Cuando las grandes ligas europeas se encuentran en plena ebullición y aún no se ha alcanzado el ecuador de la competición, otras latitudes entran en sus fechas decisivas. Hablamos de los torneos domésticos escandinavos, por los consabidos motivos climatólogicos que impiden su desarrollo en invierno, y la Major League Soccer. Una MLS que comienza por primavera y acaba con algo tan yankee como poco habitual en el balompié, los playoffs, eliminatorias que comienzan la próxima semana.
Playoffs a los que llega lanzado un equipo nada acostumbrado al éxito en los últimos años y que ha sorprendido a propios extraños, el New England Revolution. No en vano, han logrado este curso el récord de mayor puntuación en temporada regular de la historia de la MLS. 73 unidades ha sido la cifra alcanzada por los revs en sus 34 partidos. Una marca que les ha valido para alojar en las vitrinas su primera Supporters’ Shield, el trofeo que premia el liderato absoluto de las dos conferencias, este y oeste, en la fase liguera. Por ello, y alejándonos de clubes más mediáticos como el Inter Miami, Galaxy o LAFC, hoy toca conocer al Revolution.
Un fundador desafortunado
La huella que dejó el mundial de USA 94 en el país supuso el germen del soccer norteamericano. Una semilla que debía brotar necesariamente en una zona como la de Boston, tradicionalmente apegada a las costumbres irlandesas por el origen de muchas de sus familias y sede de encuentros de la citada Copa del Mundo. De ahí que el flamante dueño de los Patriots de la NFL, Robert Kraft, se embarcara en la creación de un club de fútbol. Para ello, decidió adoptar el término Revolution, entroncando con la relevancia de la zona durante la rebelión contra el imperio británico que desembocaría en la independencia.
Era el año 1995 y los revs se convertían así en uno de los diez clubes fundadores de la Major League Soccer. Este honor no se ha traducido en títulos, sino más bien en sinsabores. De hecho, es el único club de la MLS que ha perdido cinco finales de liga, tres de ellas seguidas, sin haber podido, además, haber logrado ningún entorchado. Su mayor éxito se remonta a la consecución de la Open Cup en 2007 y, claro está, a la Supporters’ Shield de este curso. Poco bagaje comparado con sus vecinos del football, los Patriots, ganadores, nada más y nada menos que, de seis Super Bowl con Tom Brady a la cabeza.
El efecto Arena
El gran artífice del gran momento que vive New England Revolution es su entrenador, Bruce Arena. Con cinco MLS Cup es sin lugar a dudas el míster más importante que ha dado el fútbol yankee. A su trayectoria en clubes, principalmente en el D.C. United y Los Ángeles Galaxy, hay que añadirle su no menos brillante paso por el banquillo de la selección norteamericana en dos etapas. Sobre todo en la participación del combinado en el mundial de Corea y Japón de 2002 en el que the stars and stripes alcanzaron unos meritorios cuartos de final.

Tanta es la influencia del entrenador neoyorkino que cuando tomó las riendas del equipo empezada la temporada de 2019, los de Massachusetts, con Brad Friedel en el banquillo, eran colistas de su división. Un hecho, que sumado a los tres años de ausencia en los playoff, habla a las claras de la verdadera revolución del equipo, la implantada por Bruce Arena. Su equema de juego responde al tradicional 1-4-4-2 en el que destaca su preeminencia por sacar el balón jugado desde atrás así como ejercer una presión alta a la hora de recuperar. Un estilo de fútbol posesión pero no exento de velocidad cuando se les abren espacios.
Ajeno a las viejas glorias
La juventud de la MLS ha hecho que sus gestores hayan buscado históricamente iniciativas para incentivar el valor de la competición. La más sonada es la conocida como Ley Beckham, herencia del retiro dorado con el que muchos jugadores de los 90 culminaron sus carreras en el soccer y que permite a cada club contar con tres jugadores-franquicia cuyas nóminas liberen parte del tope salarial que se le exige a todas las entidades. Así se posibilita la llegada de estrellas procedentes de Europa con el correspondiente impacto en los derechos de imagen del torneo.
Esta política implementada ha conocido épocas más y menos boyantes pero no ha contado con el Revolution entre sus mayores exponentes. De hecho, ni en el pasado ni actualmente los revs han contado en sus filas con futbolistas como los Chicharito, Beckham, Zlatan o Carlos Vela. Su potencial se basa en la explosión del talento local, como los ejemplos actuales del extremo canadiense Tajon Buchanan, el joven central Henry Kessler o el guardamenta ya internacional Matt Turner. Todo ello unido a la tarea del gol, compartida por el veterano argentino Gustavo Bou y el polaco Adam Buksa, sumada al liderazgo de nuestro Carles Gil.
Un español al mando
Y es que el liderazgo de Carles Gil merece mención aparte. El mediapunta valenciano ha encontrado en la MLS, y más aún en New England, la horma de su zapato. Para los que no recuerden a este menudo y técnico futbolista, fue un producto más de la cantera che, de la que surgió con su hermano, Nacho Gil, ahora en el Cartagena de la Liga Smartbank. Sin embargo, donde menós pudo desplegar su juego fue en Mestalla. Dos exitosas cesiones en el Elche llamaron la atención del Aston Villa, un reto que quizás le venía grande. Luego fue el Deportivo de la Coruña previo al descalabro quien lo repatrió y aunque demostró su calidad en Riazor, las lesiones no le permitieron gozar de regularidad.

Es entonces como llega al Revolution en 2019 ganándose a la afición en una gran primera temporada (10 goles y 14 asistencias). En las dos siguientes no pudo repetir éxito debido a su mayor enemigo, las lesiones. Pero este curso, el cuarto en Massachusetts y con el brazalete de capitán, todo el juego ofensivo de los revs pasa por sus botas. Su gran campaña, con 4 goles y la brutal cifra de 17 asistencias, lo sitúa como candidato al premio Landon Donovan, reservado al MVP del año y al que sólo han accedido dos españoles en la historia: David Villa y Alejandro Pozuelo. La duda es si a los 28 años podría tener hueco en un fútbol más competitivo.
¿Este es el año?
Esta es la pregunta que se hacen todos los aficionados del New England Revolution tras el amargor de ver cómo han sido cinco las veces que los de Boston se han quedado a las puertas de la gloria. La mayor baza en la que depositan su confianza es en la experiencia ganadora de Bruce Arena pero también serán relevantes los cruces. En un playoff este elemento es crucial aunque ya cuenten con la ventaja, como líderes de conferencia en temporada regular, de entrar en liza en cuartos de final. Sin olvidar que la Suporters’ Shield les valdría ser sede en una hipotética final.
El primer enfrentamiento sería ante New York City o Atlanta United. Los primeros cuentan con el máximo goleador del torneo, el argentino Castellanos, y una buena racha de imbatibilidad. Mientras que los de Georgia poseen una plantilla más conocida con integrantes que ya saben los que es ganar la MLS Cup (2018). A partir de ahí son muchas las variables en unas supuestas semifinales y final. Aunque a nivel de favoritos, la inesperada caída de los Galaxy del playoff alza en las apuestas a Sporting Kansas City y Seattle Sounders, sin olvidar que ambos sucumbieron en la tabla ante el Colorado Rapids, gran tapado de esta MLS. ¿Tendrá buen final esta revolution?
Una historia dentro del fútbol en Estados Unidos que es capaz de apartarse de las tradiciones en el resto del mundo y darle unas características propias de su cultura,darle su propia personalidad y así hacerlo más atractivo para sus aficionados.
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