El trébol de tres hojas es el símbolo nacional de Irlanda. Esas tres hojas representan al amor, la esperanza y la fe. La diferencia con el trébol de cuatro hojas es que al primero le falta la hoja de la fortuna.
Esta pequeña introducción botánica puede servir para explicar la carrera de Paul McGrath, al que, a pesar de faltarle una pizca de fortuna, le sobraron amor, esperanza y fe para sobrevivir en el mundo del fútbol.
Paul es hijo de madre irlandesa y padre nigeriano. Su madre, asustada ante la posibilidad de que su padre descubriese que había quedado embarazada de un inmigrante de color, viajó en secreto a Londres para dar a luz a su hijo, cuya infancia transcurrió entre varios orfanatos.
Como juvenil, Paul llamó la atención de los ojeadores del Manchester United, pero debutó como futbolista profesional en el Saint Patricks, donde destacó hasta ganarse el apodo de “la perla negra”. Un año después de su debut, McGrath fue contratado por el United, entonces dirigido por Ron Atkinson.
A pesar de comenzar jugando como mediocentro defensivo, con el tiempo se acabaría asentando en su verdadera posición, la de defensa central, donde llegó a ser considerado como un artista a la hora de defender.
Pronto se vería que la fortuna evitaba totalmente a Paul, quién tuvo varias lesiones de rodilla que fueron decisivas en la nueva etapa que se inició en el United con la llegada del histórico Alex Ferguson.

Quizá intentando soportar dichas lesiones, Paul cometió el gran error de comenzar a flirtear con el alcohol. Esa nefasta relación se sumó a sus problemas físicos para provocar un inevitable enfrentamiento con Ferguson, que le hizo ver al irlandés que lo quería lo más lejos posible de su lado. El equipo accedió a los deseos de su entrenador y le ofreció al jugador un homenaje y 100.000 libras para que se retirase, pero Paul amaba demasiado al fútbol y puso toda su esperanza en poder seguir jugando, al negarse rotundamente a aceptar la oferta del Manchester, que lo colocó de inmediato en su lista de transferibles.
Su antiguo entrenador, Atkinson, puso su empeño en contratarlo para el Sheffield Wednesday, pero el club que logró hacerse con los servicios del defensa fue el Aston Villa.
En Villa Park, la fe de McGrath, a pesar de sus problemas físicos, le llevó a alcanzar su mejor época como futbolista. En su primera temporada, el equipo estuvo a punto de proclamarse campeón de liga, claudicando al final ante el Liverpool. En la temporada 1992-93, el Aston Villa contrató a Ron Atkinson, que llevó a “los villanos” hasta un nuevo subcampeonato de liga, esta vez tras el Manchester United. Esa temporada Paul McGrath fue nombrado jugador del año en Inglaterra. Al año siguiente, el Villa sería campeón de la copa de la liga al derrotar en la final al Manchester United de Alex Ferguson.
En la Copa del Mundo de 1994, Irlanda debutó venciendo a la todopoderosa selección de Italia por 1-0, con un extraordinario partido de McGrath, que anuló a la estrella italiana Roberto Baggio.
Paul McGrath abandonó el Aston Villa en 1996 y está considerado como uno de los más grandes jugadores de la historia del club.
Según el jugador, Ferguson lo definió como “un borracho con las rodillas podridas”. McGrath reconoció en su autobiografía (que se convirtió en el libro deportivo irlandés más exitoso de todos los tiempos) que se operó de las rodillas en ocho ocasiones y que llegó a jugar varios partidos bajo la influencia del alcohol. A pesar de todo eso, se puede decir que Paul McGrath consiguió triunfar en el mundo del fútbol.
Quién sabe lo que hubiese sucedido si el trébol de su vida hubiese tenido cuatro hojas en vez de tres… O si no se hubiese cruzado con Alex Ferguson.