El rumor crece a pasos agigantados. Esta vez parece que sí será real el aumento del número de comensales para que el Olimpo futbolístico extienda su nómina de dioses. Sin embargo, los encargados de la mesa más inaccesible del planeta se mantienen impávidos y escépticos ante una situación que ya han vivido en numerosas ocasiones.
Pasó lo mismo cuando se creó dicha mesa. Un buen número de jugadores esperaban sentarse en una de las privilegiadas sillas, lo que significaría que los elegidos serían coronados como reyes del balompié. En la cola, nombres tan ilustres como Kocsis, Puskas, Garrincha, Schiaffino, Kopa, Yashin, Bobby Charlton, Eusebio, Jairzinho, o los españoles Gento y Luis Suárez. Pero todos ellos se quedaron con la miel en los labios al asistir al encumbramiento de Di Stéfano.
Pronto le acompañarían Pelé y Cruyff, dejando sin trono a otro buen número de estrellas como George Best, Beckenbauer, Gullit, Matthaus, Romario, Zico, Baresi, Maldini, Rummenigge o Michel Platini.
La llegada del cuarto componente del ilustre plantel de elegidos no tardó mucho. Diego Armando Maradona se ciñó su corona de laurel mientras en todos los campos del Universo futbolístico se seguían aportando nombres para formar parte de tan insigne equipo.
Aún en la actualidad, muchas voces se preguntan por qué no se acopla a esa mesa alguien como Zinedine Zidane, pero lo cierto es que los cubiertos siguen colocados solo para un póker de mitos. También existe unanimidad al reconocer que ese cuarteto pudo crecer con Ronaldinho, al que le pudo su pasión por las fiestas, o con Ronaldo Nazario y Van Basten, que también reunían condiciones de sobra para sumarse al banquete, pero las malditas lesiones truncaron su trayectoria, lo que les restó posibilidades para subir al Olimpo.
Pero esta vez parece distinto. Se preparan cubiertos para la llegada de nuevos reyes. Muchos piensan que deben ser dos los elegidos, ya que ambos futbolistas han dominado este deporte desde principios del siglo XXI.
Cristiano Ronaldo reivindica, a base de goles, su lugar en la historia. Por otra parte, Leo Messi reúne cada vez más avales para que su nombre sea escrito con letras de oro en un lugar privilegiado de la mesa suprema.
Lo que sí parece evidente es que al menos uno de ellos tenga el inmenso honor de unirse a Alfredo, Edson, Johan y Diego. Por eso, casi cuarenta años después, los ilustres comensales van a dejar, por fin, de ser un cuarteto.