Turquía está de moda. La crisis sanitaria ha provocado una nueva consecuencia que pocos temían, la proliferación de series turcas en nuestra parrilla televisiva. Pongas el canal que pongas a la hora que sea, y hasta en prime time, te encuentras con un sinfín de productos de baja calidad y alta rentabilidad que sustituyen a las producciones patrias cercenadas por la pandemia ¿Qué pensará de esta moda el creador de La pasión turca, don Antonio Gala, a sus noventa años?
Esa superexposición a la cultura otomana a la que estamos asistiendo, me hizo pensar en la otra gran pasión turca, exceptuando el café: el fútbol. Al ver en el fondo de algunos planos uno de los puentes más importantes del mundo, el del Bósforo, que separa Europa de Asia, me dio por recorrer virtualmente, no queda otra, las calles de Estambul. Buscar esos estadios, esos infiernos ahora desactivados por la falta de público, llamados campos de fútbol que proliferan en la vieja Constantinopla tanto o más que sus series en nuestra TDT. Un trayecto repleto de paradas que confirma que la capital otomana nada tiene que envidiar a Londres.

Atatürk Olimpiyat Stadyumu
(76.092 espectadores)
Al este de la vieja Estambul, en la zona de Ikitelli, se erige el mayor estadio de Turquía: el Olímpico Atatürk. Situado en un complejo creado ex profeso, como todos los recintos de su denominación, para albergar los Juegos Olímpicos de 2008. Al final, fueron los chinos los que se llevaron la Olimpiada, por lo que la ya mítica final de Champions de 2005 entre Liverpool y Milán (3-3) constituye hasta ahora su gran hito.
Además, y reincidiendo en su infortunio, iba a repetir honor en 2020, algo que la pandemia ha postergado hasta esta temporada, si es que el virus no impide el desplazamiento de los contendientes a suelo turco.
Al más puro estilo Wembley, el campo se convirtió desde su inauguración en 2002 en sede de la selección turca. Y aunque han sido varios los equipos que por necesidades puntuales han usado sus instalaciones, ahora alberga los partidos del modesto Fatih Karagümruk. Un club recién ascendido pero con un proyecto ambicioso. Sólo hay que ver en su plantilla a futbolistas como Emiliano Viviano, Enzo Roco, Mevlut Erding, Fabio Borini o su capitán, el internacional argentino Lucas Biglia. De momento son octavos, pero los 41 años que han estado postergados en divisiones inferiores sirven de acicate para aspirar incluso a la Europa League.

Türk Telekom Stadyumu
(52.280 espectadores)
Todos los estadios turcos pueden ser catalogados como infierno por la efusividad exacerbada de los aficionados que pueblan sus gradas: bengalas, cánticos, tifos… Sin embargo, el sobrenombre caló hondo en un recinto que ya sólo queda en la memoria de los que empezamos a peinar canas, el legendario Ali Sami Yen del Galatasaray. Jugar allí era poco menos que alistarse en un ejército en guerra y eso, en las eliminatorias europeas, se temía y mucho. La atmósfera hostil que se creaba en el desaparecido terreno de juego ha sido recuperada para el moderno Türk Telekom con gradas cerradas y cercanas al césped.
Y más le vale a los aurirojos que el estadio, obligado a cambiar de apelativo por imposición presidencial, recupere esa magia con la presencia de público. Y es que el plantel entrenado por el mítico Fatih Terim, gran dominador de la Superliga turca, acabó el curso pasado en una humilde sexta posición y eliminado en fase de grupos de la Champions. No obstante, esta temporada parece dispuesto a retomar el trono de la mano de Arda Turan y un plantel más joven de lo habitual, en el que destacan jugadores como el mediocentro Gedson Fernandes, cedido por el Benfica o el goleador egipcio Mostafa Mohamed, al que hay que seguirle la pista.
Şükrü Saraçoğlu Stadyumu
(50.509 espectadores)
En el barrio ponentino de Fenerbahçe, ya en zona asiática, se encuentra el Şükrü Saraçoğlu. El estadio es de los pocos del país que ha perdurado en el tiempo desde su inauguración en 1907, aunque haya soportado múltiples remodelaciones. De hecho, su actual disposición se remonta a los primeros años de este siglo. Y a pocos años antes (1998), su denominación actual, tomando el nombre del ministro de exteriores otomano que durante la II Guerra Mundial firmó el pacto con Hitler que mantuvo al país al margen de la contienda.
Marcado por la historia, el terreno de juego de los canarios amarillos, que es como se conoce en Turquía al equipo estambulí, guarda el honor de atestiguar la última final de la extinta Copa de la UEFA en 2009. Por su parte, el Fenerbahçe, al que siempre asociaremos como último banquillo del legendario Luis Aragonés, lleva dos temporadas defraudando a sus seguidores y situándose a años luz de sus grandes rivales. Sin embargo, la llegada de Özil este verano ha elevado las prestaciones de un conjunto que se sitúa actualmente a sólo tres puntos del liderato.
Vodafone Park
(42.000 espectadores)
En la orilla europea del Bósforo, se erige el estadio mejor localizado de Estambul, el que mayor impacto visual tiene en el perfil de la capital otomana. Hablamos del emblemático terreno de juego del Besiktas, reinaugurado hace cinco años cuando la multinacional telefónica invirtió 145 millones de dólares en su patrocinio. Sin embargo, siempre será reconocido popularmente como Inönü, cuyo camino ritual desde la ciudad por la Ağaçlı Yol, ha servido de inspiración a los supporters blanquinegros. Fue sede de la Supercopa de la UEFA de 2019 entre Liverpool y Chelsea y su cercanía con el centro de la capital, lo convierte en un gran atractivo turístico.
Cuando hablamos de las águilas negras, lo hacemos del tercer club más laureado del país. Sus éxitos recientes se basan en las dos Superligas seguidas ganadas bajo el mando de Senol Günes en el banquillo (2015-16 y 2016-17). Ahora, entrenados por el exinternacional Sergen Yalçin, buscan reverdecer sus laureles encomendándose a la capacidad anotadora del nigeriano Vincent Aboubakar. De momento son los inmediatos perseguidores del Galatasaray por el entorchado, a los que ya ganaron hace algo más de un mes. Un equipo en el que se ha hecho fijo el defensa Fran Montero, cedido por el Atlético de Madrid.

Başakşehir Fatih Terim Stadyumu
(17.156 espectadores)
Situado en el barrio de Başakşehir, al oeste de Estambul, este campo de fútbol es la sede del moderno club homónimo. Inaugurado en 2014, toma el nombre del emperador Fatih Terim, el entrenador más galardonado del fútbol otomano. Y es que si ya es difícil que pongan tu nombre en vida a un estadio, lo es aun más que el homenajeado pueda sentarse en activo en sus banquillos. Lo más curioso es que lo hace defendiendo los intereses de un equipo rival como es el Galatasaray.
Es la piedra angular de un ambicioso proyecto forjado el mismo año, 2014, como herencia de clubes menores de la ciudad, el Istanbul Başakşehir. Un club que desde su origen ha ido quemando etapas de manera fulgurante hasta hacerse con el título el curso pasado. Propiedad de hombres de negocios relacionados con el partido del gobierno, los cuervos grises no están sabiendo mantenerse en la cresta de la ola y luchan este año por la permanencia pese a contar con el mismo bloque que le dio el éxito la temporada pasada. Quizás lo más sonado de su curso sea el episodio racista que vivieron antes el PSG en Champions League.
Recep Tayyip Erdoğan Stadyumu
(14.200 espectadores)
Nuestro último estadio de este itinerario es el más humilde, aunque no por ello deja de ser interesante. Hablamos del campo del Kasimpasa, club que recoge el nombre del barrio en el que se sitúa, en pleno cuerno de oro. Vecindario del que es oriundo el actual presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, homenajeado en 2014 con la nomenclatura del terreno de juego. Un campo con una curiosa localización que deja vislumbrar su césped desde un bulevar próximo y que tuvo que modificar su graderío debido a la presencia de un gran árbol en la zona.
Sin duda, su anfitrión, el Kasimpasa S.K., es el club más modesto de la capital otomana. No en vano, no se ha consolidado en la Superliga Turca hasta la pasada década de los 2010. Y ése es su reto, permanecer en la élite, para lo que se valdrán de un desconocido bloque en el que destaca la presencia testimonial de Danny Drinkwater. El inglés, campeón de la Premier con el Leicester, vive en Turquía una etapa más de su camino hacia el ocaso. Por ello, las esperanzas recaen en los Erdogan, Sadiku o Varga.

Con el del Kasimpasa, hemos llegado al final de este recorrido por los estadios de la Superliga que acoge Estambul. Aunque no podemos olvidar, que hay otros tantos terrenos de juego en la ciudad que sirven de sede a equipos de divisiones inferiores, como el Zeytiburnu Stadyumu o el Senlikköy Stadyumu.
Esperemos que la pandemia acabe y nos pueda permitir volver a sufrir el infierno turco que provoca la pasión del deporte rey en los estadios de Estambul. Porque sin público, el fútbol no es fútbol, y en Turquía, menos.
Otro interesante artículo que continúa aumentando el conocimiento sobre nuestro querido deporte y sus historias.
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