Un 9 de Octubre de 1938 “Jaume I El Conqueridor” (Conquistador) entraba por las Torres de Valencia en lo que sería el inicio de su conquista de las tierras valencianas, antes dominadas por los musulmanes.
Desde entonces, cada año ese día la Comunidad Valenciana celebra su gran jornada festiva, y lo que muchos no saben, es que en esa misma fecha los valencianos celebran su San Valentín (San Dionis), el día de exaltación del amor.
Este año, la Valencia futbolística se ha «enamorado» de un chico de 21 años, 1,83 de estatura, 74 kg, con el nueve a la espalda, algunos le empiezan a llamar «Paco Van Basten», pero su verdadero nombre es Paco Alcácer.
En Torrente, la segunda ciudad más poblada de la provincia de Valencia, nació y creció este joven delantero. En el patio del colegio jugaba al fútbol con el sueño de marcar los goles de Juan Sánchez, con los pases de Rubén Baraja y tras que David Albelda robara el balón al oponente. Nació futbolísticamente viendo por la tele a uno de los mejores Valencia de la historia, el del Doblete de Benítez, Cañizares, Ayala…

Comenzó jugando en el CD Monte-Sión Torrent, y luego pasó al Torrente CF, el principal equipo de su ciudad. Allí comenzó a demostrar su estrecha relación con el gol y consiguió viajar 16 km al norte para llegar a la Ciudad Deportiva de Paterna, donde se han formado y se siguen creando las perlas del conjunto ché (los Palop, Albelda, Jordi Alba, Bernat, Juan Sánchez, Vicente Rodríguez…). El técnico Unai Emery le hizo debutar en la temporada 2010/11 en un partido que finalizó con derrota 0 a 1 en Mestalla (el rival fue la Real Sociedad).
Paco Alcácer era un prometedor delantero del que muchos hablaban, de esos talentos que brillan en la escuela y que después son pocos los que llegan a relucir en la élite. El joven de Torrente jugaba en el filial ché y de vez en cuando aparecía por alguna convocatoria del primer equipo.
En ese momento de su vida, cuando poco a poco iba creciendo su ilusión por asentarse entre los mayores del club de su vida, recibió un golpe durísimo. En el verano de 2011, tras un Valencia-Roma en Mestalla, donde Paco marcó el segundo gol de la victoria local y fue ovacionado por el público, su padre fallecía repentinamente de un infarto del corazón en la salida del estadio.

En aquel Valencia de Villa, y luego, Aduriz, Soldado, Jonas…Alcácer no contaba con minutos marchándose a Getafe para aprender a marcar goles en la élite. Su primer tanto en Primera División fue en un Rayo 3 – Getafe 1, en Enero de 2013.
Creció mucho en el conjunto azulón aunque la buena suerte no le acompañó de cara a puerta ya que sólo anotó 3 goles aquella temporada. La campaña pasada comenzó en Mestalla en la más absoluta sombra, todos miraban al portugués Hélder Postiga como el delantero que debía aportar los goles de un Soldado que se marchaba al Tottenham inglés.
Pero cuando el Valencia de Djukic naufragaba sin rumbo alguno apareció el joven valenciano marcando goles que nadie esperaba. El técnico argentino Pizzi le dio confianza y él se gano los minutos en el césped, marcó 6 goles y empezó a ilusionar a parte de Mestalla que veía en él un tesoro por descubrir.
Tras su 4 goles en 7 partidos como titular del Valencia esta temporada y su internacionalidad con la Selección Española absoluta, ahora es muy fácil decir que se veía venir, pero no es así.
Su explosión ha llegado en los últimos meses, en una la difícil situación del Valencia, en un complicado proceso de compra y tras varios fracasos deportivos, él ha sabido sobrevivir y destacar ante el hundimiento de una plantilla como fue la de los últimos años. El éxito le llega ahora tras recibir varios golpes muy duros en la vida, y quizá por eso, asume el actual momento de éxtasis con una normalidad del que sabe que la vida es una montaña rusa continua donde las subidas y bajadas son norma.
Así ha sido la creación del nuevo delantero centro del Valencia, Paco Alcácer. Llegará Negredo, ahí estará Rodrigo, otros dos grandes atacantes, pero Paco «Van Basten” (en referencia al mítico delantero holandés Marco Van Basten) ya se ha ganado el corazón de Mestalla.