No se asusten, no vamos a hablar de alcohol en este artículo. Ni siquiera haremos referencia a la película homónima de Alexander Payne en la que podemos identificar al actor venido a menos con cualquier vieja gloria del deporte rey.
Lejos de todo ello, en nuestra entrada de hoy hablamos de las Copas. Esas competiciones en las que aún sobrevive el regusto de las noches de gesta, de los herederos de David imponiéndose a Goliat. Ayer y hoy se vivirán noches de infarto en Inglaterra, Francia y Alemania.
Mientras, en España, pese a las manidas quejas de falta de fechas en el calendario por los compromisos de selecciones, competiciones europeas, etc., estos días no hay fútbol. Bueno sí, dos partidos de Copa del Rey adelantados a Real Madrid y Sevilla, para salvaguarda de las opciones coperas de estos clubes que tienen otras citas cercanas. ¿Cómo van el Real Madrid y el Sevilla, y sus plantillas, a jugar Copa del Rey la misma semana que el Mundialito o el estrambótico LFP World Challenge? Sería injusto. Pregunten en Cornellá o Sabadell.
Los equipos grandes mandan mucho en nuestra Federación y el miedo a que se repitan las debacles, que aún suceden (Alcorconazo o Novelda sirvan como ejemplos), hizo que algún lumbreras se cargarse el torneo en la 2005-2006. Hasta esa temporada, y como ocurre en la mayoría del planeta futbolístico, las eliminatorias se disputaban a partido único en el estadio del rival inferior. Ahora, todo es caótico y favorece los intereses de los clubes superiores.
Primero con el sorteo. La federación designa a los rivales de las divisiones inferiores, normalmente 2ªB, a jugar contra los equipos europeos de la Liga. Se escuda en que es un impulso económico para el club pequeño, pero en la práctica supone un sorteo dirigido y la cuasi imposibilidad de clasificación del inferior. Y después con el doble partido. Las sorpresas son posibles en 90 minutos, en 180…

Así que los amantes de la épica, del fútbol de hombres y no de nombres, del de las emociones, dirigimos la mirada estos dos días fuera de nuestras fronteras. En Francia es el momento de la Coupe de la Ligue, un torneo organizado por la LFP gala en el que intervienen sólo equipos profesionales. Es decir, 44 equipos: los 20 de Ligue 1, los 20 de Ligue 2 y 4 clasificados de National. El hecho de que se reserve la competición a pocos equipos, y todos profesionales, da poco margen a la sorpresa, más frecuente en la Coupe de France. Además, los grandes aún no han debutado porque lo hacen en Octavos de final. Sólo podríamos destacar la supervivencia de equipos hundidos en la tabla de la Ligue 2: el Arles-Avignon, más parecido a un equipo de veteranos, con Zebina, Chimbonda y Mamadou Niang, y el Créteil Lusitanos del eterno Fred Piquionne.
En Inglaterra es la Capital One Cup, y en concreto sus Octavos de final, la que se disputa en estos días. Muy parecido al torneo francés, en esta competición sólo intervienen 92 equipos, prácticamente casi todos profesionales. El único pero que se le puede poner a la League Cup es que las semifinales sí son a doble partido. La final se disputa en el legendario Wembley y en esta edición ya han caído Everton, Arsenal o Manchester United, que cayó con estrépito 4-0 ante el modestísimo Milton Keynes Dons.
Tras la derrota del combativo Shrewsbury ante el Chelsea de Mourinho, los rivales modestos en los que apuntar con lupa son el Bournemouth y el Sheffield United. Este último es el rival de división inferior que permanece en el torneo, puesto que disputan la League One, el equivalente de la 2ª B española. No esperen encontrar estrellas en el equipo entrenado por el exinternacional Nigel Clough. Su jugador más en forma es Michael Higdon, un delantero procedente de la Eredivisie, que viene de marcar los dos goles de ayer ante el Milton Keynes Dons.

Por último, en Alemania es el turno de la DFB Pokal, la competición copera del país bávaro. Reúne a 64 equipos: los 18 de la Bundesliga, los 18 de segunda, los 21 ganadores de copas regionales y para el resto, los mejores de la tercera división. Es toda a partido único y la final se disputa desde hace años en el Olímpico de Berlín.
Hoy se podrá ver un interesante Hamburgo-Bayern. Pero también será el momento de equipos como el Aalen de segunda, que eliminó ayer a todo un Hannover 96, el Kickers Offenbach de cuarta (división sudoeste) que ganó al Karlsruher o el legendario Dynamo de Dresden, que revivió noches de gloria venciendo al Bochum.
Y el aficionado se olvidó durante una noche de que su equipo no se ve ni en televisión, de que vaga por las divisiones inferiores del país oportuno, de los sinsabores de los descensos. Porque en 90 minutos puede ser tan probable un gol de Cristiano Ronaldo como de Pablo Infante. Porque tanto Drogba como Higdon juegan con un par de botas, pisan el mismo césped y quizás, sólo quizás, jueguen con las mismas ganas.
Por nuestra parte, seguiremos al pie de la gesta, algo que siempre suele suceder entre copas.