Marty: Un momento, Un momento Doc, oye ¿Me estás diciendo que has construido una máquina del tiempo… ¡con un Delorean!?
Doc: Yo creo que, si vas a construir una máquina del tiempo en un coche ¿Por qué no hacerlo con clase?
Regreso Al Futuro (1985)
Si preguntáramos a la gente cuál es la mejor manera para viajar en el tiempo seguramente muy poca gente se acordaría de las cajas de Primer, maravillosa pero poco conocida película de ciencia ficción de 2004, que con un presupuesto irrisorio sorprendió a propios y extraños y de la que, incluso, se creó un diagrama para poder explicar el desarrollo de los acontecimientos del film. En cambio, estoy seguro que muchos dirían que la mejor máquina del tiempo es un DeLorean, en este caso por esa inolvidable trilogía de películas llamadas Regreso al Futuro, que ya forman parte de nuestra cultura y que sigue entusiasmando generación tras generación sin que pase justamente, eso, el tiempo.

Pero en realidad no hace falta irnos a la ficción ni a la ciencia ficción para poder viajar en el tiempo y, es que, en nuestro día a día todos tenemos al alcance de la mano la mejor máquina del tiempo que jamás ha existido: La Música. Es verdad, que al igual que el DeLorean necesitaba en un principio de plutonio y luego de basura, aquí necesitamos algo que sea capaz de reproducirla, puede ser alguien interpretándola, un tocadiscos, cassetes, cds o en estos momentos nuestro ordenador o móvil… curiosamente la música es uno de los elementos claves en la trama en la primera película de Regreso al Futuro con un walkman y Van Halen, o con esa interpretación al final en el baile del encantamiento bajo el mar donde los padres de Marti se besaron por primera vez ( la verdad es que me están dando ganas de ver la trilogía de nuevo).

Pero volviendo a la música y su poder para hacernos viajar en el tiempo, eso sí, sólo al pasado, y aunque digan que son matemáticas a mí me parece que se parece más a la magia, porque escuchas una canción o un tema y de repente te transporta a un momento importante de tu vida como si estuvieras allí de nuevo, porque no sólo viajas a través del tiempo sino también del espacio, y estás en ese lugar ese momento en el que sonaba esa canción. Bajo esta premisa, aunque desarrollado con escritura y películas caseras, también está la película y sus viajes en el tiempo El Efecto Mariposa también de 2004, donde no se podía elegir a donde querías viajar sino que sólo se podría volver a momentos donde se hubiera creado una manera de marcar ese momento previamente, escribiendo lo que pasó o grabándolo.

Pero bueno y si os preguntáis el motivo de esta artículo sobre los viajes en el tiempo, el cine y la música cuando aún no hay nada de fútbol ni de comunicación la respuesta es fácil, porque esto también pasa en el fútbol, en sus himnos, en sus cánticos e incluso en ese grito de gol. En este caso porque ayuda a marcar esos momentos donde muchísimas miles de almas tienen el mismo sentimiento, las mismas sensaciones al mismo tiempo. Yo, por ejemplo, cuando escucho la Marcha Radetzky de Strauss padre, no viajo a los conciertos de año nuevo de la Filarmónica de Viena sino a los descansos del Ramón Sánchez Pizjúan cuando era un infante me comía el bocadillo y aún quedaban lejos los títulos europeos. Hoy en día además de publicidad, ponen canciones del momento… Algo parecido me pasa con Los Campanilleros donde viajo a partidos donde los Biris lo cantan con sus llaveros más que a ninguna Semana Santa, dicho esto, no conozco a nadie que no le sobrecoja la música de las bandas durante la Semana Santa porque es algo que no se puede explicar más allá de las creencias de cada uno.

La fuerza de la música es algo que todo el mundo conoce y vive y, por supuesto, el fútbol no es una excepción, jugar en casa con los cánticos de tu afición llevándote en volandas es una sensación increíble que todos los futbolistas reconocen como una energía que no se puede explicar, de hecho seguramente, cuando se van de un equipo o se retiran y vuelven a ese campo viajarán en el tiempo a cuando eran ellos los que estaban sobre el césped y esa energía estaba dedicada a ellos, porque es curioso que más allá de las letras, esa energía sea recibida por los jugadores a las que va dedicada y no les sirva a los contrarios, como si de un francotirador musical que sólo apunta a los suyos se tratara.

Por supuesto, oficialmente también se han ido creando himnos de equipos y de competiciones que tienen este efecto (muchos otros no) escuchar, por ejemplo, el Himno de la Champions hace que algo te recorra el cuerpo, aunque si os soy sincero, para mí, como escuchar el himno de la Europa League no hay nada, se me pone una sonrisa en la cara y ahora mismo me viene a la cabeza ese recuerdo de 2020 cuando se ganó al Inter cómo lo celebré con mi padre y luego cómo nos tiramos a la piscina Marc y yo, más o menos al mismo tiempo y con los mismos sentimientos que Rakitic en su casa de Barcelona antes de volver al Sevilla. Mención aparte tienen los himnos donde en campos como el del propio Sevilla, del Liverpool o Boca, ya marca lo que se va a sentir, te recuerdan donde estás y que tipo de partido te espera como anfitrión y como rival.
Y es que todo esto a nivel marcas y comunicación hoy por hoy, se ha descubierto como algo muy poderoso y que realmente marca tu personalidad, tu fuerza, tus valores. Casos como el de la propia UEFA que he comentado también han llegado a La Liga no hace mucho a través del compositor español de cine Lucas Vidal o en caso de marcas como BMW donde los sonidos de sus coches eléctricos los creó el famosísimo compositor de Hollywood, Hans Zimmer. En mi caso, en mi trayectoria, también he creado una identidad sonora con todo un concepto detrás que desarrolla y da unos valores muy elevados al producto y del que podría estar escribiendo horas, espero que vea la luz en este 2022 y poder compartirlo con vosotros, porque todos tenemos una banda sonora de nuestra vida lleno de momentos inolvidables.

Lo siento,pero es mi hijo y no puedo ser objetivo,o si,pero leo un artículo con el que me identifico plenamente.Ha sabido plasmar con profundidad y agudeza unos sentimientos y emociones con los que,pienso,es muy fácil sintonizar porque hablando de fútbol todo hincha,todo aficionado lo ha vivido,lo vive o lo vivirá y por tanto se traslada en el tiempo, no solo hacia el pasado desde el presente,sino hacia el futuro desde la imaginación, viviendo ya en ella lo que le espera al escuchar lo que sabe volverá a escuchar, y a vivir, cuando llegue el momento deseado y presentido.Y vuelvo a pedir disculpas pero me felicito por poder disfrutar leyendo lo que he leído y sintiendo lo que he sentido.
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