Quizás muchos conozcan la historia de Quique Pina y el Ciudad de Murcia, equipo propiedad del citado señor, que vendió en junio de 2007 a Carlos Marsá, quien trasladó el equipo a Granada dando lugar al Club Granada 74 S.A.D.
Sin embargo, no todos recordarán el episodio que tuvo lugar a finales del año 2003, momento en el cual el Ciudad de Murcia, jugaba en Segunda en División “A” dirigido por Juan Manuel Lillo, entrenador conocido igualmente por su faceta de escritor; resulta raro encontrar un entrenador que se preocupe tanto del aspecto intelectual de la persona (basta observar el consejo que dio a unos niños recomendándoles que «leaís y no sólo libros de fútbol. Os recomiendo, por ejemplo, a escritores como el británico William Shakespeare«).

El episodio que pretendo presentar vino motivado por el despido del capitán del Ciudad de Murcia en aquel momento, Imanol Idiákez, y dos de los fisioterapeutas del club, por haber sido supuestamente sorprendidos en una discoteca un sábado a altas horas de la madrugada.
Ante tal despido, la plantilla del equipo emitió un comunicado en el que instaba al presidente Quique Pina a que «reconsidere las decisiones adoptadas con el fin de que todo vuelva a la normalidad por el bien del grupo. No nos consideramos una mercancía«.
El señor Pina, no tardó en contestar a tal comunicado dando a entender que había sido promovido por Juanma Lillo, dado que «detrás de esto está el capitán de los capitanes, que es el entrenador quien es amiguete de los jugadores«.
No tardaría mucho, el señor Lillo en ser destituido dado que el 25 de enero de 2004, fue cesado como entrenador del Ciudad de Murcia cuando el equipo ocupaba la decimocuarta posición con 25 puntos. Anteriormente, salió del equipo Imanol Idiákez, quien fichó por el Linares de Segunda División “B” jugando 16 partidos en lo que quedaba de temporada 2003/2004.
Resulta raro que un jugador del que se dice ha sido sorprendido en una discoteca, sea despedido, más aún habiendo emitido la plantilla un comunicado en contra del despido; aunque debemos recordar que en la Casa de Quique Pina, todo es posible.
Valiente vendedor de motos que se llevó al Ciudad de Murcia después de haber jugado con las ilusiones de sus aficionados. Echó la culpa al Ayuntamiento por la falta de apoyos pero yo digo que lo tenía todo planeado. Pelotazo y si te he visto no me acuerdo.
Por aquí no lo queremos ni ver!!
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Totalmente de acuerdo contigo. Quique Pina fue un trilero que nos engaño a todos los aficionados anteponiendo sus intereses a los del club que supuestamente tanto amaba. No le deseo el mal a nadie, pero un toque de atención por parte de la UEFA a eso de que sea administrador de varios equipos no estaría mal. Al fin y al cabo, no sé hasta que punto se trata de una medida legal.
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