Todas las semanas, con mi libreta y bolígrafo, observo entrenamientos de otros equipos para seguir adquiriendo formación y reciclarme continuamente. Me gusta aprender de otros compañeros de profesión.
Pero a veces quedo asustado cuando veo a entrenadores que plantean ejercicios o entrenamientos con objetivos puramente físicos en jugadores de categorías tempranas (prebenjamines, benjamines y alevines). Y aún más me asusta que madres, padres, abuelos, etc. aplaudan ese tipo de ejercicios, sin tener el conocimiento necesario y elogien ese tipo de entrenamientos porque los niños o las niñas corren más.
En estas edades, los niños no necesitan trabajar condiciones físicas como la resistencia o la fuerza de manera específica, ya que están en pleno proceso evolutivo y no se darán adaptaciones a estos niveles.

Muy diferente es en cuanto a la capacidad de coordinación y técnica. En estas edades, los niños tienen un enorme potencial para aprender nuevas destrezas y movimientos. Todas aquellas tareas técnicas con balón, de coordinación, de psicomotricidad y que impliquen fomentar su creatividad, serán las más adecuadas. Y de una manera secundaria y menos importante estaremos trabajando también otros aspectos como la resistencia.
También es importante en estas tareas el componente lúdico. Será mayor en este sentido. Un entrenamiento sin balón es contraproducente para los niños.
En estas categorías, el objetivo principal es, o debería ser, el de hacer que los niños disfruten y aprendan de este deporte, con la idea de que se enganchen para seguir practicándolo en un futuro y no abandonarlo a las primeras de cambio.
A partir de infantiles, sí se pueden dar adaptaciones a nivel físico en los ejercicios. La preparación física empieza a cobrar sentido y podrá marcar diferencias entre los jugadores.
Por lo tanto, como entrenadores tenemos que adaptar nuestros ejercicios de los entrenamientos a la categoría que estamos dirigiendo para conseguir mejores y mayores beneficios.