Gabi es un tío que cae bien. Un tío humilde. Un tío modesto. Un tío que se ha currado lo que tiene ahora. Un tío que supo irse del Atleti para volver hecho como jugador. Vamos, a mi, de verdad lo digo, me caía muy bien. Pero también es un tío que, presuntamente, se ha dejado corromper.
Me llama la atención que con la que está cayendo en este país, con casos de corrupción casi a diario, el único futbolista que de una manera muy sibilina ha reconocido haber participado en el amaño del Zaragoza-Levante, no está recibiendo ni un solo palo. Y ojo, que hablamos de la prensa deportiva, especialista en el escarnio y la humillación, en la crítica destructiva e interesada, en crear genios en un mes (Luis Enrique) que en otros tantos días los convierten en gañanes (Luis Enrique).
La verdad es que no leo todo lo que se publica. Ni oigo todo lo que se dice. Ni veo esas tertulias que con nocturnidad y alevosía son capaces de cualquier cosa con tal de ganar un 0,1% de audiencia con respecto al día anterior. Pero desde luego, la sensación que tengo es que con Gabi, como con el resto de jugadores implicados en ese bochornoso asunto, se está siendo muy tiernos.
Y no es ninguna broma. Es el amaño de un partido que falsea la Liga, afecta a otros clubes (que le pregunten al Depor…), afecta a las quinielas… Es una vergüenza.

A mi hay una cosa en la justificación que dio Gabi que me molesta especialmente. Dijo que se limitó a hacer lo que le pidió el club, y que él no tenía ningún interés especial en ese amaño porque ya tenía cerrado el regreso al At. de Madrid para la temporada 2011-12. ¡Coño, pues precisamente por eso, porque a ti el club no podía presionarte de ninguna manera, tenías que haber dicho que no! Podría entender al jugador que acaba contrato, que no tiene ofertas, y que puede verse chantajeado por el club. ¿Pero él? ¿Por qué? ¿Qué tenía que perder si decía No?
Pero dijo que sí. Como otros tantos que también lo hicieron. Y no solamente en ese partido. Pruebas no hay, claro, pero son varios los encuentros que están bajo sospecha. Son muchos los profesionales que están bajo sospecha. Y los que hacen de nuestra Liga un espectáculo poco edificante cada temporada, cuando restan dos o tres jornadas para que acabe la competición.
Hace unos años, en Italia pillaron a la Juve con el carrito del helado y la mandaron a Segunda División. Con dos narices. Eso en España no lo vamos a ver nunca. Y si quisieran, podrían elegir. Y peces gordos. No creo que Madrid y Barcelona se hayan metido en esos fregados, pero, por ejemplo, sí hay sospechas de un Athletic-Levante, en la temporada 2006-07.
Los leones necesitaban ganar si o sí es partido para asegurarse la permanencia en Primera División. Ganaron 2-0. Un año después, Iñaki Descarga, capitán del Levante y Julio Romero, presidente del club, reconocieron haberse dejado ganar. Pero el Ahtletic, que es uno de los tres equipos españoles que ha jugado toda su vida en Primera División, sigue ahí. Y seguirá. Porque por menos de nada, el delito habrá prescrito. Y si no, ya dejaremos que prescriba.
Es decir, aquí, de boquilla, todos estamos en contra de los maletines y de los amaños. Pero a la hora de dar un golpe en la mesa, todos tenemos algo mejor que hacer. Y mientras tanto, Gabi sigue cayendo bien. Bueno, a mi no tanto…