Un mundial no es sólo fútbol. Está claro que una cita internacional de tal magnitud cuenta con un sinfín de cosas que la envuelven cuyo impacto trasciende de lo puramente deportivo. Cuestiones como los estadios, las canciones, el asunto de las aficiones mercenarias y por qué no… el de las equipaciones de los 32 combinados participantes en el mayor evento del balompié mundial. Un aspecto, éste de las camisetas, que cuenta con una legión de estudiosos entre los futboleros y que aporta algo más que color a esta fiesta del balón.
Aunque este festival de la creatividad textil no sólo se centra en los diseños, también constituye una ardua batalla entre las marcas que proveen de dicho equipamiento a las federaciones. En concreto, en este mapa hay tres grandes actores: Nike, Puma y Adidas. Esta terna copa el 81% de las camisetas de Catar 2022, destacando la marca del swoosh vistiendo hasta 13 selecciones, seguida por 7 en el caso de las rayas y 6 en la del felino. Y aunque es cierto que hay firmas que sí estamos acostumbrados a ver como Kappa, New Balance o Hummel con un papel residual en Catar 2022, también hay espacio para etiquetas más humildes. Davides que sobreviven en un entorno protagonizado por gigantes.
Hasta los tribunales
Tan importante es aparecer como marca en el escaparate de un mundial que el primer caso que abordamos tuvo que llegar a la Justicia. Hablamos del asunto de las camisetas de Camerún. Y es que allá por 2020, los leones indomables decidieron terminar con el idilio que había mantenido con Puma, como la gran mayoría de los combinados africanos, durante dos décadas. La cuestión es que en pleno verano y a meses del mundial, la federación camerunesa comandada por Samuel Eto’o decidió romper unilateralmente el contrato con la sucesora, Le Coq Sportif sin dar prácticamente explicaciones.
Los franceses declinaron la rescisión y llevaron el caso a los tribunales, que acabaron dando la razón al proveedor técnico. Sin embargo, poco ha parecido importarle a la cúpula que encabeza el exdelantero del Barça entre otros, que decidió seguir adelante con el órdago y buscar una nueva marca. La elegida fue la desconocidísima One All Sports, cuyo bagaje se centra en el Raja Casablanca y el mundo del motor. Se podría usar como excusa el poco tiempo con el que han contado, pero, sin haber palpado el género, podemos hablar de una falta de calidad en el material y el diseño más que destacable en comparación al resto.
Consume local

Esta máxima actual para frenar la asfixiante globalización parece haberse tenido en cuenta a la hora de seleccionar proveedor en la federación iraní. Un paso importante si tenemos en cuenta que en los cinco mundiales anteriores en los que había participado Irán habían confiado sus equipaciones a marcas alemanas. Adidas en 1978 y 2018, Puma en 1998 y 2006, y hasta Uhlsport en 2014 vistieron a los de Oriente Medio en la Copa del Mundo. Sin embargo, en esta ocasión los iraníes se han decidido por la firma local Majid, desconocida para el gran público, sin importarles un posible descenso de ventas internacionales.
La marca, que ya vistió en anteriores ocasiones a los asiáticos bajo la denominación Merooj, se identifica con una eme, la inicial de su precursor. Y es que no se trata de una firma cualquiera, es el proyecto del antiguo preparador físico de la propia selección persa, Majid Saedifar. Y aunque su actividad tenga mayor impacto en el voley playa y la lucha libre, la empresa iraní ha confeccionado dos camisetas, blanca y roja, a la altura de las grandes en cuanto a diseño y tejidos. Destaca el guiño al guepardo asiático en las mangas.
La simbiosis perfecta
Hay selecciones de las que si pensamos en sus camisetas las asociamos inevitablemente a una marca. Casos como el de Dinamarca y Hummel, Alemania y Adidas o incluso, por qué no, nuestra selección también con las tres franjas. Uniones como la de la selección de Ecuador y su compatriota Marathon, que lleva vistiendo a la tri desde hace 28 años. Lo curioso de esta empresa fundada en los 80 y mucho más conocida en el planeta fútbol es que se trata también de un distribuidor de firmas internacionales. Es decir, es una franquicia de tiendas con una línea propia, algo impensable en una de las grandes.

La marca, que posee casi un centenar de tiendas en el país, ha tenido que hacer un esfuerzo extra para la cita mundialista confeccionándole a la tri hasta 3 equipaciones diferentes. Una decisión, sólo compartida con Dinamarca, Túnez y Camerún, que responde únicamente a fines comerciales, puesto que no llegaron a usar la blanca. Y aunque la primera no dejase atrás el clásico amarillo, es la segunda camiseta, en un intenso azul marino, la que ha cautivado al público. Porque aunque no sea una de las marcas top, las de Marathon no desmerecen en nada a éstas.
Bonito artículo que nos oxigena un poquito al alejarnos del foco central de este campeonato mundial y lo pone en un tema secundario pero curioso en su análisis y planteamiento.
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