El 12 de octubre de 1996, un bisonte vestido de azulgrana se lanzó a toda velocidad contra la portería del Compostela, donde su guardameta, Fernando, viendo el peligro que se le venía encima, ordenó a sus defensas que parasen, como fuera, al fenómeno que conducía el balón para perforar la red compostelana.
Los jugadores del Compostela, para detener tal embestida, intentaron derribar al delantero por medio de patadas, agarrones y todo tipo de artimañas. Pero Ronaldo Nazario de Lima estaba lanzado y nada podría parar aquella fuerza de la naturaleza, que acabó marcando uno de los goles más bellos que se recuerdan en la historia del fútbol.
Dos semanas más tarde, un gran Valencia visitaba el Camp Nou dispuesto a arrebatar al Barcelona los puntos en juego. Para derribar a un bisonte se necesitaría una manada completa de leones. Aquel 26 de octubre, los valencianistas no imaginaban que fuesen atropellados por una brutal estampida. El conjunto valenciano hizo un gran partido y marcó dos goles que, ante cualquier otro rival, les podría haber valido para llevarse la victoria. Pero esa tarde no era un rival cualquiera el que tenían enfrente. Un Ronaldo inconmensurable protagonizó un hattrick que acabó destrozando los sueños de victoria del Valencia.
El delantero tenía solo 20 años, pero ya asombraba al planeta fútbol. A pesar de no ganar la liga con el Barcelona, ese año fue muy bueno para el fenómeno brasileño, ya que conquistó la Supercopa de España, Copa del Rey y Recopa de Europa, además de llevar a su país a la victoria en la Copa América, lo que le convirtió en el Jugador Mundial del año, nombrado por la F.I.F.A., e indiscutible Balón de Oro, siendo, hasta la fecha, el jugador más joven en conquistar dicho galardón.
Después de anotar casi 50 goles con el Barcelona, Ronaldo se marchó al Inter de Milán, en la temporada previa a la disputa del Mundial 98. En el Campeonato del Mundo, Brasil llegó hasta la final, que perdió ante Francia por un contundente 3-0. Sin embargo, es destacable el suceso protagonizado por Ronaldo, que sufrió unas convulsiones horas antes de partido que le impidieron rendir a su máximo nivel.

A partir de entonces, las carreras del bisonte comenzaron a verse interrumpidas a causa de dos graves lesiones consecutivas en su rodilla derecha, que le apartaron de los terrenos de juego durante un largo tiempo. La consternación invadió al mundo del fútbol ante el frenazo en la trayectoria del delantero perfecto. Porque ese era el perfil de Ronaldo Nazario, un atacante que reunía velocidad, técnica y potencia para convertirse en una máquina de hacer goles.
En su país le comparaban con Pelé y en el resto del mundo lo ponían al mismo nivel que Maradona, lo que evidenciaba que Ronaldo no era un futbolista del montón, sino alguien llamado a hacer historia en el balompié.
Así se llegó a la disputa del Mundial 2002, a jugar en Japón y Corea del Sur. Brasil no llegaba como favorito. Con un plantel donde su máximo exponente era un jugador que ya alcanzaba la treintena, como Rivaldo. Luiz Felipe Scolari se inventó una de las mejores parejas ofensivas de siempre, juntando a Ronaldinho y a un Ronaldo aparentemente recuperado de sus lesiones.

Turquía, China, Costa Rica, Bélgica, Inglaterra y nuevamente Turquía fueron sucumbiendo ante la “canarinha”, que llegó a la final del torneo para enfrentarse al sempiterno candidato, la selección de Alemania.
Los teutones, encabezados por Oliver Kahn, tenían la mejor defensa del campeonato, pero no contaban con que el bisonte acudía de nuevo con ganas de seguir provocando estampidas. Ronaldo anotó los dos goles que le dieron la victoria a su selección. El fenómeno consiguió ocho dianas en el torneo para conquistar, además, el Balón de Plata y la Bota de Oro, demostrando que estaba felizmente recuperado.
Fichó por el Real Madrid, donde continuó marcando goles, para volver a Italia, a las filas del Milan, después de casi cinco temporadas vistiendo de blanco. Ya con 32 años, Ronaldo sufrió otra grave lesión, esta vez en su rodilla izquierda. Rescindió su contrato con los italianos y se agarró a un rayo de esperanza procedente de su país natal cuando fue contratado por el Corinthians. Pero esa última lesión y la enfermedad que sufría (hipotiroidismo), acabaron, esta vez sí, con las carreras del bisonte.
Recientemente se han celebrado los 25 años desde que Ronaldo Nazario marcase aquel memorable gol ante el Compostela. Fue una de las primeras genialidades del, considerado por unanimidad, uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos.
Si,un magnífico jugador recordado por todos los aficionados taduñitos de este nuestro deporte aunque no evidentemente con tantos detalles como expone Infante.
0