Hace 50 años, la técnica del futbol se adquiría con el propio desempeño del juego, no se dedicaba tiempo de entrenamiento específicamente a la mejora de la técnica de los jugadores, esto es, la técnica era un trabajo “de calle”.
Los entrenamientos consistían más en ejecutar acciones globales propias del juego, que en cuestiones analíticas individuales. Normalmente se realizaba un calentamiento individual o por parejas, un ejercicio de habilidad con balón, tiros a puerta o acciones combinadas y partido.
Además de que, el proceso de entrenamiento apenas era planificado, se disponía de pocos días de entrenamiento y su dinámica era, sobre todo, jugar.
Entre los años 75 y 80 se comenzó a planificar más el proceso de entrenamiento, empezó a distribuirse mejor el tiempo del que se disponía para entrenar dándole a cada ámbito su porcentaje de tiempo necesario.

Con el avance en el ámbito del entrenamiento de la preparación física los equipos distribuían de manera más eficiente el tiempo, de forma que disponían de más horas de entrenamiento para entrenar la técnica y la táctica. Gracias a ello, para el año 90 se planificaba y programaba con gran criterio dos principales ámbitos como eran la preparación física, que ya se ha comentado anteriormente, y el trabajo técnico-táctico y estratégico.
Por el año 2000, el trabajo de especificación de la técnica estaba presente en los entrenamientos de los equipos, pero no era tan notable como actualmente, sí a nivel de modelo de juego, pero no a nivel de ámbito técnico-ejecutivo. Fue aproximadamente en el año 2000 cuando se dio un punto de inflexión, con la aparición de la herramienta informática Amisco.

En la actualidad los equipos de élite han cambiado su manera de trabajar la técnica de sus jugadores, cada vez lo enfocan más a las habilidades individuales, esto es, a evolucionar la técnica específica de cada uno.
Técnica y táctica van de la mano, así pues, a medida que evoluciona la táctica, proponiendo a los jugadores nuevos sistemas de juego y nuevas acciones y decisiones que llevar a cabo en el terreno de juego, también aparecen nuevas maneras y exigencias técnicas.
Cada modelo de juego crea unos puestos concretos en el equipo y unos fundamentos de esos puestos que hay que trabajar de manera específica para que el equipo funcione. Esto lleva a buscar las acciones técnico-ejecutivas concretas en las que destaca cada jugador.
Todo ello se traslada al entrenamiento, cada vez más individualizado, ya no solo por puestos, sino por habilidades y cualidades técnico-ejecutivas.
Por otro lado, aparte del proceso de individualización que ha sufrido el trabajo de la técnica, en los últimos años, ha tomado gran importancia el entrenamiento de la capacidad de los jugadores para la toma de decisiones. Muy ligado al ámbito táctico, la toma de decisiones depende en gran medida de las habilidades y capacidades técnicas del jugador, y se trabaja actualmente de manera muy integrada.
De esta manera, la técnica se está convirtiendo en algo más perceptivo, saber que técnica utilizar y cual no en cada momento, como por ejemplo, decidir si se debe controlar el balón con el pecho o con el pie o saber a qué banda pasar el balón. Para ello se utilizan ejercicios con gran transferencia hacia el juego real y en la que los problemas que se planteen sean, en su mayor medida, como los que se les plantearan a los jugadores en los partidos: rondos, juegos de posición, posesiones, ejercicios en inferioridad o superioridad y partidos reducidos condicionados. Una vez más destacando la unión entre el entrenamiento de la técnica y la táctica.
Pese al trabajo de las capacidades técnicas individualizadas y a su mayor atención y entrenamiento,el fútbol actual no potencia,o así parece,la aparición de jugadores desequilibrantes que,que aunque los hay,no en número ni en distanciamiento sobre el resto de los demás,quizás porque las nuevas técnicas de entreno igualan más,e impiden ese escalón diferencial que antes era más patente.
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