Lo bueno de que el fútbol sea el deporte más famoso del mundo, es que los aficionados que forman parte de él, cumplen todas las posibles posturas a la hora de vivir lo que muchos llaman la «fiebre futbolera». Contamos con todas las posibles actitudes en cualquier rincón del mundo, representando a cualquier escudo.
Desde aquellos hinchas fanáticos que no viven esperando que suene el pitido del árbitro para que comience a rodar el balón, que son los mismos que toman el fútbol en su vida como si fuese su propia religión, pasando por los futboleros leales a su club, hasta aquellos que únicamente se sientan frente al televisor cuando se disputan los grandes partidos. Y porque son acontecimientos importantes, o eso les ha comentado alguien.
Pero la realidad es que si no todos, la mayoría, estamos relacionados con el deporte Rey. Y hoy, he sentido la necesidad de hacerle este pequeño homenaje al que consigue que estés pegado a la televisión, el mismo que te lleva a sintonizar la radio y ese que te mantiene el alma en vilo esperando el ansiado gol, si es que no te desespera porque necesitas que llegue el final y el cronómetro no corre. Al menos no para ti.

Ese deporte que es capaz de crear en ti infinidad de sentimientos alocados, donde la ilusión suele ser la protagonista. Porque el fútbol es eso, ilusión por ver a tu equipo conseguir la victoria, euforia compartida con otros aficionados y pasión, si algo le sobra es pasión.
El entretenimiento que es capaz de sacar sonrisas y crear amistades. De los pocos que consigue unir a la gente en una sola dirección. El único que en circunstancias complicadas como las que está atravesando la sociedad actualmente, es capaz de hacer olvidar los problemas por un par de horas. Pero es fútbol, siempre puede con todo.
Esta semana ha quedado demostrado que no importa en qué bando del fútbol estés para poder emocionarte con su mundo, con todo lo que lo rodea. No importa si eres considerado el mejor futbolista del mundo, si eres un periodista que estás retransmitiendo el evento o si eres ese aficionado que sigue el deporte desde casa, para poder soltar unas lágrimas. Da igual que rol ocupes, porque el fútbol consigue que te emociones, logra que vibres y que disfrutes con él.
Puede que haya a quienes les resulte extraña la devoción en torno a un deporte que consigue traspasar barreras mundiales. Quienes duden de que éste es capaz de llegar a cualquier rincón del mundo generando entusiasmo entre la gente. Un juego que produce alegrías y también tristezas.
Podríamos buscar responsables de su fama mundial, del conocimiento que tiene la gente en torno a él y del por qué tiene esa facilidad para mezclar gente de diferentes países y culturas.
La única respuesta posible son los aficionados, los verdaderos responsables, los culpables de situar al deporte por excelencia donde está. Porque ellos son quienes sienten verdadera pasión, por el deporte que mueve el mundo. Bendito fútbol…
Bendito y loco fútbol! Si hay algo que me encanta de este deporte es que durante 90 minutos es capaz de hacer que nos olvidemos de los problemas personales que podamos tener. Mucha gente lo llama «pan y circo», yo prefiero el término de arte.
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Buen artículo describiendo perfectamente lo que sentimos la mayoría de aficionados a este gran deporte que es el fútbol. El fútbol tiene una fuerza que es incomparable a cualquier otro evento. En el fútbol no se entiende de política ni de diferencias, es simplemente un espectáculo.
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