Ha bastado una racha de cuatro partidos sin ganar para que sobre el Betis merodee el derrotismo. No logro entender lo que algunos esperan de este equipo. O desconocen la situación del club y el valor de la plantilla, o viven en un mundo de fantasía.
Es un auténtico lujo la situación deportiva del Betis. Para darnos con veinte mil cantos en los dientes. Con una plantilla plagada de canteranos, jugadores cedidos y futbolistas de un nivel medio, tener 36 puntos a estas alturas de la competición es de matrícula de honor.
A todos nos ha ilusionado la primera vuelta realizada por los de Mel y es lógico que se miren otros objetivos más exigentes. Ahora bien, no se le puede exigir a la plantilla que logre alcanzar esa meta. El equipo ha estado rindiendo muy por encima de sus prestaciones y ahora no hay que menospreciar a los futbolistas por no lograr mantener el ritmo y la posición en la tabla. El bajón es, hasta cierto punto, lógico y esperado. En los primeros meses de Liga, el Betis no ha tenido malas rachas ni bajones, y a todos los equipos les ocurre. Gracias al trabajo realizado, el colchón es tan bueno que esta “caída” es fácil de amortiguar.

Un argumento que se ha escuchado en los últimos días ha sido el del caramelo. Lo explico. Todo parte de la prensa sevillana, que por activa y por pasiva ha dicho que después de enseñarle el caramelo a la afición (la posición en la tabla), había que reforzar al equipo para que el caramelo no desapareciera. Llevarían razón de ser otra la situación económica del club.
El Betis, económicamente, está tieso como la mojama. Hay poco en las arcas del Villamarín. ¿Qué pretende la prensa y la afición que entra en su juego? ¿Qué el Betis fiche a un crack en enero para luchar por Europa? Eso es imposible. La crítica debería ir encaminada a la Dirección Deportiva, que no ha sido capaz de encontrar jugadores baratos que ofrezcan un rendimiento superior al esperado. Molins no ha demostrado nada para ser optimistas, y Pabón está por ver.
En lugar de ser tan pesimistas y derrotistas, sigamos apoyando al equipo y confiando en que se puede conseguir el milagro de meterse entre los siete primeros clasificados de la Liga. Y si no es así, el objetivo de la temporada estará más que cubierto. Para las venideras ya se verá si se exige más y si se consiguen resultados.