Tenía una profesora de historia que una vez me dijo que me cuidara de la gente envidiosa ya que de manera inevitable me encontraría con muchos. Lo que era un halago hacia mi persona escondía una gran reflexión. La envidia forma parte del ser humano, es inherente a su naturaleza. En el mejor de los casos será lo que se denomina envidia «sana» que no deja de ser envidia pero mezclada con alegría por el aprecio que se le tiene a la persona afortunada. En el peor, y lamentablemente la más común, se trata de la envidia como el pesar del bien ajeno.
No, no se ha equivocado el lector, este blog no ha cambiado de temática y seguimos escribiendo sobre fútbol. Y es que el fútbol es un campo fértil para la envidia. La encontramos en los jugadores que llegan al punto de no alegrarse de los triunfos colectivos si ellos no han sido protagonistas. En los entrenadores, capaces de renunciar a celebrar éxitos aunque éste sea la mismísima Copa de Europa. Y finalmente es parte relevante del periodismo e incluso de los aficionados, que no dudan en minusvalorar los éxitos de otros por razones ajenas a lo deportivo.
En este último apartado me llama la atención dos ejemplos recientes. El primero de ellos el ex-jugador de entre otros Barcelona y Valencia Gerard López quien no dudó en afirmar en su faceta de comentarista que la Liga que muy probablemente terminará ganando el FC Barcelona de Xavi será un título devaluado por el bajo nivel de los rivales. Además de ser bastante discutible hasta qué punto la diferencia de puntos con el resto es más debido a la excelencia del campeón que al mal rendimiento del resto es curioso que un ex-culé, que casualmente jugaba en la misma posición que Xavi y cuya trayectoria como entrenador fue un desastre tenga semejante mensaje. Quizás a la envidia se sume otra característica que suele servir de gasolina a la primera: el rencor. El rencor de que le echaran del filial blaugrana por sus malos resultados.
El segundo de los ejemplos, que casualmente es reiterado en el tiempo, es el de los éxitos de un genio del banquillo: Pep Guardiola. Tras hacer historia en el Barcelona se dijo que fue posible debido a la figura de Messi. Al parecer no hubo más técnicos con el fenómeno argentino y de haberlos todos ganaron un sextete. Ahora que está en Inglaterra dominando la que es la mejor competición nacional de Europa y a un paso de las semifinales de Champions tras destrozar al Bayern como si fuera el Mollerussa argumentan lo que los modernos llaman «haters» que lo hace por el dispendio económico. Es tranquilizador saber que equipos como PSG o Chelsea viven de la caridad.
Sería bueno que todo el mundo dejara a un lado la envidia y las fobias, disfrutara de su vida cambiándola si no le gusta y analizara de esta manera las cosas con verdadera objetividad.
Pero para eso habría que dejar de ser humanos,porque los humanos somos imperfectos, y dentro de la imperfección el defecto de la envidia se encuentra entre los más frecuentes, y quizás en España,para más inri,sea el más común y extendido,así que habrá que aceptarlo y que al menos sea la envidia sana su expresión predominante.
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