Franck Kessie entró solo en el corazón del área y, a pesar de la tímida oposición de un desconcertado Ferland Mendy, empujó el balón lejos del alcance de Thibaut Courtois. Se llevaba la mano a la frente, en un saludo militar en recuerdo a su padre, y corrió por la banda con lágrimas en los ojos celebrando lo que puede ser la sentencia de La Liga. 12 puntos de diferencia gracias a un marfileño que ya es parte de la historia blaugrana.
Franck Kessie llegó a Barcelona el pasado verano procedente del AC.Milan. Había jugado en San Siro los últimos 5 años y se despidió tras ganar un Scudetto que los seguidores rosoneri esperaban desde hacía una década. El FC.Barcelona no pagó nada por su traspaso. Se impuso la política de gasto mínimo debido a la mala situación económica del club. A algunos les pareció gracioso que el Barça tuviera que apretarse el cinturón e hicieron comparativas entre Kessie y Aurélien Tchouaméni, por quien el Real Madrid pagó 80 millones de euros.
Como suele ocurrir, algunas críticas, quizá las más crueles, llegaron desde dentro de casa. Cualquier oportunidad es buena para intentar desestabilizar a la actual directiva y pretendieron utilizar a Franck Kessie como arma contra Joan Laporta y Xavi Hernández. Sus detractores le achacaron falta de técnica y visión, lentitud, poca comprensión de cómo ha de jugar el Barça. Ahora resulta que los que se mofaron tanto ya no parecen felices.
Tras un inicio difícil, Franck Kessie ha ido adaptándose a un nuevo equipo, a un nuevo estilo de juego y a una nueva competición, muy alejados de lo que estaba acostumbrado. Xavi lo ha mimado y lo ha ido corrigiendo durante meses. Kessie llegó para aportar fuerza, entrega y llegada al área desde la segunda línea, y todo eso es lo que se vio en el gol de la victoria del domingo.
Un gol a los 91 minutos, cuando apenas llevaba 15 sobre el césped. Un gol que bien vale una Liga. Franck Kessie se ha ido ganando el reconocimiento de la grada del Spotify Camp Nou. Siempre cae bien un jugador de perfil discreto que cumple con su trabajo, que no necesita elogios de más. Él hace lo que le piden sin protestar. Sobrio. Dando ejemplo, porque para eso es El Presidente.
El clásico jugador de club,discreto,sin pretensiones de figura,obediente a las consignas de entrenador y eficaz en su rol secundario pero imprescindible para el equipo.
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