ÉTICA:
2. adj. Recto, conforme a la moral.
[…]
4. f. Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida.
MORAL:
Del lat. morālis.
1. adj. Perteneciente o relativo a las acciones de las personas, desde el punto de vista de su obrar en relación con el bien o el mal y en función de su vida individual y, sobre todo, colectiva.
RAE dixit.
En una semana que debería haber sido una balsa de aceite con vistas al primer partido de España en el Mundial, la tarde del 12 de junio empezó a desatarse lo que podíamos dar en llamar la tormenta perfecta. El Real Madrid anunciaba que Julen Lopetegui sería su entrenador para las próximas tres temporadas, y a raíz de dicho comunicado, se sucedieron los acontecimientos sin solución de continuidad, de manera que al día siguiente, 13 de junio, Rubiales destituía a Julen a media mañana y al poco rato anunciaba que Fernando Hierro sería el encargado de llevar el timón de la nave española durante este mundial.
A partir de aquí, todo tipo de artículos, columnas, tertulias y piezas sobre la crisis desatada ¿por quién? Porque esa es la pregunta que obsesiona a la España futbolera. ¿Quién es el responsable de que Julen Lopetegui vaya a seguir el Mundial desde su domicilio particular y no desde Rusia? En España somos muy dados a buscar culpables -antes, incluso, que soluciones-, y en este caso, harto de escuchar tanta tontería, daré mi opinión personal e intransferible, que a buen seguro también podrá encajonarse en esta categoría de las “paponás” nacionales, pero yo no quiero ser menos que los voceros de Florentino, Julen y Rubiales, que los tienen, y a decenas todos ellos. Mi única duda al respecto de estas portavocías ocultas es saber quien abona, a finales de mes, las nóminas de estos corifeos oficiosos.

Desde mi punto de vista, el análisis hay que comenzarlo con lo que ha provocado este tsunami, que no es otra cosa que la decisión del Real Madrid de ANUNCIAR la contratación de Julen Lopetegui para entrenar a su primer equipo durante las próximas tres temporadas (bueno, lo de las tres, ya lo veremos…). Por supuesto que es legítimo que el club blanco busque entrenador después de la inteligente pero inesperada salida del gran Zizou. Y si el objeto de deseo blanco ahora es Julen, perfecto. Lo que está en tela de juicio no es el fichaje ni la elección del entrenador, lo que censuro es la gestión de este fichaje.
Lo suyo era haber hecho las cosas bien. Como por ejemplo pasó con Pochettino. Primero le llamaron a él:
– Mauricio, buenos días. ¿Te pone entrenar al Real Madrid?
– Me pone, y mucho. Pero tengo contrato en vigor, así que tendréis que hablar con Levy, que es mi presidente, porque no tengo cláusula de rescisión, algo muy habitual en estas tierras. Y si él no quiere… Yo tampoco voy a provocar una salida no pactada.
Y cuando el Madrid contactó con las clases altas del Tottenham, se encontró con la respuesta negativa. NO VENDEMOS. Y aquí paz, y después gloria.
¿Por qué no hizo el Madrid lo mismo con Julen? Puedo entender que antes que nada, tengas que saber si el interfecto está por la labor de sentarse en ese banquillo. Y para eso le llamas:
– Oye, Julen, ¿Cómo te suena la posibilidad de entrenar al Real Madrid las próximas temporadas?
– Pues la verdad, me suena muy bien, pero sabéis que ACABO DE RENOVAR contrato con la Federación. Hablad con Rubiales, a ver si podemos llegar a un acuerdo.
Pero ni el Madrid llamó a la Federación antes de acordar nada ni se sentó a negociar con ella, ni Julen advirtió a su presidente que el Real Madrid quería ficharle y él no quería dejar escapar ese tren. Con lo fácil que habría sido:
– Anda, Luis, vamos a buscar una solución. Oportunidades como estas se presentan pocas en la vida.
Pero ya sabemos que no fue así como transcurrió la negociación. El Real Madrid llegó a un acuerdo con Julen (vía su representante, por supuesto), y con el acuerdo cerrado le impuso la obligatoriedad de anunciar ya mismo ese acuerdo. ¿Por qué no podían esperar a que acabara el Mundial? ¿O a que España cayera eliminada, si se diera el caso? Julen fue incapaz de frenar ese impulso y cuando advirtió a sus jefes y jugadores de la decisión, el club blanco ya estaba con el dedo encima del botón de “publicar”.

Como las cosas se han hecho mal desde el principio por todos los actores principales, el resto del reparto del sainete se ha visto obligado a intentar estar a la altura de las circunstancias en ese sentido. Y hete aquí que Rubiales, con apenas un mes en el cargo, y después de renovar a Lopetegui apenas unos días en la poltrona, se vio en “la necesidad” de dar un golpe en la mesa y cargarse a su entrenador. ¿Fue lógica la reacción del presidente de la RFEF? Pues qué queréis que os diga… No lo tengo muy claro. Muy posiblemente, se equivocó y tomó una decisión de la que ya veremos si no se arrepiente. Pero desde luego, entiendo su respuesta. Igual esta misma crisis, con dos o tres años más de experiencia en el puesto la habría gestionado de otra forma. Pero Rubi no lleva tres años en el cargo, sino apenas unas semanas.
A partir de aquí, vienen los panegíricos que glosan a unos y defenestran a otros. El Madrid, en boca de Florentino Pérez y sus secuaces, ya ha puesto el grito en el cielo ante el giro que han tomado los acontecimientos. La presentación de ayer de Julen fue bochornosa, porque Flo, un hombre que ya sabemos carece de escrúpulos y desconoce el significado de la palabra ética, atacó con dureza a la RFEF y a su presidente, con frases como «No hay ni un solo argumento que justifique que Julen no se siente mañana en el banquillo de la selección” o “No hay precedentes de que un acuerdo de trabajo para después de un Mundial se considere como un acto de deslealtad. Quienes mezclan eso tienen un sentido patrimonial de las personas felizmente superado en la España del siglo XXI”.

Querido C… F…, hay muchos argumentos que justifican eso, algunos te pueden gustar, otros no. En -¿casi?- todos los casos que ahora se airean para ejemplificar lo compatible que es ser seleccionador y anunciar tu fichaje por un club, olvidamos que con anterioridad a esos anuncios, los protagonistas ya habían dicho lo que iban o no iban a hacer. Por ejemplo, Luis Aragonés y la Euro 2008. Empezamos la competición sabiendo que, pasara lo que pasara, Luis no iba a seguir como seleccionador porque él lo había dicho taxativamente. Que durante la Euro, alguien que quedaba en el paro –voluntario- el día siguiente a la final fichara por un equipo era algo entendible. Conte anunció en abril de 2016 que no iba a seguir como seleccionador italiano. Y así todos o la mayor parte de los casos.
O el amigo Julen. Yo entiendo que esté dolido. ¡¡¡Cómo no va a estarlo!!! Lo que me sorprende que es no entienda lo que ha pasado y su grado de responsabilidad en todo ello. Y en cambio, ayer se descuelga con una frase genial: «La lealtad es decir la verdad». Julen, dime la verdad: cuando renovaste el pasado 22 de mayo hasta la Eurocopa 2020, ¿le dijiste a Rubiales «Muchas gracias, pero me veo en la obligación de decirte que si viene el Real Madrid a ficharme, yo dejo la selección»? ¿Se lo dijiste? ¿El presidente estaba sobre aviso de que eso podía ocurrir? O voy más allá. Incluso después del au revoir de Zidane, y de los «noes» que iba cosechando el Madrid, ¿le advertiste a tu jefe que si el Madrid te llamaba lo dejabas todo? ¿Qué entendemos por decir la verdad? Es una frase tan ambigua, tan reflexiva, tan circunspecta… Si el lunes, 11 de junio, te hubiera llamado Rubiales, y te pregunta, «Oye, Julen, ¿es cierto que estás negociando con el Real Madrid para las próximas tres temporadas? ¿Le habrías dicho, «sí, presidente, es cierto. No está cerrado el acuerdo pero estamos trabajando en ello». Permíteme que lo dude.
Si Julen, cuando Rubiales le propone renovar hace TRES SEMANAS, le dice, “presi, vamos a esperar a ver qué pasa con el Mundial, porque tengo ganas de volver a entrenar un club, y no quiero dejarme las puertas cerradas…” Pero no le dijo eso. Lo que hizo fue firmar la renovación. Es entendible el mosqueo del “pelao”, aunque podamos seguir discutiendo si se ha pasado de frenada.
El problema que radica detrás de todo esto tiene nombre: la total y absoluta falta de ética y moral en el mundo del fútbol en líneas generales. Tu puedes firmar un contrato hoy, y mañana, si te interesa, tirarlo por la taza del váter. En otros órdenes de la vida, los contratos suelen respetarse. Pero esto es lo más parecido al Far West que yo he visto en mi vida. Si Florentino supiera lo que significan esas palabras, no habría pasado lo que está pasando. Y si Julen supiera lo que significan esas palabras, tampoco habría pasado lo que está pasando. Si ambas partes hubieran asumido la importancia que tenía la Federación como tercer elemento vital del ménage a trois a la hora de negociar la salida de la RFEF de uno de sus trabajadores más importantes, seguramente, ahora estaríamos más preocupados de CR7 y no del estado anímico de los jugadores. Pero si tu forma de ir por la vida es aplicar la política de hechos consumados… Entonces, todo vale. Que de hecho, es la máxima que se aplica en el mundo del fútbol –que es el que nos ocupa aquí mismo-.
Por eso, no aguanto que ese hombre soberbio y prepotente hasta límites enfermizos se ponga detrás de un micrófono a dar lecciones de buenas maneras. Le admito que me enseñe como hacer negocios, que en eso es un fenómeno, y yo un gañán, no hay más que verlo a él y a mí; le compro que me diga como cerrar acuerdos millonarios y llegar a ser una de las fortunas más grandes España. Pero no voy a tragar con la rueda gigantesca de molino de que el Real Madrid ha obrado correctamente, porque bien sabe él que no ha sido así.
En estos casos, me gusta empatizar, e imaginarme situaciones similares con idénticos protagonistas. ¿Cómo habría reaccionado Flo si en la víspera de la final de la Champions, el Bayern Munich, la Juve, el United… anunciara que su próximo entrenador para las siguientes temporadas iba a ser Zinedine Zidane? No digo nada si hubiera sido el Barcelona… Si Flo se hubiera enterado de eso media hora antes de hacerse público, ¿qué habría hecho? ¿Habría destituido a Zidane? ¿Se habría enfadado? ¿O, por el contrario, nos diría que el fútbol tiene estas cosas, y con una palmada en el hombro de Zizou, se le habría llevado a tomar un amigable kebab?

Y Lopetegui, con contrato en vigor con la Federación RECIÉN RENOVADO, ¿cómo se habría tomado que Rubiales anunciara hoy (15 de junio) o ayer (14), por ejemplo, que después del Mundial el nuevo seleccionador español iba a ser Benítez, o Setién o Quique Sánchez Flores? ¿Nos habría guiñado el ojo con complicidad a la vez que soltaba un “el fútbol es así” como quien no quiere la cosa? ¿Seguiría llevándose igual de bien con su jefe que antes de conocer la noticia en el contexto temporal imaginario que acabo de describir? Lo dudo mucho. Luego dejémonos de hipocresías. El Real Madrid (o Florentino, o José Ángel Sánchez o el que sea) ha hecho mal las cosas. Luego, Julen también lo ha hecho todo lo mal que ha podido. Y llegados a este punto, yo entiendo que Rubiales diga, “Pues yo no voy a ser menos”. Y la ha «cagao». Pero lo que sí tengo claro que si el fichaje de Lopetegui se hubiera gestionado de otra forma, la reacción de la RFEF y su presidente habría sido otra.
En cualquier caso, lo dicho, Flo: lecciones de ética, moral y buen comportamiento. Las justas. En tu caso, ninguna.