Se acabó. Como era de esperar se acabó la temporada para el F.C.Barcelona de la forma más previsible. El Barça vuelve a ganar LaLiga.
Los catalanes se coronan de nuevo y siguen instalados en lo más alto del fútbol nacional. Dominan con puño de hierro la competición de la regularidad al ganar su séptima Liga de las últimas 10. La superioridad blaugrana en la última década es incontestable, pero nos podemos remontar un poco más: esta última Liga es la décima de los últimos 20 años y la quinceava de los últimos 30.
Más impresionante es el mérito del club añadiendo las Copas del Rey ganadas en el mismo periodo. 9 Copas en los últimos 30 años, las cuatro últimas de forma consecutiva, siendo uno de los pocos participantes que intenta dignificar un trofeo maltratado incluso por sus organizadores. Esto le ha llevado a ser el club con más dobletes Liga-Copa del territorio nacional, algo que ha alcanzado 8 veces a lo largo de su historia, 5 de ellas en la última década.

Una hegemonía iniciada con la llegada de Johan Cruyff al banquillo blaugrana para revolucionar al club y convertirlo en el modelo futbolístico que es ahora. Johan instauró las bases de un estilo que ha llevado al equipo a tardes memorables, a una excelencia futbolística difícil de repetir. La línea a seguir está clara y cualquier intento de desviarse del camino suele llevar a un precipicio.
Queda la espina de no haber sabido extender esta tiranía futbolística al continente, quedando la Champions como la cuenta pendiente de casi cada año. Más teniendo en cuenta que el equipo juega al compás del mejor jugador de la historia. La derrota de este año contra la Roma, desperdiciando un 4-1, significó uno de los golpes más duros que el seguidor culé ha podido recibir. Una caída incomprensible en un equipo que, de momento, cuenta sus derrotas de esta temporada con los dedos de una mano.
Así se cierra el primer año de Ernesto Valverde con gran éxito. En su primer año en el banquillo blaugrana, y su primera experiencia en un grande, el Txingurri muestra su gran valía como entrenador, su capacidad para sobreponerse a las dificultades, tanto dentro del terreno de juego como consecuencia de la mala gestión que suele caracterizar a esta directiva, y se le perdonan los pocos tropiezos que ha podido tener. El nivel de exigencia ya lo subiremos el próximo año.