Joan Laporta vuelve otra vez a estar en primera línea de la actualidad blaugrana. En realidad nunca se ha alejado mucho de esa primera línea, pero ahora parece que vuelve con más decisión. Anunciaba hace unos días su firme intención de presentarse a las próximas elecciones para presidir de nuevo el Futbol Club Barcelona. Elecciones que se llevarán a cabo en verano de 2021, cuando Bartomeu acabe de exprimir hasta la última gota de su caótico mandato.
Lucha contra el nuñismo
El nombre de Joan Laporta va de la mano del Barça desde hace ya más de 20 años. Abogado inquieto de Barcelona, se inició en esto de querer asaltar la presidencia del club formando parte de la candidatura de Àngel Fernández en 1997, en las últimas elecciones ganadas por Josep Lluis Núñez. Lejos de amedrentarse por la derrota, Laporta inmediatamente creó la plataforma Elefant Blau. La estrategia de desgaste contínuo que ejerció este elefante sobre el nuñismo tuvo su logro en forma de moción de censura a inicios de 1998. Pero Núñez logró esquivar esa bala y continuó agarrado a la butaca hasta el año 2000, cuando la situación se volvió insostenible y dimitió.

A pesar de ello, la estrella de Laporta todavía no iba a brillar. Integrado en la candidatura del publicista Lluis Bassat, vio como la ignorancia de éste sobre todo lo que tenía que ver con el Barça hundía sus aspiraciones para dejar vía libre al histriónico heredero de Núñez, Joan Gaspart.
Tras esa segunda derrota electoral, comenzó a trabajar con una serie de nombres que ya nos suenan a todos. El objetivo era estar preparados para triunfar en unas próximas elecciones, que parecían más cercanas conforme el equipo y la directiva de Gaspart iban sumando fracasos y ridículos.
Efectivamente, en 2003 Gaspart dimitió y se presentó esa nueva oportunidad. Joan Laporta lideraba una propuesta fresca de gente joven. Junto a Laporta, como punta de lanza, estaban también Sandro Rosell en el apartado deportivo y Robert Soriano en el económico. Y aparecía también por ahí Josep María Bartomeu.
Joan Laporta presidente
Como era de esperar, la candidatura de Laporta arrasó. Johan Cruyff, padrino del proyecto desde sus inicios en el Elefant Blau, lograba su venganza y el nuñismo quedaba enterrado para siempre. El club se modernizaba, daba un giro en su catalanidad abrazando abiertamente el independentismo, y la ilusión retornaba a las gradas con la fantasía de Ronaldinho.

Poco a poco, este Barça volvió a recuperar su lugar en la élite del fútbol. En la temporada 2004-05 se volvió a ganar la Liga y en la 2005-06 se ganó la Champions, la segunda del club. A pesar de estos éxitos, que significaron la renovación de mandato de Laporta sin oposición, las desavenencias internas eran muy evidentes. Aquella candidatura de las elecciones de 2003, de gente joven con nuevas ideas, se fue desintegrando a medida que Jan se mostraba intransigente con su política de club no compartida por la totalidad de la junta, su forma de hacer y su notoriedad pública. Así fueron abandonando el barco Rosell, Bartomeu, Soriano y unos cuantos directivos más.
En el 2008 el club estaba sumido, como es habitual, en una nueva crisis social, económica y deportiva. Pero al borde del abismo, superando una moción de censura que por un estrecho margen no significó su obligada dimisión, Joan Laporta se aferró a sus convicciones, dio una vuelta de tuerca depositando su destino en un inexperto Pep Guardiola, y éste le hizo resurgir de sus cenizas con un sextete histórico, un 2-6 en el Bernabéu y un juego que maravilló a todo el mundo.
La destrucción de sus logros
Fue su canto del cisne. A pesar de esos éxitos deportivos, la imagen de Laporta estaba seriamente dañada. Las dudas sobre su gestión y utilización del club para fines personales, los negocios con Uzbekistán, y como última gota que colmó el vaso, el escándalo del espionaje a directivos y personal del club. Todo ello se convirtió en tierra quemada para su sucesor cuando acabó su mandato en 2010. Rosell, junto con Bartomeu, tuvieron camino abierto para triunfar en las elecciones de ese mismo año y enseguida comenzaron a deshacer todo lo construido por Joan Laporta.
Esto no sentó nada bien al bueno de Jan. Mientras se dedicaba a la política siendo miembro del Parlament de Catalunya primero, y luego siendo concejal del Ajuntament de Barcelona, siempre ha tenido tiempo para reprochar a sus sucesores las decisiones que tomaban y el rumbo que seguía el club. No le gustó ver como se dejaba de lado a Cruyff, con el consecuente cambio de política deportiva. Tampoco le gustó ver como hartaron a Guardiola hasta que abandonó el club. Ni el cambio de Unicef por Qatar. Ni mucho menos el abandono del independentismo por una catalanidad más neutra y equidistante. Y por supuesto, no le gustaron nada los contactos que Rosell había mantenido con los Boixos Nois para el retorno de éstos al Camp Nou.

Así, en las elecciones de 2015, cuando acabó de jugar a esto de la política y tras la dimisión de Rosell por el escándalo del fichaje de Neymar, presentó su candidatura. Pero perdió ante Bartomeu, quien apareció con un triplete bajo el brazo. Desde esa derrota, Joan Laporta ha continuado con su crítica y denuncia de destrucción del club por parte de la directiva actual, y anunciando posibles mociones de censura y posible candidatura a las siguientes elecciones.
Joan Laporta 2021
Las siguientes elecciones están ya aquí. Y Joan Laporta ha confirmado seriamente su candidatura. Y ya está. A falta de un año, que seguramente será complicado y convulso, y que pasará más rápido de lo que pensamos, parece que la improvisación de Jan será su plan para acceder de nuevo a la presidencia del Futbol Club Barcelona. Lo fía todo a darle la vuelta a lo que se ha hecho en esta última década; a traer de nuevo a Guardiola, a Xavi, incluso a Neymar; a ligar su nombre con los jugadores que le permitieron cubrirse de gloria y champán en el desenfreno de la noche barcelonesa; y sobre todo, basa su estrategia en sí mismo, en su persona e imagen.
Puede que sea suficiente, aunque a simple vista parece un poco simple pretender ganar las elecciones de uno de los clubes más importantes de Europa, con la estrategia de continuar desde donde lo dejó hace 10 años. No habrá oposición por parte de ningún candidato continuista de la junta actual, ya que Bartomeu ha quemado todo lo quemable para llegar a 2021. Pero sí que está Víctor Font, quien será un serio oponente que lleva pensando en estas elecciones desde 2015.
Bueno discrepo de la importancia que se le da en este artículo su autor a la opción política de Laporta,no porque no sea respetable,que lo es,sino porque esto se traduzca en politizar a un club deportivo,máxime cuando tiene muchísimos simpatizantes en el resto de España,que no verían con agrado,al menos una gran parte,esta actitud beligerante del equipo de sus amores,y que además se traduciría en un rechazo en muchos campos exclusivamente por esta causa.
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Hola, Fernando.
Gracias por leernos y por tu comentario.
Joan Laporta nunca ha ocultado sus preferencias políticas. Es más, las ha utilizado como seña de identidad. No duda en defender públicamente que el Barça debe estar implicado en el apoyo a la independencia de Catalunya. Lo hizo como presidente, lo hizo como candidato en 2015, y volverá a hacerlo en 2021.
Esto le ha valido para conectar con un sector del barcelonismo, y también asume que puede ser rechazado por otros. Pero Joan Laporta, si algo ha demostrado durante todos estos años, es que es una persona que se siente muy cómoda con la polémica.
¡Un saludo!.
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