Tengo que reconocer de entrada que desconozco en profundidad el comportamiento de otras sociedades, pero de cómo nos manejamos en España sí me veo con la solvencia de poder hablar. Y hay que reconocer que en este país tenemos una habilidad especial para conseguir que trepas, delincuentes, corruptos o inútiles lleguen a asumir cotas de poder. Hay gente que no vale para cortar un filete, pero sí para meter la mano en la saca o repartir prebendas entre familia y amigos.
Dejaremos de lado el mundo de la política, que ya bastante tenemos con el día a día, pongas el canal generalista que pongas, y me centraré, como no podía ser de otra manera, en el fútbol español, caldo de cultivo de una fertilidad extraordinaria para que jetas y arribistas lleguen, y o bien se hagan con un club, o bien empiecen a representar a jugadores, o bien se encaramen a lo más alto del sindicato de los protagonistas de este espectáculo. Sí, estoy hablando de Luis Rubiales.
A este buen hombre no se le conocía mayor beneficio hasta que hace unos veranos tuvo en jaque al fútbol español con una huelga de futbolistas. Su trayectoria como jornalero del balompié fue mediocre, de ahí su postulación para presidir la Asociación de Futbolistas Españoles. A buen seguro que si en sus años mozos hubiera ganado mucho dinero, no se vería en el tesitura de tener que ¿defender? los derechos de los futbolistas españoles.
Pero su currículo deportivo es humilde, aunque pulula por ahí algún presunto amaño en un partido en su época en el Levante en el que su nombre suena con insistencia. En cualquier caso, no hay nada probado, ni siquiera llegó a los tribunales, así que será mejor dejarlo pasar, si bien su voz ha sido de las pocas que se ha decantado por la legalización de las primas a terceros por ganar partidos. De ahí a lo otro…
Hay tipos a los que les gusta dar la nota. Bien o mal, eso es secundario. Rubiales es de esos. Ya la temporada pasada, cuando la Liga estaba a punto de acabar y Barcelona y Real Madrid seguían peleando el título, tuvo la «rubialada» de querer convocar huelga para las dos últimas jornadas de Liga.
Tuvo que ser un juez el que le dijera que ¡¡¡NO!!! Pero como debió quedar con hambre de focos, papeles y linotipias -entiéndaseme la figura literaria, no creo que se usen todavía las linotipias…-, ha querido empezar la temporada 2015-16 con fuerza y ha protagonizado su última y excelsa decisión esta misma semana, cuando encarnándose en adalid de la Selección Española, ha decidido que este año habrá jornada de Liga los días 30 y 31 de diciembre, para poder adelantar una semana el final de la Liga y que Vicente del Bosque y sus chicos tengan más tiempo para preparar la Eurocopa 2016 -en el caso de que se clasifiquen, como todo apunta que sucederá-.

El detalle es enternecedor… si no fuera porque la Liga de Futbol Profesional ya había previsto esta eventualidad y quiso empezar la Liga los días 15 y 16 de agosto. Sin embargo, fue el propio Rubiales y su troupe los que pusieron el grito en el cielo por tener que jugar liga en esas fechas, con el apoyo que de un tiempo a esta parte recibe, SIS-TE-MA-TI-CA-MEN-TE, de la Real Federación Española de Fútbol, y se retrasó el inicio de la Liga a los días 22 y 23 de agosto. El argumentario, de pena.
Es imposible jugar un partido de Liga a mediados de este mes, pues ya sabemos que las temperaturas que se alcanzan en España son elevadas -y eso que agosto está resultando mucho más llevadero que julio, donde va a parar-. Es decir, los jugadores llevan entrenando desde primeros de julio y no en horario de prime time, precisamente, han jugado ya un buen puñado de amistosos y algunos también partidos oficiales, pero no pueden jugar un partido de Liga el 15 de agosto a las 18,30 horas. El 22 de agosto sí, porque ese día -o sea, hoy- ya no iba a hacer calor, pero el 15… por favor… ¿¿¿Quien tuvo la ocurrencia???
La solución ha sido extraordinaria, porque Rubiales propuso a LFP y RFEF disputar una jornada de Liga durante las vacaciones de Navidad de los futbolistas -esto da para otro artículo, lo del «incrédibol» parón navideño…- y ambas organizaciones aceptaron de buen grado. La LFP porque lleva años queriendo jugar Liga durante esas fechas, como hacen, por ejemplo, en Inglaterra; La RFEF, porque es la máxima beneficiada con la semana extra de trabajo para los Del Bosque Boys. ¿Donde está el problema, pues?
De entrada, la decisión ha sido unilateral. Es decir, Rubiales no ha preguntado a sus afiliados qué pensaban del asunto. De ello ya se quejó un peso pesado, Álvaro Arbeloa, y la salida de Rubiales ha sido de cine: «Arbeloa, precisamente, ya lo sabía porque habíamos visitado alguna concentración de la selección y se lo habíamos dicho». Esta frase está grabada, en la COPE, creo, así que ahí queda, para el futuro… No sé si Rubiales habrá tenido en cuenta que las fechas del calendario se supieron a primeros de julio, y que desde entonces, la selección no se ha reunido; y por otra parte, alguien debería haberle dicho a don Luis que Arbeloa lleva sin estar convocado con la Roja más de un año… Si ahora quieres localizarle, no vayas por Las Rozas en época de trabajo de la selección.
Pero hay que destacar que lo que ha hecho Rubiales ha sido arreglar él mismo un problema que no existía hace mes y medio, un problema que generó él y a costa de perjudicar a todos sus afiliados -o buena parte- que no podrán pasar la Nochevieja cenando en familia y rodeados de aquellos que más quieren. Y lo ha hecho con las dosis de autobombo que se usan en este país, con la caradura de querer encarnar el papel de víctimas en todo este embrollo.
A veces pienso que personajes de esta catadura -y en el fútbol español, no nos engañemos, tenemos para repartir- creen que aquellos que tenemos la tara mental de que nos gusta el fútbol y por lo tanto, estamos pendientes de personajes como él, se creen que somos imbéciles, se creen que no tenemos memoria, se creen que todo vale y se creen que pueden faltarnos al respeto de nuestra inteligencia sin que nunca pase nada. Pero como uno es de natural mal pensado, estoy convencido que cuando Luis Rubiales se negó a que hubiera Liga en las fechas previstas por la LFP, él ya tenía prevista la solución del héroe solidario, humilde y sacrificado.
De verdad, ¿no habría sido preferible empezar la Liga en las fechas previstas por la LFP? Desde luego, si yo fuera futbolista, lo habría preferido. Pero como no lo soy, si Dios quiere, el 31 de diciembre, brindaré rodeado de mi familia. Como a buen seguro hará también Rubiales, riéndose de sus afiliados.