Los sepulcros de grandes futbolistas y entrenadores de nuestro fútbol, se encuentran en los cementerios de nuestro país anónimos y sin ningún tipo de atención o cuidado especial.
Este es el caso de Luis Aragonés, ese señor de aspecto viejo y entrañable, que a lo largo de su intachable trayectoria profesional tanto como jugador, así como entrenador, más conocido como el sabio de Hortaleza, o también como zapatones en su etapa como jugador, marcó un punto de inflexión en el fútbol español.
El 1 de febrero de 2014 las tierras del cementerio de Alcobendas en Madrid, acogieron el cuerpo de quien nos hizo creer, marcando un estilo de juego a toda una generación que sin lugar a dudas llevaba el estilo y el sello del madrileño. Este próximo año se cumplirá una década de su ausencia y sigue reposando como uno más en el anonimato, con la frase genérica y habitual en estos casos “nunca te olvidaremos”, recibiendo tan sólo la visita de algún familiar directo.
Ernest Hemingway en su exitosa novela El viejo y el Mar, presenta a un viejo pescador, Santiago, que representa valores como la valentía, la tenacidad, la lucha contra la adversidad y la astucia, marcándose un objetivo claro cada vez que salía a la mar, la pesca del pez más grande, para volcar sobre los demás estos valores y demostrar que todo es posible si uno prioriza sus metas para conseguir su fin.
Nosotros tuvimos reflejados todos estos valores en Luis Aragonés, que fue capaz de transmitírselos a sus jugadores, porque al igual que el viejo pescador de Hemingway que sólo pensaba en pescar, pescar y volver a pescar…..el sabio de Hortaleza solo imaginaba ganar, ganar y volver a ganar. Así de este modo se forjó la leyenda, cuyo estilo de juego supuso un punto de inflexión en nuestra mentalidad y estilo que aún perdura, traduciéndose en títulos hasta ese momento inalcanzable.
En el verano del año 2008, Aragonés hizo realidad el sueño de todo un país. Con la consecución de esta segunda Eurocopa, pasamos del rancio y añejo televisor en blanco y negro de dimensiones incalculables, al televisor de plasma plano a todo color, sin importarnos que nos había costado 44 años la consecución de un título, que sin saberlo posteriormente, nos dinamitaría de nuevo a la élite del fútbol mundial.
Ahí en este colorido cementerio La Paz de Alcobendas, una necrópolis de concepto único en nuestro país, tal y como lo era él como entrenador, en sus praderas descansa Luis Aragonés, el Sabio y el Fútbol.
Así es la vida,vamos declinando y morimos,el recuerdo del ausente va ligado a muchas circunstancias y por mucho que signifique ser una persona importante en vida, pocos genios tienen para la Humanidad la importancia que les permita la inmortalidad en los recuerdos y Luis Aragonés no es uno de ellos,con todos mis respetos,no obstante este artículo es prueba de que aún tiene significado para algunos.
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