En el verano de 2012, España goleaba a Italia en la final del Campeonato de Europa absoluto. Algo menos de un año después, oportunidad de revancha para los transalpinos en la final del mismo torneo en categoría Sub 21. En Israel tenemos la posibilidad de ver si España reedita el título y continúa con la exitosa racha de nuestro fútbol en los últimos años.
De la mano de un estilo inconfundible, los triunfos están llegando en todas las categorías, asegurando el relevo de la maravillosa generación que compone la Selección absoluta. Mientras tanto, Italia también se apunta a la moda de querer tener más y mejor posesión de balón, en esta Sub 21 igual que en el primer equipo. Será una final apasionante.
Los españoles parten como favoritos para el título. Esta selección, de la mano de Julen Lopetegui, presenta un nivel de primerísima división, con todos los jugadores actuando al máximo nivel, completamente hechos a la alta competición e incluso con roles de máxima importancia en sus clubes. Ni que decir tiene que es un auténtico placer ver a los españoles jugar. Un rápido repaso da idea de su nivel.

Isco va para mejor jugador del torneo, está desplegando su magia, ese manejo del balón y los espacios que debe estar haciendo que alguien en Valencia se esté tirando de los pelos por haberle dejado escapar. Lo más granado de Europa suspira por sus servicios, no sin motivo. Illarramendi está siendo una de las máximas revelaciones, no porque esté haciendo algo diferente a lo que ha mostrado en la Real Sociedad, sino por la soltura y personalidad con la que está desplegando ese juego completo de centrocampista total. Por sus cualidades y su origen no es extraño que se le compare con Xabi Alonso. Koke y Thiago completan la zona media de La Rojita. Poco cabe decir de la calidad de ambos y su capacidad para el fútbol combinativo.
Arriba la gran noticia es Morata, reivindicándose a gol por partido saliendo desde el banquillo, dejándose ver para quien venga a ocupar el banquillo del Real Madrid. A pesar de ello, el titular es Rodrigo, sin tanta suerte ante el gol pero con una dosis de trabajo y generosidad con el equipo que Lopetegui premia con confianza. Tello aporta desborde y vértigo con el que romper a los rivales.
En defensa también es un equipo completo. Qué más se puede pedir que contar con el mejor portero de la última Premier, David De Gea, que aun no ha recibido ningún gol en todo el Campeonato. Para protegerle, Bartra e Íñigo Martínez como centrales, dos baluartes de imponente físico y comportamiento de veteranos. En los laterales, los completos Alberto Moreno, la última joya surgida de la cantera del Sevilla, y Montoya, el hombre que pronto desbancará de la titularidad a un tal Dani Alves en el Barça. Casi nada con lo que cuenta España para buscar su segundo título consecutivo.

En Italia destaca Verratti, un jugador suficientemente importante como para marcar la identidad futbolística del equipo. Fundamental en el PSG, el Real Madrid parece quererle para el próximo año. Es un centrocampista de toque y ritmo de balón, muy del gusto del fútbol español, para entendernos, aunque también es muy capaz en el pase largo y sabe bien decidir cuándo toca jugar de una u otra manera.
Pero no todo es Verratti en la azzurra, pese a una defensa floja sin jugadores de primer nivel tan solo ha recibido un gol en todo el torneo. En la delantera cuenta con jugadores que combinan entre ellos y saben moverse muy bien para beneficio del conjunto. Borini es un ejemplo de delantero centro nato que sabe aprovechar lo que cae por el área. Inmobile, al contrario de lo que sugiere su nombre, se mueve y abre espacios por el frente de ataque generando facilidades a sus compañeros. Insigne, del Nápoles, es un incisivo atacante que, partiendo de banda y mostrando buen disparo, puede ser muy peligroso. Si esto fuera poco, espera Destro en el banquillo, delantero de la Roma capaz de dejar muy buenos detalles.
Las cartas están sobre la mesa. En Jerusalén buscará España su cuarto título, para Italia sería el sexto (han ganado las cuatro últimas finales que han disputado). No es que sean las estrellas del futuro, es que ya son estrellas.