Llevamos dos días llenando los espacios deportivos con todas las noticias relacionadas al partidazo que jugó el Atlético de Madrid el pasado miércoles por la noche, y es que no es para menos. No hemos pasado por alto que el equipo colchonero haya eliminado de Europa a un equipo asiduo como el Barcelona, el planteamiento táctico que presentó el equipo del Cholo, la intensidad con la que jugó el partido desde que saltó al terreno de juego, o el coraje de sus futbolistas durante los 90 minutos en los que nadie les hizo dudar de que ese era su partido.
Aunque físicamente sobre el césped del Vicente Calderón contábamos a once futbolistas colchoneros, no estaban solos, tenían con ellos a uno de los jugadores más importantes durante cada temporada, a lo largo de cada partido. El jugador número 12. Y no me refiero al árbitro, como se viene haciendo con otros equipos en los últimos tiempos, ni mucho menos, sino a la afición colchonera que estuvo brillante, mágica. Aunque claro, son los aficionados del Atlético de Madrid, una de las mejores aficiones del mundo, no esperábamos que jugaran su partido aparte.

Minutos antes de comenzar el encuentro, la afición colchonera dejaba claro que no habían llegado a esas alturas de campeonato para marcharse a casa ahora, mostrando un espectacular tifo que rezaba un “Ganar, ganar, ganar y volver a ganar”, con el que gritaban al mundo sus intenciones. Un mensaje que no dejaron de repetir durante los 93 minutos que duró el encuentro y con el que consiguieron dar a los rojiblancos el aliento necesario para seguir luchando cada balón y crear las mejores ocasiones.
Los aficionados son conscientes de que los aplausos que ofrecen a sus jugadores, las ovaciones que les dedican o los cánticos que salen de sus gargantas durante los 90 minutos de juego, motiva a los suyos hacia la victoria y la superación, como hicieron el miércoles para llevar a los suyos de la mano hacia Lisboa.

Los hinchas rojiblancos son una de las aficiones más conocidas del mundo y esta semana han querido recalcarlo para que nadie olvide que ellos también forman parte de la plantilla. El once del Atlético de Madrid trabajó duro a lo largo de todo el encuentro, del mismo modo que lo hicieron las 55.000 personas que abarrotaron el Estadio y los alrededores de la M-30 horas antes del pitido inicial. Unas horas en las que no abandonaron a los suyos y que quedarán marcadas para la memoria del Club.
Los futboleros nunca olvidaremos la temporada que está haciendo el equipo rojiblanco, el año en el que el conjunto de Simeone vuelve a unas semifinales de Champions, después de 40 años, tras plantar cara al Barcelona. Pero lo que tampoco podremos relegar de nuestra memoria será la noche en la que el jugador número 12 del Atlético de Madrid, la afición, derrochó, como dice su himno, coraje y corazón.
Yo soy aficionado del Barcelona y viendo el partido del miércoles sentía envidia sana al ver a la afición del atlético. En el Camp Nou es como si fuera el teatro.
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