Macedonia del Norte, un país al que probablemente el 95% de las personas a quienes se les preguntara (incluido quien escribe) tendría serios problemas para situarlo en un mapa, logró el pasado jueves tumbar a Italia. De nada sirvió un arrebatado Renzo Barbera ni tampoco los 32 tiros de los italianos. Aleksandar Trajkovski, en el minuto 92, puso el 0-1 pasando a la historia no solo de su país sino del fútbol.
Y es que este deporte guarda siempre ese punto de épica, de impredecible, que lo hace único. No siempre la suma de dos más dos tiene que dar cuatro y quien es favorito a todas luces puede quedarse con cara de circunstancias.

En esta ocasión, el coste de haber sido testigos de lo imposible conlleva una dura consecuencia. Un Mundial sin Italia es en cierto modo menos Mundial. La cuatro veces ganadora no estará en Qatar y lo que es más preocupante encadena dos citas mundialistas viéndolo desde casa. Vamos a tener que esperar un mínimo de 12 años para volver a ver a la Azzurri en el mayor espectáculo deportivo del mundo. Se dice pronto.
El último encuentro que disputaron los italianos fue el 24 de junio de 2014 en aquel célebre Italia – Uruguay con «actuación estelar» de Luis Suárez. Y cuidado que en el aquel Mundial no pasaron a la fase de eliminatorias tras estar en un grupo con la propia Uruguay, Inglaterra y Costa Rica. A nivel de clubes la cosa tampoco es que haya ido mucho mejor puesto que el último campeonato fue la Champions ganada por el Inter de Mourinho en el año 2010. En definitiva, el declive del fútbol italiano, pese al entorchado europeo de 2021 que a día de hoy parece un espejismo, es obvio.
Lejos quedan aquellos gloriosos años 90 donde todo el mundo miraba a la Serie A. Hoy día el fútbol italiano, no sólo a nivel profesional sino incluso en las divisiones juveniles, está plagado de jugadores traídos de fuera, muchos de ellos de un nivel discutible. A eso se le suma una preocupante falta de ideas modernas, siendo un fútbol al que sus propios dirigentes califican como anticuado, que «vive anclado en los años 60».
En cualquier caso, serán los italianos los que tendrán que reflexionar y buscar soluciones. Mientras tanto, Macedonia del Norte buscará el más difícil todavía, ganar a Portugal en su casa y estando éstos ya avisados de que la grandeza del fútbol radica precisamente en sus sorpresas.
De acuerdo totalmente,uno de los encantos de este deporte es la capacidad para sorprendernos con situaciones como las que para desgracia de Italia ha ocurrido una vez más,y no son tan pocas como podría parecer;basta con mirar la historia para encontrarnos con ejemplos salpicados pero repetidos, de forma que analizando una por una cualquier competición, y viendo objetivamente los resultados,aparecen continuamente esos gazapos,lo que ocurre es que cuanto más dilatado y largo sea el campeonato menos cuentan para que tengan suficiente peso al final del mismo.
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