Se volvió a parar la Liga Santander. Un nuevo tiempo para los compromisos internacionales se cierne ante la tranquilidad de los aficionados de nuestro país. La tensión de encontrar una de las últimas plazas para la próxima Copa del Mundo no nos toca desde hace tiempo. España ha hecho los deberes y los futboleros se tendrán que conformar con dos choques amistosos ante Costa Rica y Rusia. Aunque bien es cierto que Lopetegui estará muy pendiente del rendimiento de varios jugadores cara a la gran cita y una alegría en forma de buen juego puede despejar ciertas dudas latentes.
Pero en Europa es tiempo de repesca y pese al sistema, cada vez hay más participantes en un Mundial, clásicos como Italia o Croacia se batirán el cobre a doble partido. Aunque muchos quizás no hayan reparado en la posibilidad de un hito histórico: que las dos Irlandas participen por primera vez en la misma cita mundialista.
Tal vez parezca baladí, pero la realidad histórica y social que subyace de la rivalidad entre estos territorios vecinos dota de relevancia esta posibilidad. Primero, no hay que olvidar el trasfondo religioso entre protestantes y católicos que siempre ha servido como argumento de división.
Sin entrar en los conflictos a nivel general que han vivido ambas naciones desde hace décadas, es necesario apuntar algunos antecedentes. De hecho, es interesante conocer como el germen de ambas selecciones es un extinto combinado conjunto. La Selección de Fútbol de la Isla de Irlanda se disolvió en los 50, treinta años después de la separación de ambas naciones. Tres décadas de caos en las que pudo verse a jugadores cambiar de selección como si de un club se tratara. Hasta que la FIFA tomó cartas en el asunto, regularizando a los dos combinados nacionales.

Desde entonces, el fútbol irlandés no ha destacado sobremanera en el balompié mundial. La República de Irlanda o Eire sólo ha disputado tres Mundiales: Corea y Japón en 2002, USA 94 y su mejor experiencia, el 8º puesto cosechado como debutante en Italia 90. Por su parte, Irlanda del Norte, podría haber desempate, también ha participado en una terna de citas mundialistas. Curiosamente, también hizo su mejor papel como novata en Suecia 58 (7ª) y pudo encadenar dos Mundiales, España 82 y México 86. Desde la dorada época de los 80 no encontraba un hueco que pareció recuperar en la última Eurocopa. Por lo tanto, no sólo se puede dar el gran hito de contar con ambos equipos, sino también un golpe de superioridad si sólo uno consigue el objetivo.
El primer round, en términos de boxeo, uno de los deportes más venerados en la isla, tendrá lugar entre mañana y el sábado. Los norteños abrirán la veda en casa ante Suiza. El bagaje reciente de los helvéticos complica una eliminatoria en la que se encomendarán a la seguridad de Jonny Evans y al gol de Kyle Lafferty. Por su parte, Eire debuta en el playoff el sábado en la gélida Dinamarca. El combinado entrenado por el norirlandés O’Neill deberá sobrevivir al frío y a las bajas, como la del importante Seamus Coleman, sin olvidar la baja forma de McCarthy o Shane Long, castigados por las lesiones.
Sin embargo, la mayor baza con la que contarán ambas selecciones será la de hacer historia y ver por primera vez a la República de Irlanda y a Irlanda del Norte en un Mundial. Sólo el destino sabe si pasará y si, ¿por qué no?, se enfrentarán en algún cruce para el recuerdo.