El F.C.Barcelona volvió a salir del Coliseum Alfonso Pérez de Getafe con su marcador a cero. Ya son cuatro años consecutivos. Nos tenemos que remontar a septiembre de 2019 para encontrar el último gol (y la última victoria) del Barça. Desde entonces, tres empates y una derrota. Lo que ocurre en este estadio no pasa en ningún otro.
Al F.C.Barcelona le cuesta marcar y obtener victorias ante rivales modestos. Estos equipos, ante la falta de calidad de sus jugadores, suelen potenciar otra forma de jugar menos vistosa y atractiva. Eligen un juego más físico, ordenado, que presione y achique con líneas prietas para poner en muchas dificultades el juego combinativo culer.
El Getafe C.F. se ha especializado en ese estilo de juego. El Coliseum Alfonso Pérez es un pozo seco de goles para el Barça. La presión es asfixiante. Defienden con una línea de 4, 5 o hasta 6 jugadores, renunciando completamente al balón. Basan su juego en eliminar espacios atrás y en conseguir una recuperación para lanzar en largo a un único delantero.
Está claro que jugar abierto contra el F.C.Barcelona es, cuanto menos, un gran riesgo. Robert Lewandowski, Raphinha, İlkay Gündoğan, Pedri, Frenkie de Jong y Alejandro Baldé son motivos más que suficientes para plantear un partido totalmente defensivo y hermético. Ante estrellas mundiales que lo han ganado (casi) todo, jugadores habilidosos y jóvenes cracks poco puedes hacer.
Sin embargo, el Getafe C.F. va unos cuantos pasos más allá. A la presión y a la intensidad suman las faltas innecesarias, las agresiones, la interrupción del juego, la simulación, la protesta orquestada y teatralizada desde la banda. Rechazan el fútbol profesional y optan por un partido del peor barrio de extrarradio que puedas imaginar. Todo ello de la mano de su entrenador.
José Bordalás es de esos técnicos que no saben disfrutar del fútbol. Viven cada partido como una batalla en la que todo vale. Le quitan lo bonito a este deporte. Sería entendible si aspiraran a la victoria, pero ni eso. Un Mourinho de marca blanca, pero sin la chispa y el carisma que tiene el luso. Tan solo se ha quedado con el cinismo barato, el oportunismo y la falta de autocrítica.
¿Lo mejor del partido del pasado domingo? Que el F.C.Barcelona no volverá a ese estadio hasta el próximo año. Aunque, por el bien del fútbol español y por el futuro de La Liga, es deseable que los culers no visiten el Coliseum Alfonso Pérez en unos cuantos años.
Bueno estoy bastante de acuerdo con el autor,pero quizás roce el menosprecio y la dureza verbal,esa que critica en el campo,contra un equipo,un sistema de juego,una persona,que evidentemente se hacen antipáticos para el disfrute del fútbol bonito que todo deseamos,pero debe ser el árbitro quien valore cuándo y cuanto puede permitirse cuando hay un balón por medio y si falla en su criterio es él el único responsable y quien tiene que ser duramente criticado.Lógicamente esta es mí opinión y no tiene porqué ser admitida o compartida por los demás.
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