El partido del domingo en el Bernabéu mostró un Madrid intentando sin éxito tirar de épica ante un Valencia respondón que lo mismo pudo perder que llevarse los tres puntos a poco que Zaza hubiera estado acertado. Sin embargo, el encuentro dejó como imagen la de un crío de 21 años echándose a la espalda al equipo de 12 Champions. Ahí es nada.
Mientras Marco Asensio se exhibía, en un campo que ya le ha coronado como el nuevo rey en detrimento de galeses con más cartel que fútbol, le comentaba a un amigo culé que personalmente la irrupción del de Palma es lo más bestia que había visto desde que Lionel Messi debutara en aquel Gamper del año 2005 contra la Juventus de Turín.
Asensio es un caso parecido a Iniesta. Todo balón que pasa por sus pies sale mejor que llega. Tiene ese talento, innato en los genios, de saber leer el fútbol de una manera única. Se trata de un jugador que marcará una época. Un diamante que el Barsa no supo ver y que cuando se le presentó lo dejó escapar por no querer pagar al contado. El Barsa es ese mismo equipo que no tiembla a la hora de pagar 40 millones de cláusula por un jugador de 29 años.
Los seguidores del Madrid lo disfrutarán cada tres días. El resto lo tendremos que sufrir cuando lo tengamos en contra. Pero lo que está claro es que Asensio es patrimonio del fútbol.
Hoy día la clase viste de blanco, pero poco importa.