Posiblemente, si hablo del Fudbalski Klub Crvena Zvezda, nadie (o casi nadie), sabrá a qué me refiero. Ahora, si digo que ese es el nombre, en serbio, del F.C. Estrella Roja, de Belgrado, entonces los buenos aficionados al fútbol sabrán inmediatamente qué equipo es.

Y es que en mayo de 1991, sólo meses antes de que la guerra azotara la antigua Yugoslavia y la resquebrajara en un mar de sangre cuyas olas se avivaban bajo la exaltación de las diferencias étnicas, religiosas y nacionales, un equipo de aquel extinto país lograba alzar la orejuda al cielo de Bari. Fue el justo epílogo a un fútbol que siempre fue un contrapunto al balompié habitual más allá del telón de acero , un fútbol -el yugoslavo- en que primaba el gusto por el toque y el juego bien trenzado, más que por la férrea disciplina y el bloque compacto habitual en los países de su órbita política.
Pero no vayamos tan rápido. Para conocer el por qué de este triunfo, muy alejado de la casualidad o de la suerte (por más que se lograra en los penaltis ante el Olympique de Marsella), hay que remontarse unos cuantos años atrás. Hay que analizar muy por encima el origen del club y el contexto en que se movía.
El Estrella Roja se creó en marzo de 1945 por un grupo de jóvenes de la Liga Antifascista Serbia, de ahí el nombre y la simbología adoptados. Pronto, se convertiría en el equipo referencia de Belgrado, junto con el equipo del ejército, el Partizan. La Liga yugoslava era potente, y aparte de ser base de una selección habitual en Mundiales y Eurocopas, suponía la batalla por la supremacía entre los mencionados Estrella Roja y Partizán, y los croatas Dinamo de Zagreb y Hajduk Split.
A mediados de los 80, el club pasaba por una trayectoria irregular, con sólo un título de Liga (1984) en seis temporadas. Se emprende entonces una política de fichajes jóvenes y talentosos para buscar el dominio del fútbol yugoslavo y poder competir con garantías en la Copa de Europa. En 1987 llegan Prosinecki, Sabanadzovic; en 1988 Pancev, Najdoski; en 1989 Savicevic, Belodedici, Jugovic; en 1990 Mihajlovic; estos jugadores, junto al veterano Stojanovic bajo palos, conformaron la columna vertebral del Estrella Roja de la 90/91. Campeón de Liga en 1988 y 1990, y de Copa en 1990, el objetivo del dominio del fútbol yugoslavo estaba logrado.
En la dirección técnica, hubo sin embargo un baile de técnicos, primero, Velibor Vasovic ocupó el banquillo entre 1986 y 1988; Branko Stankovic en la 88/89; Dragoslav Sekularac en la 89/90. Para la 90/91 se fichó a Ljupko Petrovic, procedente del FK Vojvodina, campéon de Liga en 1989. A pesar de los vaivenes en el banquillo, el estilo de juego permaneció invariable, y suponía una atractiva manera de entender el fútbol, con Prosinecki como director de orquesta.

En cuanto a la trayectoria europea del equipo, hablar del Estrella Roja de esta época obliga a referirse a una de las grandes vergüenzas de la UEFA. Ocurrió en la 2ª ronda de la Copa de Europa de la 88/89, en la que el conjunto yugoslavo se enfrentaba al Milan de Sacchi. En la ida, disputada en San Siro el día 26 de octubre de 1988, el Estrella Roja logró un valioso empate a 1. La vuelta se disputaría el 9 de noviembre en Belgrado. En el minuto 50 Savicevic marcaba el 1-0. Quince minutos después, el árbitro, el alemán Dieter Pauly, decreta la suspensión del partido por la espesa niebla que había, que impedía la continuación del encuentro. Hasta aquí todo normal.
El partido se jugaría al día siguiente, cabría pensar, desde el minuto 65 y con 1-0 en el marcador. Pero por razones nada comprensibles, se decretó la repetición del partido completo, desde el primer minuto, y por supuesto, sin que el gol de Savicevic del día anterior valiese para nada. En la repetición Van Basten adelantó al Milan en el minuto 34, pero cuatro minutos más tarde, Stojkovic puso el empate, que sería definitivo. En la tanda de penaltis, Savicevic y Mrkela fallaron sus lanzamientos y el Milan pasó a cuartos de final.
La siguiente aparición del equipo rojiblanco en la máxima competición europea sería ya en la triunfal 90/91. En primera ronda, 1-1 en casa ante el Grasshopper, para luego realizar una exhibición en Zúrich, ganando por 1-4. En octavos tocó en el sorteo el Glasgow Rangers, 3-0 en casa en la ida, 1-1 en la vuelta, disputada en Ibrox Park. En cuartos, el Dynamo de Dresde no fue rival. 3-0 en casa, 1-2 en la vuelta (en partido que al final se daría por ganado al Estrella Roja por 0-3, debido a los disturbios protagonizados por aficionados alemanes, que obligaron a parar el partido a falta de diez minutos para el final).
El 10 de abril de 1991, en el Olímpico de Múnich, se enfrentaban el Bayern y el Estrella Roja en el partido de ida de las semifinales. Roland Wohlfarth adelantó a los bávaros en el minuto 22, pero Pancev al borde del descanso, y Savicevic en el 70, remontaron. 1-2 definitivo.
Dos semanas después, el Estadio Estrella Roja, más conocido como «Pequeño Maracaná», albergaba un partido histórico. Mihajlovic adelantó al equipo local en el 25. Sin embargo, el Bayern devolvió la moneda de la ida, remontando el partido en cinco minutos, con goles de Augenthaler y Bender, ya en la segunda mitad. El Estrella Roja se lanzó arriba, y fue el propio Augenthaler el que marcó, en propia puerta, el empate a 2 definitivo que daba el pase al equipo yugoslavo, en el minuto 90.
25 años después, un conjunto yugoslavo se colaba en la final de la máxima competición continental (antes lo había logrado el Partizan, en 1966). El rival sería el Olympique de Marsella, otro gran conjunto de la época. El 29 de mayo de 1991, en el estadio San Nicola de Bari (Italia), tenía lugar la gran final.
ESTRELLA ROJA DE BELGRADO | OLYMPIQUE MARSELLA |
Stevan STOJANOVIĆ (C) | Pascal OLMETA |
Miodrag BELODEDICI | Manuel AMOROS |
Ilija NAJDOSKI | Basile BOLI |
Refik ŠABANADŽOVIĆ | Carlos MOZER |
Vladimir JUGOVIĆ | Éric DI MECO |
Slobodan MAROVIĆ | Laurent FOURNIER |
Siniša MIHAJLOVIĆ | Bruno GERMAIN |
Dragiša BINIĆ | Bernard CASONI |
Dejan SAVIĆEVIĆ | Chris WADDLE |
Robert PROSINEČKI | Abédi PELÉ |
Darko PANČEV | Jean-Pierre Papin (C) |
Ljupko PETROVIĆ (E) | Raymond GOETHALS (E) |
El partido no cumplió con las expectativas. Los dos equipos mostraban el respeto al rival propio de la ocasión, y el Estrella Roja sobre todo, renunció a su estilo de juego, llevando a cabo un partido mucho más prudente y defensivo. El 0-0 final abocaba a la tanda de penaltis.

Y si dos años y medio antes la suerte había dado la espalda al equipo yugoslavo ante el Milan, esta vez la moneda caería de cara. Manuel Amoros falló su lanzamiento, y los demás anotaron todos, llegando al 5-3 definitivo. El Estrella Roja era campeón de Europa. Y además, también ganó la Liga esa temporada.
Pero la guerra se cruzó, llevándose por delante el fútbol, entre otras muchas cosas, sin duda más importantes. Sin embargo, aún le dio tiempo a este Estrella Roja, ya sin Prosinecki (Madrid), Stojanovic (Amberes), Sabanadzovic (AEK), Marovic (Norrköping), ni Binic (Slava Praga), a ganar la Liga en la temporada 91/92, y la Copa Intercontinental. También disputó, jugando sus partidos como local fuera de Yugoslavia, por sanción, la Copa de Europa. Y aun así, llegó a la última jornada del grupo de acceso a la final, empatado a puntos con la Sampdoria. Pero la derrota por 1-3 ante los genoveses en el exilio de Sofía, privó al Estrella Roja de su segunda final consecutiva, que habría sido ante el Barça en Wembley.
Hoy, el Estrella Roja lleva sin ganar una Liga serbia desde 2007, y es un equipo venido a menos con una plantilla formada por jugadores serbios y algún que otro montenegrino, junto a algunos brasileños y africanos. Nada que ver con aquel equipo campeón de Europa de 1991, cuyo once inicial en Bari estaba compuesto por: un serbo-kosovar (el portero Stojanovic); tres montenegrinos (Sabanadzovic, Marovic y Savicevic); dos macedonios (Najdoski y Pancev); un serbo-croata (Mihajlovic); un croata (Prosinecki); dos serbios (Jugovic y Binic) y un rumano -el único no yugoslavo- (Belodedici). Sin duda, una comparación reveladora en lo que supuso la desintegración de Yugoslavia para el fútbol balcánico, tanto a nivel de clubes como de selecciones.

Al pensar en esta historia es inevitable que vengan a la cabeza muchas preguntas ¿Qué habría sido del propio Estrella Roja si hubiera podido mantener más años el bloque? ¿Y si Yugoslavia hubiese podido disputar la Eurocopa de Suecia de 1992, a la que en su lugar fue Dinamarca? ¿Y si esa misma selección no se hubiera desintegrado, qué podría haber hecho en los mundiales de 1994 y 1998 aunando a los ya citados, a jugadores como Boban, Suker, Mijatovic o Kodro, entre otros?
Sin duda, un equipazo que deslumbro a Europa…Para mí, Savicevic fue el mejor jugador de esa generación de jugadores…Maldita Guerra!!!
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La verdad es que jugaban de vicio. En mi opinión el jugador de más talento puro era Prosinecki, lástima que al final no llegara a lo que apuntaba.
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Magnífico análisis de un equipo que si no llega a ser por los conflictos bélicos hubiera dominado en Europa durante más tiempo. Un saludo
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Muchas gracias por comentar Guest. Esperamos seguir contando con tus comentarios por nuestra página. Un saludo!
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Ni el Estrella Roja ni Serbia están en el olvido. Histórico club con una generación de oro memorable. Campeón de europa.
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CAMPEÓN DEL MUNDO.
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Gracias por tu comentario Anónimo. La verdad es que lograron juntar un equipo temible, lástima que no tuviera mayor continuidad. Un saludo!
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Y el gran Stojkovic.
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Y el gran Stojkovic.
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