Pocas veces desde Europa echamos la mirada a lo que acontece al otro lado del charco. Sobre todo si se trata de Sudamérica y más aún si hablamos de fútbol. Nuestra conciencia eurocentrista provoca que la Copa Libertadores, su Champions League, pase de puntillas por nuestros medios deportivos.
Quizás sea porque en este continente el desequilibrio entre las dos grandes potencias futbolísticas, Brasil y Argentina, y el resto de países reste competitividad a un torneo legendario. Pero como en la Champions y siempre que el balón sea el protagonista, todo puede suceder. Y emulando a la gran Libertadores 2012 de la U de Chile, (llegó a semifinales) hay un curioso equipo que ha recogido el testigo de la revelación: el Universitario de Sucre boliviano. Lástima que el poderío económico de otra Universidad, la mexicana de Nuevo León, y sus Tigres hayan eliminado a los bolivianos no sin sufrimiento.
Como decíamos, el Universitario de Sucre es un equipo curioso. Cuentan que fue fundado por dos profesores de la Universidad San Francisco Xavier (nombre que aparece en la denominación oficial) en los 60 cuando unificaron varios equipos de facultades. Sus inicios estuvieron ligados a las divisiones inferiores, excepto una fallida experiencia en la élite en 1969.
Pero el Universitario que hoy conocemos viene de 2005, cuando vuelve a Primera División. Y ya dando sorpresas, puesto que al año siguiente se clasificó para la Copa Sudamericana (similar a la UEFA), en donde nunca ha pasado de Octavos de final. Aunque en 2008 ganara el Apertura, lo que le valió su primera presencia en la Libertadores, el Universitario dio la campanada ganando su primer Clausura el año pasado.

También es cuando menos interesante conocer a la figura que ocupa el banquillo del equipo estudiantil: Julio César Baldivieso. Considerado uno de los jugadores más grandes que ha dado el país, junto con Etcheverry, Erwin Sánchez o Cristaldo. Como futbolista se convirtió en un auténtico trotamundos, jugando en Newell’s Old Boys argentino, Yokohama Marinos japonés o incluso en el Al Nasr de Arabia Saudí.
Sin embargo, como técnico siempre quedará marcado por el día en que hizo debutar a su hijo Mauricio con 12 años en el Aurora de Primera en 2009. Una semana tardarían en destituir al padre, quien ni siquiera había consultado con la directiva del club el extraño debut. Pero es que Baldivieso es… especial. Sus excentricidades, como por ejemplo pensar en un complot al dar positivo en un control antidoping, le han granjeado cierta animadversión en su país. Por cierto, Mauricio Baldivieso es hoy en día un prometedor jugador de 18 años, que sigue acompañando a su padre a cada equipo que va.
Otra cuestión reseñable es la capitanía del equipo. Un cordobés, Rubén de la Cuesta, es el encargado de portar el brazalete de capitán del docto. Criado en el mítico Séneca, intentó buscar su oportunidad en el filial del Atlético de Madrid. Sin suerte, acabó pasando por Zamora y Guadalajara, en donde estuvo los cinco años previos al ascenso a 2ª.
De ahí a Lucena y Balompédica Linense, momento en el que pensó que a sus más de treinta años ya estaba harto de la 2ªB e hizo las maletas. Dos temporadas le han valido al tronco (como lo llaman) para conquistar Bolivia, haciéndose amo y señor del centro del campo universitario. A sus 33 años no se plantea volver a España, prefiere aprovechar el gran momento. Como aprovechó la ocasión anoche para anotar un gol que nunca olvidará ante Tigres en octavos de Libertadores.

En definitiva, esta Copa Libertadores 2015 nos ha servido para conocer al Universitario de Sucre, gran revelación del torneo. Aunque ya no vuelvan a pasar por el Estado Patria, a casi 3.000 metros de altura, equipos como Cruzeiro o Huracán, siempre nos acordaremos del equipo de la Ciudad Blanca en el que un cordobés es estrella. Compartiendo vestuario con el jugador más precoz de la historia y la figura más polémica de los banquillos bolivianos.
Este es el Universitario San Francisco Xavier de Sucre, un equipo olvidado del altiplano, que nunca alcanzará la fama de Boca, River Plate o Flamengo. Pero como decía su míster Baldivieso: “Si hubiese nacido en Brasil o en Argentina, estaría jugando en el Real Madrid.”