Tras el sombrerazo, el defensa sueco se volvió confundido y tuvo el privilegio de contemplar cómo aquel joven brasileño comenzaba a cimentar su romance con las redes contrarias, en Suecia 1958. Sin dejar que el balón tocase de nuevo la hierba, Pelé golpeó con toda la intención para incrementar el marcador de su equipo.
Aún así, ese tanto quedaría eliminado a las primeras de cambio, privando a Edson Arantes do Nascimento de sumar un logro más en su extenso palmarés. Curiosamente, también en esta primera ronda cayó fulminado el espectacular gol de Diego Armando Maradona a Inglaterra. Aunque me incluyo entre los decepcionados por esa decisión, aconsejo que vean la diana que lo eliminó, un increíble lanzamiento de falta de Teófilo Cubillas.
En octavos de final, Maxi Rodríguez se inventó una tremenda volea para que Argentina ganase a México en 2006, pero tampoco fue suficiente para que su acierto fuese el mejor. Ni siquiera la clase de Dennis Bergkamp en 1998, con un gran control y una excelsa definición a la escuadra con el exterior de su pie derecho, pudo salir triunfador de ese duelo a las puertas de la semifinal.
En esa ronda esperaba James Rodríguez, que no lo puso fácil, ni mucho menos. El cafetero utilizó su inmenso talento para ordenar al esférico que limpiase las telarañas de aquel rincón de la portería de Uruguay en Brasil 2014, aunque su esfuerzo fue en vano, ya que no le valió para llegar a la gran final de esta, cuanto menos, original competición.
El rival era tremendo. En 1982, una orquesta que vestía de amarillo y azul ejecutó a la perfección una de sus muchas sinfonías en la que, en última instancia, Sócrates dejaría pasar la pelota entre sus piernas para que Éder interpretara una magistral nota final, donde el balón besaba las mallas entre el delirio del público que llenaba el estadio, convertido en improvisado auditorio.
Así que nombres tan ilustres como Pelé, Maradona, Cubillas, Maxi, Bergkamp, James o Éder, entre otros, cambiaron en esa ocasión el estatus de vencedor para convertirse en derrotados.

El mejor de la historia
El mejor gol de la historia de los mundiales, se consiguió el 15 de junio de 1986, según la opinión de millones de aficionados, que votaron esta singular iniciativa propuesta por la FIFA.
Con la mañana a punto de expirar para dar paso a la tarde, el calor apretaba sin piedad. Mientras que México y Bulgaria dirimían su duelo de octavos de final con la esperanza de avanzar otra ronda, donde esperaba la todopoderosa Alemania.
Manuel Negrete Arias estaba sentado en el césped del estadio Azteca intentando asimilar lo que había pasado en la jugada anterior. Si levantaba la mirada, solo podía ver como una ola multicolor, que se hizo popular en ese mundial de México 1986, recorría una y otra vez las gradas del coliseo sin que pareciese acabar nunca. De pronto, sintió como alguien le tiraba de los pelos, pero no tuvo fuerzas para volver la cabeza e identificar al autor.

Todo comenzó en el minuto 34 de dicho partido. La defensa mexicana recuperó el balón tras un tímido ataque búlgaro por banda derecha. Curiosamente, el propio Negrete inicia la jugada de ataque en el centro del campo para lanzar a Servín, que recorre el carril izquierdo para intentar centrar. Pero la presión de dos defensas rivales le obliga a retrasar la pelota, que llega hasta le estrella del equipo, Hugo Sánchez. El delantero intenta un regate y el esférico vuelve de nuevo al equipo rival, aunque por poco tiempo. Ya que Amador lo recupera para entregar otra vez a Negrete, que ya parecía empeñado en ser el protagonista de aquella jugada.
El menudo centrocampista intenta una pared con Aguirre, que le devuelve el balón a una altura considerable para hilvanar cualquier tipo de peligro. Pero Manuel Negrete decidió que aquello terminaba en gol sí o sí.
Elevándose más de un metro, Negrete armó su pierna izquierda para realizar la tijera más famosa de la historia y adelantar a México en el partido. Acabaría ganando por dos goles a cero (el segundo, con asistencia del auténtico héroe de ese encuentro), para igualar, de esa manera, la mejor clasificación de la selección centroamericana en los campeonatos del mundo.
La tricolor aguantó a Alemania hasta llegar a los lanzamientos de penalti, donde, por cierto, Negrete fue el único jugador mexicano que anotó su disparo, pero tuvieron más acierto los teutones y ganaron la eliminatoria.
La historia de Manuel Negrete se completa de una forma curiosa. En sus inicios, solicitó para su camiseta un número mítico, el 10, pero solo pudo conseguir el 22, que luego le serviría para pasar a la historia marcando un gol que sí lograría convertirse en un mito.
Por cierto, el jugador que le tiró de los pelos fue el “vasco” Aguirre que, muchos años después, aún se jacta de la asistencia que le regaló a su compañero para anotar el mejor gol de la historia de los mundiales.