de reducir en el de vuelta, en una carrera que se antoja interminable y que resulta apasionante a nivel mundial.
Vamos a aprovechar para repasar algún dato más al respecto de la historia de estos enfrentamientos. Por ejemplo, el balance de victorias es favorable al Real Madrid por cuatro partidos. Son 77 victorias madrileñas por 73 catalanas, frente a 35 empates. El Barça es el séptimo equipo al que más veces ha ganado el Real Madrid, y al contrario también el Real Madrid es el séptimo equipo al que más veces ha ganado el Barça. Ambos coinciden también en los dos equipos a los que más veces han ganado en Liga: Espanyol y Athletic. En ambos casos, el eterno rival es contra quien más veces han perdido los dos en Liga. Por los empates, también para los dos su rival es el quinto contra el que más empates suman.
En cuanto a la puntuación, el Real Madrid ha logrado 266 puntos en esos partidos, por 254 del Barça. Con 1’44 puntos por partido para el Real Madrid y 1’36 para el Barça. Una ligera ventaja para los blancos que, en esta pasada jornada, se ha ampliado levemente. Veremos cómo acaba la temporada.
Los de fuera: Fin de semana de Clásicos
No solo del Clásico español vive el fútbol europeo. También hemos vivido partidos de máxima competencia en Francia, Inglaterra, e incluso, de menor entidad, en Alemania.
En Francia vivimos un PSG – Olympique de Marsella en el Parque de los Príncipes que se saldó con victoria para los locales, que se mantienen líderes. Los marselleses quedan cuartos, a seis puntos de la cabeza. Un gol de Neymar tras asistencia de Mbappé certificó la superioridad de los parisinos sobre el campo. Además, la expulsión de Gigot por una dura entrada a Neymar en el centro del campo mediado el segundo tiempo, frenó los intentos de los sureños por igualar el partido.
En Inglaterra, el Arsenal pudo aprovechar que el Liverpool venció 1-0 al Manchester City para ampliar a cuatro puntos su ventaja como líder. A pesar de que los de Guardiola gozaron de más llegadas y dominio del juego que los de Klopp, a base de contras los locales no le perdieron la cara al partido. Así, en el minuto 76, Salah bajaba de manera magistral un saque largo de Allison tras un córner visitante para plantarse ante Ederson y convertir el único gol del partido. Todo gracias a uno de los controles más espectaculares vistos en muchos años, que dejó sentado a Cancelo.
Lo de Alemania no era un clásico precisamente, pero el Bayern, tercero, recibía al Friburgo, sorprendente segundo clasificado, para tratar de intercambiarle la posición como perseguidor del gran Union Berlín, que lidera la Bundesliga contra todo pronóstico. Los muniqueses golearon 5-0, certificando su grandeza y situándose a cuatro puntos de un líder hasta ahora intratable, pero que si finalmente aguantara, protagonizaría una proeza al nivel del Leicester que ganó la Premier.
Bueno si se confirma,Benzema tendrá su trofeo individual,ganado en el campo con todo merecimiento,una vez olvidado su comportamiento fuera de él.Enhorabuena.Y como sevillista respiró un poco más con la lenta e inestable recuperación de mi equipo aunque temo que este año sea de transición y sirva de reflexión para enderezar un proyecto que por ahora se ha quebrado.
0