En abril se cumplirán 23 años de un acontecimiento que en el futuro podrá ser evaluado como trascendente o no. Se trata del nacimiento de Giovani Lo Celso en la ciudad argentina de Rosario, ciudad que respira fútbol por ser la cuna de grandes jugadores (Lionel Messi, Ángel Di María, Éver Banega son las figuras más destacadas) y también por la pasión en torno a la rivalidad entre los dos equipos más grandes de la ciudad: Rosario Central, del noreste, y Newell’s, del sudeste.
Roberto Fontanarrosa, escritor que ningún futbolero debería dejar de disfrutar, dedicó más de un relato a dicha pasión. En La observación de los pájaros, Fontanarrosa narra la caliente atmósfera de la ciudad un día de clásico entre Newell’s y Central.
Este derbi, por ejemplo, tuvo que trasladarse a trescientos kilómetros de su ciudad de origen cuando ambos equipos se cruzaron en el cuadro de la última Copa Argentina en la instancia de Cuartos de Final.
Días después de la victoria de Central por penales ante Almagro en Octavos de Final, las autoridades a cargo de la seguridad nacional argentina fueron incapaces de garantizar las condiciones para abarcar dicho encuentro. Curiosamente, tampoco fueron capaces de garantizar la seguridad del micro de Boca Juniors en el segundo partido de la final de la Copa Libertadores 2018, semanas después del insólito derbi.

Canallas y leprosos se enfrentaron en Sarandí, localidad de la provincia de Buenos Aires que se encuentra a tres horas en automóvil de Rosario. Pero la vergüenza no se detiene en ese detalle. El partido, por cuestiones de seguridad, debió jugarse a puertas cerradas. Central logró el pase a semifinales y luego conquistó la Copa Argentina, trofeo que había perdido tres veces en forma consecutiva entre 2014 y 2016 frente a rivales distintos: Huracán, Boca Juniors y River Plate.
Rosario Central es la cuna futbolística en la que nació Giovani Lo Celso, pieza fundamental del Betis de Quique Setién que llegó cedido desde el Paris Saint Germain en el mercado de invierno de 2018. En Rosario, Lo Celso era el suplente de Franco Cervi en la posición de enlace, conformando un rombo con el pivot Damián Musto y los volantes interiores Walter Montoya y José Luis Fernández y ubicándose detrás de Germán Herrera y Marco Ruben.

En el lugar de su nacimiento futbolístico Lo Celso jugó 57 partidos, anotando solamente 3 goles pero con un aporte de 15 asistencias, una cifra que revela sus características. Un jugador de buena técnica, con llegada al área y habilidades que obtuvo a partir de sus inicios como mediocampista de enlace. Esto le gustó al PSG, que desembolsó 10 millones de euros por su pase.
En el club parisino Giovani comenzó a conocer lugares nuevos, se paró como interior y adquirió nuevas cualidades relacionadas al equilibrio y el juego defensivo. Quizás su llegada a uno de los clubes más importantes de Europa fue algo apresurado. Podría llegar a creerse que saltó varios escalones y, aunque esto le aportó calidad y le dió roce internacional, capaz era mejor pasar a un club de menor envergadura.
Después de actuaciones opacas en el fútbol francés, Lo Celso llegó en el último mercado de invierno al Betis de Quique Setién para incorporarse a un esquema que le sentaría mejor. Llegó a la ciudad sevillana terminando su ciclo en París con un registro de 7 goles y 9 asistencias en 54 partidos. Al momento de escribirse este artículo, Lo Celso superó su caudal goleador en apenas 27 encuentros disputados, es decir, la mitad de los que completó en el fútbol francés: marcó 9 goles y realizó 4 asistencias.
Se metió en el corazón de los béticos a fuerza de goles importantes, marcando en San Siro en la victoria del equipo ante Milan por Europa League y contra Espanyol por Copa del Rey para llevar el partido a la prórroga y que los de Setién se metan en semifinales. Lo Celso parece haber encontrado su lugar en Europa para poder explotar sus cualidades y terminar de asentarse. Conforma, con William Carvalho y Sergio Canales, un mediocampo que le da resultados al conjunto de Sevilla.

Como argentino, Lo Celso parecía tener a priori una difícil convivencia en la Liga de Leo Messi y Éver Banega. A esta altura podemos ver a Giovani en el podio de los mejores argentinos (todos rosarinos) de la competencia y enamoró a la afición bética, así como a todo el pueblo futbolero. Su buen rendimiento le da a los argentinos una esperanza de buen juego de la Selección durante la Copa América, que se disputará este año en Brasil. Aunque no será una esperanza a corto plazo. Lo Celso es un proyecto de muchos años que recién empieza.
Si Rosario es su ciudad natal, Sevilla es su ciudad adoptiva. En diciembre, Lo Celso reconoció la pasión que viven los aficionados de Betis: “Cuando llegué me dijeron que aquí se vive el fútbol de una forma muy particular. Pero hasta que no estuviera acá no lo iba a saber. Llevo un tiempo y me he dado cuenta de que es una ciudad muy pasional y que lo que me han contado era cierto”.

La pasión de los béticos quizás le recuerde a Lo Celso a la similar pero exagerada locura de los hinchas de Rosario Central, que hoy se enorgullecen a cada paso que da el volante en el Viejo Continente. La observación de los pájaros debería reescribirse, narrando la atmósfera del Benito Villamarín cada vez que juega Lo Celso, un “Canalla” suelto en Sevilla.