Si hablamos del Manchester City, hablamos de Pep Guardiola. El City es, sin duda, uno de esos equipos «de autor», con personalidad marcada, que uno sabe reconocer con solo verlo. Ese manejo de balón tan propio de su sello, con la paciencia infinita del escultor que talla delicadamente la piedra, hipnotiza al rival hasta encontrar un hueco por donde hincarle el diente.
Porque no solo de toque vive el fútbol de los equipos de Guardiola. Menos rígido con sus ideas que algunos de sus propios seguidores, el City, como ya hizo el Bayern o como también mostraba el Barça, rompe con velocidad, con balones al espacio, con desmarques de ruptura o con uno contra uno, ese ritmo hipnótico y paciente del toque de balón.
Como ejemplo, un botón. Este sábado destrozó al Watford con una fulgurante salida que le puso ganando 5-0 en menos de 20 minutos. Como no salgas preparado al campo, el City te encierra, te acosa, te presiona, te atosiga, hasta que no encuentras forma de ni siquiera acercarte al centro del campo y solo ves camisetas sky blue rompiendo tus líneas defensivas.
El 4-3-3 como elemento central
El sistema habitual es el típico 4-3-3 que puso en boga cuando dirigía al Barça. Se fundamenta en laterales largos, centrales que se plantan en la línea del centro del campo, tres mediocentros de los cuales uno suele ejercer de ancla y los otros dos son interiores que suelen tener licencia para pisar área, apoyándose en paredes con los propios laterales y con los extremos.
Arriba, dos extremos que ensanchen el campo al máximo posible, que estiren a las defensas rivales, pero que, en una suerte de danza mortal, sepan dejar el espacio libre cuando lo requieran los laterales y los interiores para romper desde atrás. Son los extremos quienes desatascan el juego cuando el toque en corto se agota, ofreciéndose alejados de la jugada, y quienes rompen el ritmo, los que pierden la paciencia cuando es necesario.

Entre ellos, un delantero centro que no es exactamente un nueve clásico, sino que debe jugar bien de espaldas y ser generoso para permitir esas llegadas de atrás, que es donde reside el verdadero peligro de este Manchester City.
Con recursos suficientes
Con una plantilla tan amplia como la de este City, Guardiola no tiene problemas para rotar jugadores en función de estados de forma, características del rival o simple reparto de minutos. De hecho, es muy difícil ver repetir un mismo once al técnico de Santpedor.
No obstante, podemos aventurar algunas demarcaciones habituales y cuáles son las opciones con las que suele jugar. En portería es un fijo el brasileño Ederson, atrevido para el juego de pies y para abandonar su área cuando es necesario, es un portero muy apropiado para este tipo de juego.
El lateral derecho también es un fijo: Kyle Walker. Pleno de potencia, ha aprendido a desarrollar el peculiar trabajo que Guardiola le pide a sus laterales (como a Alves en Barcelona o a Lahm en Munich), haciéndose más completo. Es parte del músculo de este equipo.
En la banda izquierda, el casi siempre lesionado Mendy podría considerarse titular, a pesar de que sus extraordinarias condiciones no suelen verse acompañadas de la suerte con su físico. Acumula grandes periodos de baja que le restan continuidad, además de no ser demasiado disciplinado tácticamente. Para sus ausencias, tienen al joven Zinchenko. Uno más de los jugadores creados a imagen y semejanza de lo que busca Guardiola, de ser un recambio de urgencia ha pasado a ser una opción real para el lateral izquierdo, siendo uno de esos laterales modernos como Sergi Roberto o Kimmich, con más características de mediocampistas.

Las bajas en el puesto de central están obligando a Fernandinho a ocupar esa posición junto a Otamendi, pero cuando todos estén disponibles, Stones y Laporte deben ser los centrales titulares más habituales. Por delante de ellos, Rodri le ha ganado la posición al veterano brasileño como pivote del mediocentro.
A partir de ahí, la alineación del City es un baile de nombres de calidad mareante y gran versatilidad. Si tengo que apostar por unos acompañantes para Rodri que puedan considerarse como más titulares que el resto, serían David Silva y De Bruyne. Ambos con mucha llegada, altísima capacidad combinativa y un sentido del espacio y la colocación fundamental para sus movimientos ofensivos y defensivos. Pero también un jugador del nivel de Gündogan, menos ofensivo pero más posicional, es una opción a tener en cuenta.
Arriba, Bernardo Silva, que también podría jugar de interior, suele ocupar el extremo derecho, con Sterling en el izquierdo. Ambos mejoran sus prestaciones por días, entendiendo cada vez mejor lo que su equipo y su entrenador les piden. Así, están consiguiendo superar las expectativas que despertaban en sus primeros años como profesionales.
Para sus ausencias, jugadores como Mahrez o el ahora lesionado Sané, mantienen de sobra el nivel. Como los interiores, son delanteros con mucha capacidad para la llegada a gol, para ocupar espacios libres desde segunda línea y rematar casi sin ser detectados por el radar de los defensas.
El nueve suele ser para Agüero, aunque con Gabriel Jesús siempre atento a aprovechar sus oportunidades. No es un tipo de delantero con tanto peso goleador como en otros equipos, pero al final de temporada acaban sumando un número enorme de tantos, aunque solo sea por la inercia de extraordinarios resultados que consigue el equipo.
Paciencia y explosividad

Cómo venimos comentando, en ataque se basan en un juego combinativo, saliendo en corto desde el portero y la defensa, apoyándose en los laterales para ir progresando líneas.
Así, los mediocampistas suelen recibir el balón de cara y metidos en campo rival, pudiendo buscar de nuevo combinaciones basadas en las posiciones de los jugadores abiertos a banda, doblándose unos a otros para progresar.
Cuando ven el camino cerrado, toca cambiar el juego, normalmente con el extremo más alejado. Es muy habitual que entren al área rival por el lateral y doblen jugadores por dentro, entre el lateral y el central rival, para soltar atrás a jugadores de segunda línea que rematen a gol desde la zona del punto de penalti.
Se trata de una transición defensa – ataque caracterizada por ritmos diferentes. Se empieza con pausa, pero siempre se guardan un chispazo para el final.
Defender atacando
La fase defensiva suele empezar con un paso adelante. Se podría decir que la transición ataque – defensa se hace en el sentido inverso al habitual, yendo hacia la portería contraria.
En otro rasgo muy típico de los equipos de Guardiola, el bloque se une tras pérdida para presionar de manera intensa, con los centrales propios clavados a la línea del centro del campo para reducir espacios y Rodri barriendo cualquier balón que no lleve un nivel de precisión máximo.
Esta forma de defender supone asumir riesgos, ya que si el rival rompe esa presión rápidamente, encuentra muchos metros libres a la espalda de los centrales. Ederson lo sabe, y a veces le toca arriesgar en salidas desesperadas.

Una vez que les toca defender en posicional, sufren algo más. Las características de sus jugadores no son las mejores para asumir ese rol, aunque a veces les venga bien esperar un poco, ya que con el marcador a favor y los rivales volcados, también son letales al contraataque.
Aprovechan el balón parado… a su manera
No desdeñan el balón parado, ya que jugadores como Stones, Otamendi, Laporte o incluso Rodri, son potentes en el juego aéreo. Si bien son aún más peligrosos en esas jugadas hombres más «bajitos» como Agüero, los dos Silva o Sterling. Mientras los altos suelen barrer al primer palo, dejan vía libre para que los pequeños rematen la jugada por el carril central o sorprendiendo al segundo palo.
En defensa, suelen situarse en zona para este tipo de acciones, aprovechando para intentar castigar al contraataque cuando despejan.
La Premier se queda pequeña
Se espera de este City estar arriba en todas las competiciones. Tendrá que pelear con el Liverpool (que ha empezado el curso con ventaja) por reeditar el título de la Premier y, de una vez por todas, tendrá que estar en la lucha por la Champions. Tiene mimbres para estar ahí, aunque de momento estas últimas campañas han tirado de paciencia y se han «conformado» con ir ganando Ligas sin mostrar el peso específico que se les presume en el fútbol europeo.
Muchos millones de euros después, Guardiola y su City van necesitando dar una alegría, con su fútbol de toque paciente y explosividad en los últimos metros. Mientras vemos hasta donde llega, disfrutaremos de festivales como el que nos dejó este sábado.
