Mañana del dos de julio de 2021. España se prepara para disputar los cuartos de final de la Eurocopa 2020 ante Suiza y algunos redactores hablamos de la conveniencia de publicar una crónica posterior al partido.
Entre bromas sobre la posibilidad de ir adelantando algún párrafo en previsión de lo que podría ocurrir en el partido, a mi compañero Jorge M. Rodrigo se le ocurre la posibilidad de ir escribiendo la crónica sobre la marcha. Hacer una especie de sucesión de momentos del partido. Enseñar los diferentes partidos que hay en un partido, según la definición de Jorge, que siempre tiene la frase perfecta para estas cosas.
Es normal en una crónica ir adelantando trabajo durante el partido. La diferencia en esta crónica de hoy está en que, habitualmente, cuando se acaba el partido toca volver a revisar todo lo escrito para darle uniformidad en función del resultado y las sensaciones que deje el partido en conjunto. Hoy vamos a experimentar escribiendo sobre cada momento sin luego mirar atrás ni modificar nada.
España volvía a los cuartos de final de un gran torneo, algo que no ocurría desde el triunfo logrado en la Eurocopa 2012. Es una forma de mitigar las prematuras caídas en los mundiales de 2014 y 2018 o en la Eurocopa de 2016. Cinco horas antes del encuentro, me daba por pensar en la montaña rusa que significa ser aficionado de La Roja. Mi generación es la que se acostumbró a caer en cuartos de final. Daba igual la sensación con la que llegáramos a la competición de turno, fuera por un codazo de Tassotti o por un árbitro egipcio, el tope estaba en cuartos.
La España del triplete, campeona en 2008, 2010 y 2012, nos malacostumbró. Ahora, volver a unos cuartos parece un buen destino. Seguramente, el más apropiado para caer con esta generación de jugadores. El hecho de enfrentarnos a Suiza y no a Francia, en los días previos, generó la ilusión de que fuera posible llegar a unas semifinales que pocos esperaban al arranque de la competición. A esta hora del mediodía, aun quedaba saber incluso las alineaciones, pronto para ir anticipando por dónde iría el partido.
Se acercan las 17h y llegan las alineaciones. En España vuelven Jordi Alba y Pau Torres, mientras Sariabia y Ferrán vuelven a ser los acompañantes de Morata en ataque. De Suiza me preocupa de antemano su solidez defensiva y la potente velocidad de Embolo. Una vez que sobrepasen la presión de la primera línea española, las opciones de que Embolo se lance contra la defensa de La Roja a campo abierto, da pánico.
Las 18h, arranca el partido. Empieza dominando España, buscando mover el balón mientras Suiza espera con las líneas juntas aunque dejando mucha distancia entre la zaga y su portería. A los siete minutos, casi antes de tener oportunidades, a la salida de un córner, Jordi Alba engancha un disparo que Sommer tenía controlada. Zakaria se interpone, desvía la trayectoria y España anota el 1-0.

En ventaja en el marcador, España sigue dominando el juego. Hasta el minuto 20, cuando el partido cambia. Un pase atrás peligroso para Unai Simón (casi un deja vu del partido ante Croacia) provoca una complicación defensiva que termina en córner para Suiza. En la presión, Embolo, el que más temor me despertaba, se lesionó, teniendo que ser sustituido por el talentoso Vargas.
Lo que en principio fue una mala noticia para el cuadro helvético, resulta el inicio de su mejor momento en el partido. España empieza a conformarse con la corta victoria y Suiza cada vez complica más las combinaciones de los nuestros. Aprietan mucho sobre los medios y atacantes españoles que vienen a recibir de espaldas, y aunque Pedri sigue madurando por minutos, cada vez Suiza se va acercando más. Aunque no genere demasiado peligro, provoca córners que incomodan a la defensa española.
Al descanso, Sarabia, renqueante casi desde el primer minuto, no aguanta y es sustituido por Dani Olmo. España no fluye. Widmer o Akanji se ven cómodos en defensa, Zakaria barre también en el centro del campo, y a base de la calidad de Shaqiri, los córners y poco más, la defensa española tiembla.
En una jugada desafortunada, a los 23 de la segunda mitad, Shaqiri emboca a pase de Freuler. La dinámica del partido es más que complicada para España, que necesita cambiar, ya que ha perdido la ventaja que traía.
Ese cambio de dinámica llega en el minuto 77, cuando una dura entrada de Freuler es castigada con tarjeta roja directa. Se supone que una selección bien trabajada en defensa como es Suiza, tratará de aguantar los más de 40 minutos que les separan de los penaltis. Habrá que buscar cambios con los que abrir el partido y romper la lata.
Así, los 13 minutos más el descuento que separaban al partido de la prórroga fueron un acoso de España, aunque en lugar de atacar con una bola de demolición, La Roja afrontaba el partido con un martillo. Ni Gerard Moreno, ni Dani Olmo, ni Ferrán… ninguno de los españoles tiene claro el camino del gol. No en vano, nuestro máximo goleador en el torneo es… «propia puerta».
De esta manera, se llega a una prórroga en la que, pasados apenas diez minutos, da la impresión de que se le debe hacer larga a Suiza. No parece normal que vayan a ser capaces de aguantar media hora con el ritmo de llegadas de España, aunque estas no sean claras.
En la segunda parte de la prórroga, parece todo encaminado a los penaltis. Para los suizos, una bendición, para España, una pena no haber acertado con las ocasiones de Alba, Llorente u Olmo. Sommer ha tenido una actuación espectacular que, esperemos, no alargue a la tanda de penaltis. En cuanto a los cambios de España, las salidas de Thiago y Rodri en los últimos minutos de la prórroga parecen tardías. Se les echó de menos para desarrollar criterio en el juego durante el segundo tiempo.
Llegados a los penaltis, cabe recordar la Eurocopa de 2008. La tanda de penaltis en cuartos ante Italia cambió la historia de nuestro fútbol, aunque esta vez parece más fiable Sommer que Unai Simón.
Empezar tirando es buena noticia, empezar fallando, como hizo Busquets, es casi una sentencia de muerte. En el segundo lanzamiento suizo, Unai Simón se luce y detiene el tiro de Schär. La pena es que el siguiente de España, Rodri, también falla. Unai se convierte en héroe deteniendo también el de Akanji, que cerró un gran partido con un lanzamiento lamentable.
Gerard Moreno nos da ventaja con un gran lanzamiento y Vargas nos deja un match ball lanzando el suyo a las gradas. Un especialista, como Oyarzábal, no falla en el penalti más importante de su carrera. España es semifinalista a base de sudor y paciencia.
Esperamos rival en Wembley, que saldrá del Italia – Bélgica. Unas semifinales inesperadas, pero que saben a gloria para una generación que no parecía estar a este nivel, y con una aproximación a la Eurocopa que no auguraba nada bueno. Toca ilusionarse, llegar a la final sería poco más que un regalo. Pero hay que ser conscientes de que aun no hemos tenido un rival de gran nivel, y en semifinales tocará medirse con uno de los favoritos. Toca disfrutar de lo conseguido. Nuestro sudor nos ha costado.
Si,para nosotros llegar a semifinales ya es superar la expectativas y a partir de ahora sólo toca soñar, porque vistas las cosas con frialdad, si eso es posible en un deporte tan emocional, ante Italia no somos favoritos,claro que también esto puede ser una pequeña ventaja.
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