Pequeña por estatura. Con un enorme corazón que riega de sangre verdiblanca sus poco más de 165 centímetros de estatura. Más grandes, más fuertes, los hay. Con más “testiculina”, lo dudo. Con más amor por éstos colores, seguro que no. Parece mentira, pero han pasado más de ¡18! años desde que este pequeño genio debutó en el verde del Sardinero. Su casa. Nadie ha vestido la camisola racinguista en 1ª tantas veces como él.

Escasos 10 partidos en 3 temporadas le llevaron a emigrar a Badajoz. En tierras pacenses, deslumbró. Su trabajo le hizo ganarse el regreso a casa la temporada siguiente. A continuación, dos años deslumbrando al fútbol español por su velocidad, sus desmarques, sus cabriolas, fintas y quiebros. Los rivales le paraban a base de infracciones, lo que le convirtió en uno de los jugadores que más faltas recibía de toda la Liga. Y todo ello aliñado con un buen ramillete de asistencias de gol.
Fue el inicio de su mejor época. Debutó con la selección, jugó una Eurocopa… Símbolos de aquella época: su partido en la victoria verdiblanca 2-4 en el Bernabéu y el golazo que consiguió ante Yugoslavia en la Euro del 2000 (en aquel inolvidable 4-3 para España). El “galáctico” Madrid puso sus ojos en él, y se lo llevó. Dos años en la capital, una Supercopa, una Liga y una Champions. Muchos títulos y muy poco cariño por parte de una afición que nunca llegó a considerarle como a uno de los suyos.
Sintiéndose maltratado, escaso de afecto, consiguió regresar de nuevo, como cedido, a su querido Racing. Y resurgió el genio. Cuánto daño hizo al conjunto blanco aquella vaselina a Casillas! … “O rei de Cantabria” titularon algunos diarios…La Coruña sería su siguiente destino. Tres años, en los que disputó casi 100 partidos. Recuerdo aquella penúltima jornada liga, en la que nos echó una mano marcando uno de los 3 goles con lo que el Depor derrotó al Celta (rival directo por nuestra salvación).
Y llegó la vuelta a casa, superada la treintena. 6 temporadas se cumplieron desde su regreso. El “dúo saca puntos” con Nicola…qué recuerdos. Pero inevitable es el paso del tiempo. El reloj deportivo de la pequeña estrella sea agotó. La velocidad y el continúo desborde de su mejor época fueron desapareciendo poco a poco. La garra y la entrega (unidos a una admirable experiencia) permanecieron siempre. A la gente que lo adoramos nos enorgullece afirmar que ha sido uno de los mejores jugadores que ha dado la tierruca. Por su equipo. Porque él es Racing.
…se apaga. El hombre, perdura. Gracias Pedro. Gracias Pedro Munitis.