Cuarta jornada consecutiva en la que el Sevilla F.C. no consigue la victoria. El equipo de Jorge Sampaoli vuelve a confirmar la crisis en la que está sumido, esta vez ante un Sporting al que le sabe a gloria cualquier punto arañado en su lucha por la salvación.
El pasado 2 de marzo doblegó al Athletic en el Pizjuán con gol de Iborra. El Sevilla se consolidaba en la tercera plaza, dejando al Atlético de Madrid a 9 puntos. Se codeaba con Barça y Madrid, y lo de disputar el título de Liga hasta el final parecía tomar forma. Además, el 2-1 logrado contra el Leicester apenas una semana atrás le daba alas para seguir soñando y colarse entre los 8 mejores del continente. Sampaoli entraba en todas las quinielas para ocupar el banquillo de algún grande y todo eran halagos para el argentino en su primer año en Europa. Cómo han cambiado las cosas en cuatro semanas.
Tras esta alegría contra los vascos, llegaron dos tropiezos cuanto menos sorprendentes en forma de sendos empates contra Alavés y Leganés. Parecía que el equipo se reservaba para aguantar el partido de vuelta en Leicester. Pero lo que llegó fue un cruel mazazo, que tuvo su máxima expresión con el penalti fallado por N’Zonzi. Si al equipo se le había encendido la luz ámbar de precaución, tras esto saltaron todas las alarmas. Y la crisis se acabó de confirmar con la pobre imagen que dieron en el Calderón, de donde se llevaron tres goles como tres soles.
Ahora el Sevilla es cuarto, a tres puntos del Atlético, a 10 del líder, y a 9 de una Real que tan solo necesita creer un poco más en ella para poner en apuros a los andaluces. El equipo está asfixiado. Sampaoli ha exprimido al limón hasta secarlo y ahora mismo cualquier rival mínimamente ordenado puede ponerlo en serios apuros. La defensa hace aguas, Nasri no desborda, falta un delantero de verdad, y el único que aguanta el empuje es Vitolo, pero pocos o nadie le acompañan.

Se enfrentan esta tarde a un Barcelona que sigue en su empeño por ponerle las cosas un poco difíciles al Madrid. 6 años de la última vez que el Sevilla puntuó en el Camp Nou y hay que retroceder 15 para encontrar una victoria visitante. No parece el escenario ideal para pensar que pueden corregir el rumbo. Los dos puntos que separaban a ambos equipos hace un mes se han cuatriplicado.
Y esta diferencia es aún más abismal viendo los pocos recursos futbolísticos que demuestran los pupilos de Jorge Sampaoli. Mirando lo que hay, parece casi un milagro que hayan aguantado arriba tanto tiempo. Y la sensación que queda es que quisieron volar demasiado alto y ahora no hay quien frene esta caída.