Con la llegada de Ilkay Gündogan (32 años) al Barcelona, el club azulgrana refuerza una zona del campo desprotegida tras la salida de Busquets. Si bien Gündogan no llega para suplir directamente al jugador de Badía, sí aportará mayor versatilidad y dinamismo al centro del campo
Después de su fichaje, el Barça cuenta con una gran cantidad de jugadores de calidad en esa posición. De Jong, Gavi, Pedri, Kessié y el propio Gündogan serán las piezas que Xavi deberá encajar en el tablero cada semana (con la posible aparición ocasional de Pablo Torre o Sergi Roberto) en caso de no llegar ningún centrocampista adicional.
Esto abre el abanico de posibilidades que tendrá el técnico catalán, así que vamos a tratar de analizar cómo juega Ilkay Gündogan y qué puede aportar a este Barcelona.
El jugador alemán llega al Barça en su madurez futbolística. Tras las enseñanzas de Klopp llegó el máster de Guardiola, que se vio finalizado con su proyecto final: levantar el título de Champions League. En un primer momento, Gündogan llega al Manchester City para ser un jugador más posicional, de base de la jugada. Así lo fue en aquel Borussia Dortmund vertical y dinámico, dotando de calma y equilibrio al resto de su equipo. No obstante, con el paso de las temporadas, fue añadiendo a su juego multitud de aristas diferentes. Siempre al rededor de su fiabilidad en el pase, el alemán puede jugar como primer eslabón del medio campo con una tendencia vertical en sus entregas, sin embargo, en sus últimas temporadas se ha destapado como jugador llegador con buenos números goleadores.
Sus grandes dotes futbolísticas lo hacen una pieza de gran valor para Xavi, que podrá optar por distintas opciones según la ocasión lo precise. Con la baja de Pedri, a los blaugranas se le vieron las costuras en el último tercio de campo, faltos de ideas y con posesiones inofensivas. Ilkay puede sumar mucho en esa zona rival, estando y no llegando (al contrario que Frenkie), aportando calma cuando el ritmo sea excesivo y acelerando el juego en los momentos clave.
Aún así, el Barça está en búsqueda del Santo Grial: el sustituto de Busquets. Sin un mediocampista posicional, el centro del campo puede sufrir fugas por varios frentes y, si algo caracteriza a los centrocampistas actuales es su movilidad. Frenkie De Jong parece el más adecuado para ese rol, pero se estaría perdiendo su fuerte conducción de balón y su llegada al área contraria.
Otra posibilidad es el doble pivote. No debemos olvidar que el Barcelona de Xavi parte de un 4-3-3 pero que se transforma en un 3-4-3 en ataque en múltiples ocasiones. Esta temporada, Gavi partía desde la banda izquierda para dejar ese espacio a la llegada de Balde, ocupando el de los Palacios zonas centrales junto a los 3 centrocampistas, convirtiendo la zona media en una especia de caja con dos jugadores por línea.
Sea como sea, lo cierto es que su llegada supone un acierto para el Barcelona. Sin ser la pieza que más urgía, se trata de una oportunidad de mercado que, sobre el papel, encaja a las mil maravillas: conoce el estilo, tiene experiencia y está en un punto de madurez óptima sin llegar a la fase final de su carrera.
Ahora, está en manos de Xavi y del cuerpo técnico, encontrarle el mejor de los encajes, exprimiendo el máximo de sus cualidades y de las de sus compañeros, pero los presagios son para estar contentos.
El Barsa sabrá lo que hace o al menos debería saberlo.
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