El Real Madrid tiene un problema y no precisamente pequeño, posee una plantilla totalmente descompensada y no hay solución posible hasta el verano que viene. Está ante lo que nunca se concibe en los equipos de primer nivel: una temporada de transición.
Por un lado persiguen los problemas heredados y que ya arrastraba de años anteriores, véase la falta de laterales de nivel no ya suplentes sino titulares. Lo cierto es que desde la salida de Marcelo el conjunto blanco ha sido incapaz de cubrir los carriles defensivos con futbolistas que estén a la altura. Por otro lado, se han sumado nuevas complicaciones en forma de falta de gol.
En verano Karim Benzema pegó la espantada dejando huérfana la posición de nueve, si es que al francés se le podía considerar como tal. La cúpula alta del club de Concha Espina fichó a Joselu otorgándole un rol de semi-titular que claramente está lejos de su nivel. El resto de la ecuación, que debía suplir la falta de punch, la completaba Vinicius y un Rodrygo que por fin disfrutaría de la posibilidad de salir desde el inicio. Sin embargo el primero, además de su lesión, se vio claramente desplazado ante la irrupción de Bellingham reduciéndose considerablemente su influencia en el juego. Por lo que respecta a Rodrygo, no ha dado por ahora el salto que se esperaba y sí está por el contrario demostrando que por algo salía siempre de revulsivo.
Por si esto no fuera suficiente se dio el infortunio en forma de lesiones, del propio Vinicius, de Courtois y del mejor central de la plantilla, Militao. Encontrar un portero disponible mejor que el belga es simplemente imposible, así que trajeron a Kepa, un portero aseado pero que no hace milagros. Para rematar el despropósito, las hojas del calendario siguieron acumulándose en la papelera mientras Florentino no movía un ápice contrantado un nuevo zaguero. Probablemente atado de pies y manos por un nuevo estadio faraónico y por los continuos cantos de sirena que venían de París y que nunca terminaron de concretarse.
La conclusión a este desaguisado en forma de planificación, o mejor dicho de no planificación, es que el Madrid tiene un despropósito de plantel donde su única línea fiable, y por ende a la altura de los grandes, parece ser el mediocampo. El pasado domingo se enfrentó al primer Miura y salió malparado en lo que parece un aviso a navegantes de lo que espera. Para pelear la Liga le da de sobra, principalmente por el bajo nivel de la misma, pero a día de hoy llegar a cuartos de final de Champions parece ya un éxito y eso, siendo el indiscutible rey de Europa es cuando menos sorprendente.
Si, estoy de acuerdo con este análisis en todos sus términos,pero a otro nivel,la globalidad de competiciones,es un aliciente porque permite incrementar las posibilidades de los otros equipos y aumentar la emoción de las mismas,máxime cuando el otro equipo siempre presente, Barcelona o incluso Atlético de Madrid tampoco están demostrando la firmeza y regularidad de otros años, y esto se puede ampliar a otros equipos de escalones inmediatos a estos.
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