Hace unos días escribía sobre el libro «Prepárense para perder«, de Diego Torres. Hoy le toca la disección a otro título que “glosa” la figura del entrenador portugués: «El efecto Mourinho. Tierra quemada”, de Eleonora Giovio. La periodista italiana tiene un currículo similar al de Torres -trabaja en “El País”, escribe sobre el Real Madrid y tiene una garganta profunda dentro del vestuario blanco-. Dicho esto, hay que decir que comete casi los mismos pecados que su egregio compañero.

Toda la estructura del libro está levantada en torno a los testimonios ocultos de gran número de personas que, de una u otra manera, por lo que se ve, tenían algo que decir del paso de Mou por el Real Madrid. Pero «El efecto Mourinho. Tierra quemada» es algo más creíble que el texto de Torres. Eleonora Giovio dedica un par de capítulos a elogiar, a través de las voces secretas de los testigos, a la persona de José Mourinho, nos hace una especial distinción entre el personaje -el entrenador- y la persona -el marido, el padre, el amigo…-. Incluso hay testimonios perfectamente identificados, como el presidente del club en el que jugaba el hijo de Mourinho, que no tiene, prácticamente, ni un sólo reproche para el portugués, más bien al contrario: todo son elogios y parabienes.
De todas formas, hostias le caen como panes a Mou, pero es más fácil creer esas «acusaciones» si previamente has dedicado algunas páginas, no muchas, pero sí algunas, a decir algo bueno de la figura sobre la que estás escribiendo. Es una técnica un poco básica, pero que a Eleonora Giovio le funciona bien.
Por mal que te caiga Mourinho, como es mi caso, también cuesta creer que se trate de la reencarnación del diablo en la Tierra. Algo bueno debe tener, caray. En cualquier caso, este libro, como le sucedía también al de Torres, tienen un estilo de redacción más que decente -la escuela de «El País» sigue teniendo su aquel- pero no pasarán a la historia por lo que cuentan, porque con tanto testimonio anónimo, creer todo lo que dicen es como creer en los Reyes Magos.
Si acaso, será recordados por cómo lo cuentan. Porque a mi, como periodista que no ejerce pero ejerció, lo que me llama la atención, poderosísimamente, es que puedas escribir todo un libro de 300 páginas con -supuestos- testimonios sin identificar. Podría hacer una lista de las personas que me caen mal, y siguiendo esta táctica, servirme una revancha de esas de las buenas. No sé que pensaría un juez de esto si yo me presentara en un juzgado con esas páginas y esas declaraciones anónimas como únicas pruebas y hechos… También se carcajearía de mí. Seguro.
Vamos, que no es serio. Vaya. Pero olvidaba que vivo en España…